Drácula, esa creación de Bram Stoker que allá por el año 1897 salió en formato novela para atemorizar las imaginaciones de todos aquellos que se adentraban en su relato ha sido y es una de las mayores creaciones de todos los tiempos.
Una cantidad impresionante de películas, series y más novelas incluso han surgido a raíz de ese germen principal que el novelista irlandés creó. Todas innegablemente con algún ápice diferente y enriquecedor, y quizás siendo la más célebre y celebrada, ‘Drácula de Bram Stoker’, ese que cruzó océanos de tiempo, del año 92 y dirigida por Francis Ford Coppola.
Pero es que a ver… es el conde Drácula. Eso quiere decir que todas las leyendas que atesora ante sí semejante creación deben ser correspondidas y llevadas a cabo (¿has leído eso, Stephenie Meyer?). ‘Nosferatu’ del 22, la del 31 con Bela Lugosi y un largo etcétera hasta llegar a ‘Drácula, la leyenda jamás contada’ que, bueno… dentro de lo que cabe se salva, no han hecho otra cosa que ir alimentando aún más la leyenda de, posiblemente, el conde más famoso de la historia.
Como hacer lo de siempre, pero diferente
Drácula, pero diferente. Es decir: el mejor asesino de la historia, ese que bebe sangre, le quema el sol, odia los crucifijos sin ser creyente y tantas leyendas, ¿cómo puede ser contado de una manera diferente? Los cinco señores que han cogido la batuta de ‘Drácula’, esta miniserie de la BBC y Netflix (Mark Gatiss (Creador), Steven Moffat (Creador), Paul McGuigan, Jonny Campbell, Damon Thomas) han tenido una difícil tarea, y no es otra de darle una vuelta de tuerca a algo rutinario.
Drácula quiere dejar Transilvania y viajar hasta Inglaterra, para comer a gusto y a sus anchas por la gran isla británica. Sin más, y por supuesto, sin menos. Entonces… ¿cómo conseguir que todo el mundo quede prendado del conde? Yo, personalmente, elevo el templo de este ‘Drácula’ de Netflix sobre tres columnas básicas:
La mordacidad es un punto a tener en cuenta, sin duda. La crítica religiosa está perenne en el transcurso de la miniserie, por ejemplo: desde el rechazo al crucifijo hasta ciertos comentarios que van surgiendo.; pero no es lo único que araña de manera casi imperceptible y con muy buen criterio. El segundo tiene más que ver con la «teatricidad» de todas las escenas que van recorriendo las diferentes ambientaciones de los capítulos; es de época, obviamente, y se nota: esa niebla densa que se puede cortar con cuchillo, lo descuidado de las piedras, el innegable paso del tiempo en cada pared… Y la tercera y más rica razón de todas es el sibilino y acertado humor; casi inapreciable, pero indudablemente delicioso para quien sepa apreciarlo.
Y es que Drácula tiene algo…
Y ese algo que tiene Drácula en general, y este ‘Drácula’ en particular es ese otro poder de captar tu atención hasta límites insospechados. Para ello el casting, muy acertadamente, nos ha dejado como protagonista a Claes Bang, archiconocido en Dinamarca y a quien posiblemente hayas visto en ‘The Affair‘ y ‘Una obra maestra’.
Y es curioso, por que este principal protagonista (ojo, apoyado en otro montón) consigue que sus escenas, a pesar de estar el gran monstruo delante, no aterren pero si resulten tensas. Sin embargo esa ambientación tétrica de la que he hablado antes es la que te mantiene en vilo y alerta ante el próximo susto que ‘Drácula’ quiera ofrecerte. Pero el peso grueso de todo pasa por los colmillos de Bang.
Conclusión
‘Drácula’ es una miniserie rica en contenido y sobresaliente en continente. Una magnífica herencia que ha pasado por muchas manos a lo largo del tiempo como es la leyenda del conde Drácula ha acabado digiriéndose hasta ser esta elegante, mordaz e incluso graciosa serie de terror que no creemos que debas perderte.
Por lo que olvídate del ajo, corre las cortinas y descuelga el crucifijo de tu casa (si es que lo tienes, oye…), e invita a este «joven» conde a entrar, pues es tan educado que sin invitación no pasará. Lo mismo te llevas algún mordisco que otro, pero que hacer con ello ya es tu elección… ¿nuestro consejo?: disfruta de ‘Drácula’.
Tráiler
¿Pasa el corte?
Overall
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Originalidad
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Interpretación
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Fotografía
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Guion
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Banda sonora
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Edición y montaje
Puntos fuertes
- Todo lo que rodea al conde, ese «aura» de terror y respeto
- El sutil y leve humor
- ¡Ay, la sangre!