Toda buena historia necesita un héroe. O un antihéroe. Alguien capaz de encarnar aspectos positivos del ser humano y, en ocasiones, algunos claroscuros que le den entidad como personaje. Pero también es necesario contar con un antagonista a la altura. Las series de televisión, sea cual sea el género al que pertenezcan, necesitan personajes entre los que puedan encontrarse protagonistas que representen el bien o unas características morales (o amorales) capaces de enganchar a la audiencia. Y también individuos de carácter oscuro o dobles intenciones. Malvados con personalidad. O personajes que, de puro antipático, se convierten en los más seductores.
A esta última categoría pertenecen las que en inglés de denominan bitches. Una bitch vendría a ser algo así como una «arpía» o una «zorra», entendido este peyorativo término como una mujer con poder e inteligencia capaz de vender a su propia madre por interés. Las arpías televisivas son egocéntricas, de lengua afilada, vengativas, seductoras y muy muy peligrosas. También existe una versión masculina, pero no hablaremos de ella en este artículo. El estereotipo de mujer que representan las arpías televisivas debe ser tomado en el contexto global de la serie donde se inscriben, generalmente en el de los culebrones.
Las grandes
En los años ochenta surgieron en televisión algunas de las más grandes arpías de la historia seriéfila, sobre todo en el género del culebrón o soap opera en el que la presencia de mujeres de este calibre era indispensable. Así, hablar de Angela Channing es sinónimo de astucia y maldad. El personaje de la matriarca interpretado por Jane Wyman en la exitosa Falcon Crest (CBS, 1981-1990) se encuentra en el imaginario de muchos españoles que no se perdieron ni un solo capítulo del culebrón sobre el mundo de los viñedos californianos de los ochenta. Desde su sillón de mimbre Angela Channing luchaba por mantener el control de la producción de los viñedos del Valle de Tuscany, haciendo lo que fuera necesario para conservar su poder.
En la misma década surgió otra de las grandes arpías televisivas, la pérfida Alexis Morell de Dinastía (ABC, 1981-1989), interpretada por una Joan Collins en la cúspide de su popularidad. Para los amantes de esta longeva soap opera ambientada en el mundo del petróleo y el capitalismo salvaje sus peleas de gata con su antagonista, Linda Evans, en el papel de Krystle Carrinton, fueron inolvidables.
Las herederas
Las arpías televisivas que han seguido a Angela Channing y Alexis Morell se han ido refinando en maldad y frases ingeniosas. Las series de tinte culebronesco son territorio abonado para estos personajes, ya que aportan el punto divertido y alocado a la narración dramática. Herederas de estas grandes damas del cardado y del exceso textil y verbal, son muchas las que pueden reclamar el título de real bitch de la televisión, pero en MagaZinema tenemos debilidad por unas cuantas. No están todas las que son, pero son todas las que están.
Diana. V
Contemporánea de las grandes divas de los culebrones Falcon Crest, Dinastía y Dallas, la extraterrestre con aspecto humano Diana conquistó los corazones de los espectadores de los 80 por representar como nadie la villana que comandaba la invasión alienígena en la serie de ciencia-ficción V (NBC, 1983-1985). Y es que V mantuvo pegados a las pantallas de televisión a toda una generación de españoles durante tres temporadas en las que la actriz Jane Badler brillaba con luz propia como una de las bitches más terroríficas.
Dejando atrás la escena en la que la Visitante Diana se alimenta con una rata gracias a los efectos especiales de la época (asombrosos entonces, entrañables ahora), el personaje de Jane Bradler se convirtió en el prototipo de arpía sádica, brillante, sin compasión, poderosa y manipuladora. Nadie lució el cardado ochentero con tanto poderío como ella.
Pamela «Pam» Swynford de Beaufort. True Blood
Sin Pam la serie True Blood (HBO, 2008-) no sería la misma. Sus apariciones fueron puntuales durante las primeras temporadas, pero a partir de la tercera los guionistas reservaron para ella algunos de los momentos más delirantes de la serie. La vampira que interpreta es divina, descarada, prepotente, tiene un agudo sentido del humor y los estilismos femeninos más enloquecidos de True Blood con diferencia (con permiso de los del personaje de Lafayette). Interpretada por la actriz Kristin Bauer Van Straten, Pam es ferozmente individualista y al mismo tiempo leal a su creador, Eric, por el que es capaz de hacer cualquier cosa. El estereotipo que representa el personaje de Pam es altamente paródico, pero quizá por eso es uno de los más queridos entre los fans de True Blood.
Perfecto contrapunto para la sosísima Anna Paquin, cuya Sookie es uno de los personajes más aborrecibles de la historia de la televisión, Kristin Bauer atesora algunas de las frases más mordaces y divertidas que se recuerdan en este placer culpable en que se ha convertido True Blood. Mítico para los seguidores de la serie es ese grito de «I am so over Sookie and her precious fairy vagina and her unbelievably stupid name. Fuck Sookie!» Ya sólo nos queda una temporada para seguir disfrutando de la lengua viperina y las caras de asco de Pam. DEP.
Fiona Goode. American Horror Story: Coven
Si hay una diva que encarne como se debe el concepto de arpía televisiva es la bruja Fiona Goode de la tercera temporada de American Horror Story (FX, 2011-). El nivel cualitativo de las dos anteriores temporadas se aligeró en la tercera, llena de momentos en los que el personaje interpretado por la gran Jessica Lange, recuperada para el gran público por esta serie de televisión, extrae su lado más delirante. La locura narrativa engendrada por Ryan Murphy presenta a una bruja madura con enormes poderes, hermosa, egoísta y peligrosa, capaz de enfrentarse a arpías de su tamaño y categoría como la hechicera vudú Marie Laveau con el imponente aspecto de una Angela Bassett que parece haber hecho un pacto con el diablo.
Vestida de riguroso negro con diseños de alta costura, la Fiona Goode de Jessica Lange es manipuladora y poderosa, pero también débil por su miedo a envejecer. Si bien la serie se construye en torno a potentes personajes femeninos arrastrados a las más delirantes situaciones marca de la casa, Jessica Lange construye una arpía televisiva que quedará en los anales de la historia de la televisión junto a sus dos anteriores apariciones en American Horror Story: la entrometida Constance Langdon de Murder House y la monja de oscuro pasado Jude de Asylum.
Gemma Teller Morrow. Sons of Anarchy
El personaje concebido por el creador de la shakespeareana saga de moteros de California, Kurt Sutter, a la mayor gloria de su pareja, la actriz Katey Sagal, es el prototipo de madre-coraje arpía capaz de hacer lo que haga falta por salirse con la suya. Enfundada en los estilismos de la old lady más temible del club de moteros Sons of Anarchy (FX, 2008-), es la mujer que mueve los hilos dentro de un mundo machista y violento en el que se encuentra como pez en el agua.
Más dura que cualquier motero, seductora y manipuladora, Katey Sagal ha sabido dotar al personaje de Gemma Teller de un carisma a la altura del resto de personajes masculinos de una serie donde la testosterona rebosa en cada línea de diálogo. La matriarca del clan es el alma del drama de la cadena FX, capaz de urdir un asesinato con aspecto de accidente, planificar una fría venganza o sacar de su bolso de cuero una pistola y apuntar sin pestañear. Epicentro y motor de los conflictos, no habrá ningún personaje que sea capaz de intimidar y seducir tanto con una sola mirada.
Patti Hewes & Ellen Parson. Damages
En Damages, el drama legal sobre ambiciosos abogados emitido por la cadena FX entre 2007 y 2010 y recuperada por Audience Network entre 2011 y 2012 para la emisión de las dos últimas temporadas, hay dos grandes arpías. La indiscutible, la calculadora Patti Hewes, interpretada por una enorme Glenn Close, y su pupila y finalmente antagonista Ellen Parsons, defendida por la australiana Rose Byrne. A partir de la segunda temporada la serie gira en torno a la venganza y el odio-admiración que se profesan estas dos mujeres, auténticas arpías del mundo del derecho.
Patti Hewes representa la ambición desmedida, el ansia de poder y la falta de escrúpulos. Inteligente y manipuladora, no se detiene ante nada ni nadie para alcanzar sus objetivos. El personaje de Rose Byrne comienza siendo una abogada inexperta con mucha vocación y poco olfato, pero poco a poco, bajo la tutela de Glenn Close, se convertirá en el perfecto contrapunto de Patti Hewes y aprenderá a jugar a las mentiras y a manipular del mismo modo que su maestra.
¿Cuáles son tus arpías televisivas favoritas?