2018 ha sido un buen año en cuanto a series se refiere. Es difícil decantarse solo por tres para conformar el podio de lo mejorcito en estos 365 días. ‘Westworld’, ‘Counterpart’, ‘The Handmaid’s Tale’, ‘The Americans’, ‘Killing Eve’, ‘Succession’, ‘A Very English Scandal’, ‘My Brilliant Friend’, ‘The Looming Tower’, ‘Kiri’, ‘Fauda’, ‘El método Kominsky’, ‘El día de mañana’, ‘Wild Wild Country’, ‘Heridas Abiertas’, ‘Gigantes’, ‘Atlanta’, ‘Il Miracolo’, ‘BoJack Horseman’, ‘The Deuce’, ‘Arde Madrid’, ‘The Good Fight’, ‘Fariña’, ‘La maldición de Hill House’ son algunos ejemplos de las mejores ficciones televisivas de este año (me dejo alguna seguro).
Sí, habéis leído bien, ‘El día de mañana’, ‘Gigantes’, ‘Arde Madrid’ y ‘Fariña’ son series españolas y están entre lo mejor que he visto este año. Creo que ya es hora de que dejemos de menospreciar la ficción nacional, que gracias sobre todo a la producción de Movistar + ha dado un gran salto de calidad. ‘Fariña’ es en mi opinión la mejor serie española del año con diferencia. Es muy meritorio que esta serie, de una calidad soberbia, sobre el narcotráfico en Galicia, haya sido emitida por una cadena generalista como es Antena 3. Es un claro ejemplo para sostener y defender la tesis de que las series españolas pueden competir cara a cara, o jugar en la misma liga que las internacionales.
A mediados de año, ‘Westworld’ tenía todas las papeletas para conformar mi podio personal debido a la complejidad que entrañan sus diferentes líneas temporales y múltiples tramas de personajes. Un relato coral, desordenado y fragmentado, con resonancias bíblicas, que sirve como radiografía impecable acerca de la condición humana, a partir de las tecnologías que estamos construyendo (asunto que uno de sus creadores ya abordó, aunque sin excelencia, en ‘Person of Interest’). Una obra maestra de la televisión actual en la que puede resultar complicado entrar, pero altamente recomendable. Seguro que a lo largo de los próximos años seguirá dando mucho que hablar.
O también ‘The Handmaid’s Tale’, tan necesaria en estos tiempos, cuya segunda temporada finalizó con un episodio desolador, terrible, aunque imperfecto. El nombre del episodio, “El verbo”, con claros ecos bíblicos, es muy revelador. La palabra es fundamental, de alguna manera contar es sinónimo de existir (“Yo cuento, luego existo”). La protagonista lucha para que se les devuelva la palabra, con tal de recuperar algo tan importante, el ser y la identidad. Los nuevos trece episodios supusieron un impacto en el espectador, a quien no concedieron ni un respiro (la calma fue efímera, tan solo un espejismo). El detallismo exquisito, la belleza de la composición de los planos, los castigos (aún más severos), los temas controvertidos tratados sin tapujos, el ritmo, el tono, el estilo visual, la angustia existencial, el sentimiento de opresión, los símbolos como herramienta de resistencia, se amplificaron mucho más en esta temporada, de una crudeza absoluta.
Dicho esto, sin desmerecer a las series anteriores, mi selección particular de las tres mejores es: ‘Homecoming’ (1T), ‘Better Call Saul’ (4T) y ‘The Marvelous Mrs. Maisel’ (2T), todas ellas comentadas en Magazinema. El orden puede ser intercambiable, me resulta imposible poner orden al oro, plata y bronce.
Esta tríada (en especial, ‘Homecoming’ y ‘Better Call Saul’) tiene un vínculo en común: La forma y el contenido son indivisibles, una no existe sin el otro, o viceversa. Un brevísimo apunte y acabo. El dominio magistral del lenguaje cinematográfico (¡gracias, Griffith!) en estas series es claro, ya que el relato no solo se cuenta verbalmente, sino también a través de lo visual, lo cual enriquece y engrandece la narración, transmutándola en obra de arte.
Bueno, pues a falta de The Americans, estoy de acuerdísimo contigo. Vamos, que cambio Maisel (pero porque me falta) por la que creo que es una de las mejores series de la historia reciente, y ya. Homecoming es alucinante, y Better Call Saul va a más en cada temporada, en mi opinión… ¡ganas de ver cómo acaba!