Si te suenan ‘One spring night‘ y ‘Something in the rain‘, y además, estás obsesionada con ellas, te encantará saber que unos años antes, su director, An Pan-Seok, dirigió ‘Secret Love Affair’, ofreciendo una vez más, la mezcla perfecta de romance prohibido, sociedad encorsetada y personajes tan enamorados que consiguen olvidar todo lo que a su alrededor ocurre.
‘Secret Love Affair’ cuenta la historia del romance secreto entre Oh Hye-Won (Kim Hee-Ae), una mujer de unos 40 años, y Lee Sun-Jae (Yoo Ah-In), veinte años más joven. Oh Hye-Won trabaja como directora de planificación de la Seohan Arts Foundation. Es elegante y destaca en el trato con otras personas. Oh Hye-Won se involucra en una historia de amor con Lee Sun-Jae, un genio al piano cuyo talento acaba de ser descubierto por la fundación en la que ella trabaja.
Pocas cosas hay como el color de las series viejitas cuando llevas unos pocos de K-dramas a tus espaldas. En general su factura y la dinámica de sus narraciones nos produce nostalgia y nos prepara para un drama de los de verdad, de esos que arrasan con la vida de los protagonistas cual huracán, no dejando títere con cabeza. Ese sentimiento de nostalgia y anticipación, gracias a la experiecia previa, te hace coger la serie con ganas desde el primer momento. ‘Secret Love Affair’ no decepciona.
Se ve la ciudad en las escenas de transición y caemos rendidos ante un montaje que va a dejarnos con la boca abierta con su sencillez y planos cortos. ¡Cómo ha cambiado el parque automovilístico de Seúl y qué similar se ve el resto de la ciudad a pesar del paso de los años cuando los protagonistas pasean por sus calles! La narración permite al director jugar, la mayor parte del metraje con espacios muy reducidos. Gran parte de las escenas se ruedan en pequeñas habitaciones con solo un piano por decoración, o en alguna de las residencias de los personajes principales.
En cada una de las localizaciones se presenta la impronta y el trasfondo social de los personajes. Esta es una serie de contrastes y de realidades que caen como jarros de agua fría sobre nosotras, pues habla de esa inclinada escalera social y de lo vertiginoso que puede ser escalarla mientras te pierdes por el camino. La familiaridad de la casa de Lee Sun-Jae, que vive en una estancia humilde abarrotada de objetos que hacen de ella un hogar pese a la falta de comodidas es dramáticamente opuesta a la frialdad del hogar de Oh Hye-Won, cuya vivienda, con sus tonos madera de líneas elegantes no consigue mostrar calidez por mucho que lo intenta.
Esta es una de las miles diferencias que separan y a un mismo tiempo hace que ambos protagonistas se sientan atraídos el uno por el otro. Lo que tienen y son, lo que buscan ser y la felicidad y espacio seguro que se ofrecen el uno al otro mientras no piensan en las consecuencias, hace que su relación madure y evolucione desbocada hasta ser inherente a quienes son, descubriéndose cambiados y sin retorno posible a sus anteriores vidas. ¿Serán capaces de esconder como se sienten? ¿Serán descubiertos? ¿Qué ocurrirá si eso pasa?
Oh Hye-Won es una mujer implacable, una escaladora social como pocas. Inteligente, calculadora y sabedora de todo lo que ha sacrificado para estar en los círculos que su talento una vez le abrió, pero que su familia y situación económica mantenía alejada. Kim Hee-Ae está soberbia en una intepretación descarnada. La suya es una mujer rota y perdida, que solo se da cuenta de que lo está cuando se cruza con un joven lleno de talento y cero pretensiones que vive día a día sin querer más que sencillamente ser feliz y honesto consigo mismo. Yoo Ah-In como Lee Sun-Jae es la elección perfecta para un papel atractivo y atormentado por las circunstancias que le tocan vivir. Este es uno de sus papeles más trágicos y supera con creces nuestras expectativas interpretativas al desnudarse (metafóricamente) en pantalla.
Ella queda en shock ante el nivel humilde de vida de él y el cae rendido ante su compostura y elegancia. Las primeras escenas que compaten en la casa de Lee Sun-Jae hacen ver como Oh Hye-Won se siente sobrepasada y fuera de lugar, pero en el buen sentido. Es en ese momento que la realidad te golpea y te hace plantearte cuando talento no hay desatendido o por descubrir en el mundo. Nos damos cuenta de que vivimos en una mentira llamada igualdad de oportunidades y sonreímos amargamente porque un drama, una vez más, nos saca del letargo de la conformidad de la rutina y nos recuerda las múltiples realidades que se viven.
Música clásica a tope. Eso es lo que ofrece su banda sonora, con la que quedas obsesionada sin darte cuenta. La intensidad con la que los protagonistas viven la música traspasa la pantalla y te hace vivirla en primera persona. Es dificil no dejarse llevar por ella, cerrar los ojos y disfrutar del concierto que se presenta en pantalla. La delicadeza de las notas sonar y el juego de la cámara al grabar sus manos sobre el teclado diciendolo todo sobre el romance que nos espera es una de las verdades a voces más sutilmente contada de Dramaland.
La compenetración y química en las escenas musicales es el alma de ‘Secret Love affair’, las cuales, acompañadas de conversaciones honestas, soltadas sin filtro alguno, como solo alguien joven e inmaduro puede hacer, son las señas de identidad de una serie que presenta un mundo frívolo, gobernado por la avaricia y la creencia de que el ser humano tiene más valor cuanto más gruesa es su cuenta bancaria.
Cómo buen drama que es, la tragedia golpea cuando menos te lo esperas, y consigue que los planes establecidos se derrumben como un frágil castillo de naipes. ‘Secret Love Affair’ presenta un elenco sólido, arcos narrativos interesantes, un romance de esos prohibidos que tendrás que ver para averiguar si llega a buen puerto, un una factura técnica más que conseguida, sobre todo en el apartado sonoro. Déjate llevar por su historia, su música y sus personajes.
Tráiler de ‘Secret Love Affair’
¿nos encanta?
Overall
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Fotografía
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Interpretaciones
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Banda Sonora
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Edición y montaje
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Guion
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Originalidad
User Review
( votes)Lo mejor:
- Una banda sonora que quita el hipo.
- Unas interpretaciones magistrales, sobre todo al piano.
- Es un drama de los de siempre, tan épico como trágico.