Grata sorpresa me he llevado al ver la primera temporada de ‘Homecoming’, la nueva serie de Amazon, que reúne muchos rostros conocidos y talentosos del mundo televisivo. Aunque la serie está protagonizada por Julia Roberts, una actriz de cine (que aquí está pletórica), el director de los diez episodios es Sam Esmail, creador de la interesante ‘Mr.Robot’, y en el reparto (de lujo) aparecen muchos actores fácilmente reconocibles como: Bobby Cannavale (‘Boardwalk Empire’, ‘Vinyl’), Sissy Spacek (‘Castle Rock’, ‘Bloodline’), Alex Karpovsky (‘Girls’), Frankie Shaw (‘SMILF’), Shea Whigham (‘Boardwalk Empire’, ‘Fargo’), Jeremy Allen White (‘Shameless’), entre otros.
Julia Roberts interpreta a Heidi Bergman, una asistente social en Homecoming, centro de terapia para veteranos encargado de ayudar a los soldados a integrarse en la vida civil (de lidiar con la salud mental de estas personas, con sus respectivas secuelas psicológicas y estrés postraumático). Andando el tiempo, cuando Heidi ha comenzado una nueva vida, aparece en escena Thomas Carrasco, un auditor del Departamento de Defensa, que cuestiona por qué la terapeuta abandonó Homecoming. Quiere averiguar lo que pasó, en concreto, el incidente que sucedió con Walter Cruz, principal paciente de Heidi.
El argumento sin duda esconde detalles relevantes. A medida que vas viendo episodios tienes más ganas de saber que está pasando (el espectador sentirá el inevitable desconcierto). En apenas media hora, la duración de cada episodio, Sam Esmail nos deslumbra visualmente, cuenta un relato, cimentado en los planos y en la música, que recuerda a ‘Fargo’ en muchísimos momentos. El estilo visual es absolutamente genial con planos secuencias maravillosos. De hecho, está claro que han querido homenajear a clásicos del misterio y del suspense a través de su bella estética, su fotografía y el desarrollo de algunos de sus planos. La toma vertical en que un personaje está bajando unas escaleras, la forma bajo la que aparecen los títulos de crédito, la diversidad de encuadres o el zoom hitchcockiano son algunos ejemplos del homenaje evidente a Alfred Hitchcock.
Pero no solo la imagen está tratada soberbiamente, sino también la música. De hecho, la banda sonora está construida pensando en los clásicos del género, que se arman a partir de una atmósfera intrigante y opresiva. Precisamente, estamos ante una narración conspiranoica (nada es lo que parece, tiene ciertos aspectos de ‘The Prisoner’, una pionera serie inglesa de la década de los 60 en donde la paranoia ejercía un papel importante), cuya atmósfera ayuda a crear una historia con mucho misterio, inquietante, desconcertante, a ratos surrealista, orgánica, rara, onírica, con aires de tragedia y electrizante (inmediatamente pensé en ‘Twin Peaks’). De hecho hay un personaje, que encarna Jeremy Allen White, críptico y hermético, quien tiene una escena que asocié con Lady Leño, personaje misterioso muy querido en la serie de David Lynch.
Su estructura (el montaje) es la de un rompecabezas perfectamente armado, que con el tiempo va cobrando sentido, y que constantemente juega con el pasado, el presente y el futuro (la diferenciación de las líneas temporales tiene que ver con la forma de rodar los planos, el encuadre de la imagen). Aborda, lenta pero brillantemente, asuntos como la identidad (¿Quiénes somos?, ¿dónde está realmente el yo real?), la verdad, la mentira, los recuerdos, la culpa, el fingimiento (en realidad, el engaño quizá no tendría que asombrarnos ni dolernos tanto, ya que es nuestra condición natural). No dudéis en ver ‘Homecoming’, un drama/thriller que cuenta la historia de una forma excelente. Una serie brillante que no trata al espectador de tonto, otra de las imprescindibles del año.