En un mundo élfico, 1200 años antes de Geralt de Rivia, se fusionan los universos de los monstruos, los hombres y los elfos… y aparece el primer brujo de la historia.
“Un destello de esperanza”
‘The Witcher: Blood Origin’, precuela de la serie ‘The Witcher’, es una mini serie de Netflix estrenada el 25 de diciembre, y creada por Declan de Barra y Lauren Schmidt Hissrich. Tras una segunda temporada mediocre de ‘The Witcher’, y tras una cadena de fraudes en los estrenos de Netflix, es más que normal que tengamos cero esperanzas depositadas en los productos de las plataforma. Sin embargo, quizá resida ahí el motivo por el que ‘The Witcher: Blood Origin’ me ha sorprendido gratamente, porque no esperaba nada de ella.
Nos encontramos en un mundo élfico, 1200 años antes de que Geralt of Rivia apareciese, donde veremos el origen del mundo que conocemos; plagados de monstruos, y criaturas mágicas y misteriosas. ‘The Witcher: Blood Origin’ nos presenta el origen de los brujos, de los humanos, de los monstruos; contemplaremos el origen de la Conjunción de las Esferas.
Consta de tan solo cuatro capítulos, que duran en torno a los cincuenta minutos. Añadiendo su duración más un ritmo ágil, obtenemos una miniserie que se hace muy ligera y sobre todo, entretenida. Las escenas de acción mantienen la línea que tenía en la serie original, escenas visualmente increíbles y espectaculares, sin cortarse lo más mínimo al mostrarnos la sangre de los caídos en batalla. La banda sonora es exquisita, a destacar varias de sus canciones como ‘The Black Rose’, ‘Two Standing Stones’, entre otras. Los personajes, aunque carentes de originalidad, son personajes con los que te podrás identificar fácilmente y tomarles un rápido cariño.
Aunque obviamente tenga sus fallos y sus carencias, ‘The Witcher: Blood Origin’ consigue su objetivo: entretener. Y pese a que todos estamos terriblemente dolidos por la salida de Henry Cavill del mundo de ‘The Witcher’, intentemos disfrutar de este fantástico mundo que ha creado Andrzej Sapkowski, con el intento de Netflix de llevarlo a la gran pantalla, que por ahora lo ha hecho sin brillantez, pero donde se puede vislumbrar algún que otro destello de esperanza.