Estamos casi a finales de enero, y ya podemos disfrutar de algunas series interesantes. Además de los regresos más esperados como ‘True Detective’ (HBO), ‘The Punisher’ (Netflix) o ‘Luther’ (BBC), se han estrenado series nuevas muy recomendables: ‘Il Miracolo’ (Sky), ‘Sex Education’ (Netflix) o ‘Black Earth Rising’ (Netflix) son buena muestra de ello.
Aparte de las que he mencionado, hay una que no merece pasar desapercibida. Se trata de ‘Wayne’, la nueva serie de Youtube, una joya que recomiendo en especial. Una road movie protagonizada por dos adolescentes que recuerda a ‘The End of the F***ing World’ en cuanto a estilo. La serie sigue las andanzas de Wayne, un adolescente de 16 años, que junto a su amiga o novia Del (que acaba de conocer) se embarca en una motocicleta desde Massachussets a Florida para recuperar el Pontiac Trans Am del 78 que le robaron a su padre justo antes de morir.
La serie tendría que haberse llamado ‘Wayne y Del’, pues en realidad está protagonizada por ambos personajes, cuyas vidas tienen evidentes paralelismos. Para el espectador será una delicia ver la relación que surge entre ellos. El tono paródico de algunas escenas y personajes también será un punto a favor para conquistar al público.
Wayne es un joven inadaptado, marginal, raro, rechazado por ser diferente, que causa verdadero pánico entre sus compañeros por su comportamiento absolutamente salvaje. Pero detrás de esa máscara de sangre hay un chico ansioso por ser normal y tener una familia en la que sentirse querido (en el primer capítulo el padre muere de cáncer). Es un inadaptado de la vida, cuyos actos vandálicos, la rebeldía, la rabia interior y la violencia descarnada provienen de la tristeza, la soledad, el desarraigo y el desamparo que siente. Se cree que no necesita nada ni a nadie, cuando lo que le falta es precisamente el amor de los demás. Y lo mismo sucede con Del. A ambos les une tener una familia disfuncional, un pasado problemático y un carácter feroz que se han forjado para combatir la sociedad de alguna forma (en este caso, la americana, a la que se le dirige una crítica brutal).
Las escenas con gran dosis de violencia junto con la banda sonora metalera (como si de ‘Sons of Anarchy’ se tratara) y el humor negro (con el cáncer por ejemplo) se contraponen con la ternura y el fondo de la serie (el quinto capítulo, centrado en Del, es sensacional). Wayne sufre mucho, por eso se comporta así. Poco a poco veremos su faceta justiciera, su gran corazón. Quiere ser como su ídolo Conan, el bárbaro, un justiciero. Las injusticias le sacan el salvaje que lleva dentro (todos tenemos uno), no está hecho para vivir en civilización, lo cual es muy discutible (la dicotomía entre civilización y barbarie es compleja). Precisamente esto es lo que más me ha gustado de la serie, el contraste y el gris de sus dos protagonistas, Wayne y Del, lo que ocultan sus rostros. Después de viajar con ellos durante diez episodios, querrás más de esta comedia dramática, que es muchas cosas a la vez: salvaje, delirante, tierna, divertida, irreverente, loca y políticamente incorrecta.