La última creación del otrora prometedor Mike Flanagan viene a confirmar las sospechas apuntadas hace un año en la decepcionante ‘La maldición de Bly Manor’ (‘The Haunting of Bly Manor’, 2020): su carrera va cuesta abajo y sin frenos. Porque esta ‘Misa de medianoche’ es un tostón de proporciones siderales, un aburrimiento de tal calibre que se antoja misión (casi) imposible ver cualquiera de sus episodios del tirón, esto es, sin quedarse ineluctablemente frito transcurridos apenas diez minutos de semejante turra.
7 episodios. Una comunidad al borde de la extinción y ávida de fe recibe la llegada de un carismático sacerdote, que trae consigo milagros, misterios y un renovado fervor religioso.
A mi juicio, el problema radica en que el componente terrorífico queda subordinado al melodramático y al religioso —catequético incluso—; de modo que, encima, ‘Misa de medianoche’ no da lo que promete: llega uno con la sana esperanza de cagarse camal abajo y topa con un accésit del concurso juvenil de relatos de miedo de la escuela parroquial —con perdón de tanto genitivo—.
Definitivamente, si hay maridajes imposibles, el de realismo social alla Ken Loach y esa especie de neo-horror gótico que tan buenos resultados arrojara en ‘La maldición de Hill House’ (‘The Haunting of Hill House’, 2018) se cuenta merecidamente entre ellos. La serie se resiente de tan discutible combinación incluso a nivel visual, con unos tonos plomizos que en nada ayudan a levantar el plúmbeo ánimo de la trama y que, de hecho, llevan a pensar que ésta se ubica en los hórridos noventa y no en la actualidad, como es el caso.
Sólo en sus (escasos) pasajes más locos y carpenterianos resulta ‘Misa de medianoche’ moderadamente satisfactoria. Diríase que conscientes de lo cual, sus responsables se muestran más pródigos al respecto conforme avanza la historia, aunque nunca acaban de renunciar a las pesadas ínfulas de gran drama lumpen. Una lástima, porque es en los puntuales estallidos de violencia vampírica donde mejor se aprecia la pericia de Flanagan, sobradamente capaz de producir imágenes turbadoras.
Un ejemplo ilustrativo lo encontramos en el sexto “libro”, donde una divertida eucaristía yugular se ve prologada por cuarenta minutos de morosas —e insípidas— conversaciones que, por enésima vez, inducen en el espectador una somnolencia próxima al coma profundo.
En el apartado interpretativo, ‘Misa de medianoche’ suma a un ramillete de rostros habituales —y muy competentes— en el realizador de Salem —Kate Siegel, Henry Thomas, Rahul Kohli— la presencia, entre mefistofélica y afectuosa —otro cóctel complejo, como poco— de Hamish Linklater. Ese aire suyo de Nick Cave en sotana le sienta francamente bien al personaje y es de lo poco, junto a los mencionados arrebatos hemoglobínicos, que le sube la tensión a una serie que podía haber dado mucho más de sí. Mimbres no le faltaban.
Tráiler
¿Nos encanta?
Overall
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Originalidad
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Fotografía
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Guion
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Interpretaciones
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Banda sonora
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Edición y montaje
User Review
( votes)Cosas buenas
- Los (insuficientes) estallidos de violencia vampírica, indicio carpenteriano de por dónde le hubiera convenido ir a la serie.
- Hamish Linklater y su insólita pinta de Nick Cave con sotana.