‘Bienvenidos a Dramaland’ no es solo un lugar, es un hogar

Si has llegado hasta aquí, a estas alturas de viaje, 400 programas después, ya lo sabes: Dramaland no es solo un lugar, es un hogar que empezó hace más de cinco años y que sigue entre nosotras, cada semana, para darnos compañía y comunidad en el vasto mundo de los K-dramas.

Cuando empecé a escribir sobre K-dramas en MagaZinema, conté que «nunca antes había escuchado el término K-drama, jamás había salido de la burbuja americano-europea». Hoy puedo decir que esos 400 programas son algo así como un diario compartido: un mapa emocional hecho de historias, bandas sonoras que me acompañan en mis más de 60,000 minutos reproducidos en Spotify anualmente, y personajes que se quedan a vivir contigo mientras me recuerdan que no soy la única que intenta sobrevivir al día a día.

Es difícil escribir un compendio de todo lo que llevamos, pero no quería perder la oportunidad de echar la vista atrás y mirar al conjunto de cientos de K-dramas que hemos puesto por las nubes o a parir. A otros tantos les hemos cambiado hasta el color de ojos a los personajes, porque seamos sinceras, hay guiones que necesitan un arreglito y nosotras nos permitimos hacerlo hasta en directo. Hay pocos K-dramas perfectos, pero en cinco años hemos conseguido encontrar un buen puñado que veríamos gustosas en bucle, y eso, no tiene precio.

D-day’, mezquindad, avaricia y algo de luz al final del túnel (2015)

My sweet mobster’, volver a empezar (2024)

Hay series que no se pueden comentar a la ligera porque no están hechas para maratonear sin pensar, sino para dejarte huella dentro. En la crítica de My Ahjussi escribí que «pocas series remueven conciencias como lo hace ‘My Ahjussi’» y que la forma en que refleja la realidad de sus protagonistas la hace «única y muy necesaria». Cada vez que en Bienvenidos a Dramaland volvemos a ella, no hablamos solo de un guion impecable, sino de ese momento en el que te descubres pensando “si ellos pueden, yo también”.

Lo mismo ocurre con ‘My Liberation Notes, ese slice of life del guionista de ‘My Ahjussi’ del que decía que ofrece una mirada pausada, casi terapéutica, a la rutina y al deseo de liberarse de una vida que parece prestada. Aunque bueno, sobre este K-drama tenemos más de un sentimiento encontrado porque… los personajes tóxicos y las red flags son muy tomadas en consideración en esta casa. Si algo tienen los programas dedicados a estos títulos es que solemos pararnos a hablar de depresión, precariedad, soledad y de cómo el simple gesto de invitar a alguien a una cerveza después del trabajo puede ser un acto revolucionario en una vida en piloto automático.

Si hay algo que define a Dramaland es esa capacidad para jugar con el tiempo. En The Red Sleeve supimos que estábamos viendo ese«K-drama que mereces descubrir, llorar y reír mientras recuerdas que, en la vida, hay días felices y días tristes«. En los programas donde hemos hablado de ella, de Mr. Sunshine, de Moon Lovers o de 100 Days My Prince, siempre terminamos volviendo a lo mismo: cómo la historia se convierte en excusa para hablar de libertad, clase, género y memoria. ¿Con cuantas series o producciones audiovisuales puedes realmente decir eso?

En el post sobre ‘The Red Sleeve’ reflexionaba sobre esas mujeres que sostienen el palacio: damas de la corte, reinas, madres y amigas que sobreviven en un sistema que está diseñado para borrarlas. La serie se llenaba de pequeños gestos —una mirada, un mechón de pelo recogido, una broma a destiempo— que, en el programa junto a Johana Castiblanco, se convierten en puntos de partida para hablar de sororidad, ambición y de las vidas que nunca se contaron en los libros de Historia.

Cuando en Dramaland dedicamos un episodio a estos sageuks, no solo enumeramos conspiraciones palaciegas: trabajamos con la idea de que cada episodio es una pregunta sobre qué estarías dispuesto a sacrificar por tu deber… y por tu propio deseo. Los programas de historia se convierten en un aprendizaje. Un aprendizaje que después de muchos K-dramas podemos resumir en que si pudiésemos elegir preferiríamos pasar desapercibidas en una aldea como campesina que agasajada y enclaustrada entre las piedras de palacio.

Lovers of the Red Sky’, volverte a ver (2021)

Empress Ki’, sobrevivir entre dos reinos (2013)

Hay K-dramas que parecen hechos para recordarnos que el arte y la ficción son nuestros temas favoritos. ‘Recuerdos de la Alhambra‘ es el epítome de esas dos cosas. ¿Hyun Bin por el Paseo de los Tristes? Póngame usted seis temporadas, por favor. En la crítica de Dali and Cocky Prince decía que «es una declaración de intenciones, un golpe sobre la mesa», un K-drama que defiende que el arte debe ser disfrutado por todos, sin importar la clase social.
Cada vez que hablamos de esta serie en el programa, brindamos por esa idea: los museos, las pinturas, los cuadros clásicos convertidos en teaser posters… todo se vuelve accesible, juguetón, profundamente político sin perder el humor.

Algo parecido pasa con My Holo Love, una serie que «va mucho más allá de ser una simple serie romántica coreana» cuyo verdadero tema es el enemigo número uno del siglo XXI: la soledad. Y si queremos hablar de una serie que habla de la necesidad que tenemos de encontrar quien nos apoye y acompañe en esa soledad, entonces tenemos que ver ‘Just Between Lovers‘ una de las joyas de la corona surcoreana.

Cuando lo que buscamos son emociones que se cocinan despacio, Chocolate es «un baño para los sentidos»: un drama sobre resiliencia donde la comida es abrazo, refugio y catarsis. Una de nuestras favoritas junto a ‘Romance is a Bonus Book‘ y la siempre eterna ‘Sandglass‘. Porque hay series de las que ya casi nadie habla, pero que son, siempre, el mejor lugar al que volver cuando quieres descansar y disfrutar de la crème de la crème.

Veinticinco, veintiuno’, el verano es nuestro (2022)

Love to Hate you’, de lío en lío (2023)

En Dramaland también hemos atravesado los rincones más oscuros de la ficción coreana para llegar a descubrir realidades que atemorizarían al más valiente. ‘Through the Darkness‘ tiene tanto de realidad en su guion que es difícil sacudirse los episodios cuando acaban. ‘The veil‘, en cambio, es una serie de esas de acción a la que volveríamos sin dudar, para pasar un buen rato entretenidas con una trama de diez, lo mismo que nos ocurre con ‘The K2‘.

En ‘Narco-Saints definía la serie como una historia “técnicamente impecable”, una concatenación milimétrica de tensión, poder y corrupción, que no tiene “nada que envidiar a Pablo” —sí, ese Pablo. Aunque tener grandes personajes de la historia reciente no hace siempre que se queden en nuestros corazones. Algo que no pasa con una de las favoritas del mundo mundial. Prison Playbook, de la que he escrito que es vida en una celda con toda su crudeza, pero también con humor, ternura y humanidad desbordada es probablemente la serie con mejor elenco de todos los tiempos, y eso se lo discuto a cualquiera, sobre todo a quien tenga la desfachatez de decirme que ‘El juego del calamar‘ la supera en reparto…

En Connect hablábamos precisamente de dónde termina la locura y dónde empieza la monstruosidad cotidiana de un sistema que devora a los que considera descartables, lo mismo que pasaba en ‘Mouse‘, ‘Tribunal de menores‘, ‘Tell me what you saw‘ o ‘Save me‘, que son capaces de quitarle el sueño a cualquiera.

¿Un bingo de clichés k-dramáticos? ¿Por qué no? Esto se nos fue de las manos hace demasiado tiempo. Hemos tenido programas especiales de escenas de ducha, programa de viajes expresamente sacado de nuestros K-dramas más aventureros por no decir uno sobre la boda del siglo, si esa en la que nuestros sueños se convirtieron en realidad y por fin Son Ye Jin radiante al lado de Hyun Bin nos regalaban las mejores fotografías de boda posible

Sin lugar a dudas los mejores post son los de clichés. Si no has leído ‘Under the umbrella. Romances bajo la lluvia en K-dramas, donde afirmo algo que sabemos todas las que llevamos un tiempo aquí: «No hay nada como ver llover o nevar en una serie» porque esas escenas siempre se vuelven épicas, no hay más que ponerse ‘Goblin‘ para cerciorarse de ello. Pero no es el único cliché que adoramos. Los paseos por el mar como los que encontramos en By the seaside, escenas que nos robaron el corazón, con confesiones a la orilla, despedidas en playas vacías, promesas que solo se atreven a pronunciarse con el ruido de las olas de fondo…

Es imposible no caer rendida antes estos clichés, nos faltaría la salsa de la vida si no fuese por ellos, porque hasta de azoteas nos quedamos prendadas en Dramaland. ¿Qué otra industria te da tanto?

Fascinantes puentes en dramas coreanos. Conócelos.

La plaza Gwanghwamun, Seúl para dramalovers

Si miras el índice de Críticas y artículos de K-dramas. Bienvenida a Dramaland, verás títulos como Reply 1988 (una de las mejores series jamás escritas), Birthcare Center, Legend of the Blue Sea, Cuando florece mi amor, The guest, Weak Hero Class 1, Friendly Rivalry, Tell Me That You Love Me’… y muchos de los que también aparecen en tu bingo personal de Dramaland y pensarás: ¿no tiene esta gente filtro? No, no lo tenemos. Nos gusta todo de Dramaland

Los 400 programas de Bienvenidos a Dramaland han hecho algo muy sencillo y a la vez muy raro: tomar todas esas historias y convertirlas en conversaciones vivas. Cuando un drama nos deja sin aliento, el programa nos devuelve el aire. Cuando una serie nos rompe, nos ayuda a ordenar los pedazos y cuando un K-drama nos enseña que la felicidad está en las decisiones propias —aunque parezcan nimias—, le damos la razón sin titubear.

En 365 días viendo Kdramas, la vida mejor contaba cómo en apenas un año, cincuenta y pico dramas habían cambiado mi forma de ver series y de comunicarme con los demás. Si tuviera que hacer ahora el balance de 400 programas de Dramaland, diría que lo que ha cambiado es la forma en la que vemos juntas todas esas series, en las grandes amistades que he podido cultivar gracias a ellas y en lo mucho que he crecido como persona desde que empecé a consumir contenido surcoreano.

My Country: The New Age’, un reino construido en sangre (2019)

Jirisan’, adéntrate en la naturaleza surcoreana (Lee Eung Bok, 2021)

Yo nunca veo un K-drama sola, lo veo con las voces que me acompañan en cada episodio, con los comentarios que dejo en Twitter, con las risas compartidas cuando reconoces un cliché bajo la primera nevada o un paraguas compartido y escribes de ello rápidamente en el grupo de Whatsapp o mientras rememoro cada escena en directo con Jonny, Johana y Griselda, que siempre están en mi mente cuando veo dramas.

Puedes entrar a Dramaland por ‘Si la vida te da mandarinas, Vagabond, por Missing the other side o por una serie pequeña que casi nadie está viendo, pero que tienes que ver como es ‘Clean with passion for now‘. Da igual dónde empieces, nosotras no tenemos filtro ninguno en cuanto a K-dramas se refiere y siempre estamos encantadas de recibir a alguien nuevo en el rebaño. Los 400 programas de Bienvenidos a Dramaland no son solo un número. Son 400 formas de invitarte a sumarte al club de quienes disfrutan como niñas chicas de darle al play, sabiendo que al otro lado de la pantalla hay alguien con la misma pasión que ellas esperando a comentar la jugada de esa semana.

Bienvenida, otra vez, a Dramaland

Esta recopilación se ha creado gracias a la ayuda siempre inestimable de Maite Zapata, nuestra ilustradora favorita en Dramaland.

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