La expectación no podía ser mayor. Por primera vez en dieciséis años una nueva película de ‘Star Wars’ (ya saben, La Guerra de las Galaxias) iba a estrenarse en cines. La cinta tuvo que distribuirse a salas con un nombre falso para evitar problemas de piratería, en EE. UU la gente incluso llegó a pagar el precio completo de una entrada para simplemente ver el ansiado tráiler una y otra vez. Para colmo, era la época del florecimiento de internet y el ansia por saber más y más acerca de la nueva película se convirtió en una auténtica fiebre, algo a lo que no ayudó el exceso de merchandising y publicidad que se produjo previo al estreno. Hay quien dice que el exceso de expectativas fue lo que convirtió el evento galáctico en la decepción astronómica (ejem, perdón). Pero seamos honestos. ‘La amenaza fantasma’ tenía problemas más allá que el exceso de expectación y si, también grandes virtudes.
‘Star Wars Episodio I: La Amenaza Fantasma’ tiene por delante la difícil tarea de dar comienzo a la nueva trilogía de la saga, y lo que es más importante aún, contar la historia de origen del villano por excelencia, Darth Vader, cuando aún era conocido como Anakin Skywalker, el joven aprendiz de Jedi.
Ambientada 33 años antes que los eventos del film original, ‘La Amenaza Fantasma’ nos sitúa en el contexto de la pacífica y democrática República Galáctica, previa al totalitario imperio dominante en la trilogía original. El escenario político se encuentra algo agitado en la República en lo que parece los ciernes de tiempos más oscuros. La reina Amidala (Natalie Portman), del planeta Naboo, es la figura clave del movimiento que busca recuperar el ambiente pacífico de la República. Amidala contará con la ayuda de dos Caballeros Jedi, los protectores de la paz de la República, llamados Obi Wan-Kenobi (Ewan McGregor) y Qui-Gon Jin (Liam Neeson). Precisamente serán estos Jedi los que se encuentren en su camino con el joven Anakin Skywalker (un joven Jake Lloyd cuya vida ha sido irónicamente errática fuera de las pantallas), una joven promesa del uso de la Fuerza, esa energía mística que todo lo controla y de cuyo estudio se encarga la Orden de los Jedi. Sin embargo, como suele pasar con las jóvenes promesas, su futuro es incierto y sus poderosos talentos pueden convertirse en un arma poderosa en las manos equivocadas. Asistimos al inicio del fin, al primer paso en el camino que va del inocente Anakin al temido Darth Vader.
Si hubo un motivo por el que la primera entrega de Star Wars fue porque acertó de lleno en los lugares en los que debía esforzarse más. Deslumbró a todos con su imaginación visual a pesar de contar con una trama de construcción muy básica de héroe, chica y tipo duro. El problema de ‘La Amenaza Fantasma’ es que busca impresionar a la vez que ofrecer una historia sólida, pero la comunicación entre imagen y narrativa es pésima, lo cual obedece a una idea muy sencilla, George Lucas es un genio visual pero un guionista mediocre, y la trama le viene grande. Si volvemos la vista a la trilogía original veremos cómo se desarrolla el mismo escenario de nuevo, Lucas sale airoso de la primera entrega pero se debe básicamente a que se trata de desarrollar el arquetipo más sencillo posible de las historias de aventuras. Sin embargo, a la hora de afrontar historias más complejas – como las del episodio V y VI – Lucas necesita de la ayuda de un guionista consagrado como lo era Lawrence Kasdan. Para la nueva trilogía Lucas decide afrontar las labores de escritura en solitario, y se trata de afrontar una trama compleja y ambiciosa.
A pesar de flaquear en la narrativa ‘La Amenaza Fantasma’ comparte uno de los grandes puntos fuertes de la trilogía original, es deliciosamente inocente e ingenua. Se trata de una cinta que busca asombrar y divertir al espectador, incluso sabiendo que es más ambiciosa de lo que la tecnología de la época le permitía, lo mismo que ocurrió en 1977, pero decide asumir el riesgo y lanzarse al vacío y quizás no haya envejecido bien o el público la haya tratado injustamente, pero se trata de una página más de la saga y la sensación de asombro que produjo en mi Yo de nueve años la primera vez que la vi en cines seguramente se parezca mucho a la que produjo el film original en las generaciones previas, y eso es encomiable.
El otro gran fuerte de la cinta es que cuenta con un villano increíblemente carísmatico, el siniestro Darth Maul interpretado por el especialista Ray Park, capaz de llamar la atención y llenar el vacío que supone la ausencia de Darth Vader pero, de nuevo, nos encontramos con una decisión equivocada y Lucas en lugar de mantenerlo en el resto de la trilogía y darle mayor relevancia decide quitarse de un plumazo al que ha sido el mejor villano de las precuelas, con diferencia. Por suerte, siempre nos quedará el consuelo de disfrutar de las magníficas composiciones de John Williams, quien cumple con creces en su cita.
http://https://www.youtube.com/watch?v=qzVBqBosf5w
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6/10
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7/10
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9/10
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6/10
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Resumen
Lo mejor: Poder volver a ver una entrega de ‘Star Wars’ y sentirnos como niños otra vez
Lo peor: Lucas no se toma la historia suficientemente en serio y flaquea en algunos momentos