Sumo es un joven argentino que aterriza en Bilbao junto a su mejor amigo Luca, en busca de crecer y triunfar en el mundo de la música electrónica. Durante su estancia, Kila, su amiga española, les presenta a Rulo, un proveedor de pastillas de la discoteca donde suelen frecuentar. Para tratar de sobrevivir hasta que su sueño se haga realidad, Sumo se ve tentado por el negocio de las drogas. Cegado por el dinero fácil, su ambición comienza a crecer. Al perder una enorme cantidad de pastillas, se ve envuelto en una deuda de negocios turbios con un excéntrico jefe narco.
Con ‘Black Sunday’ tienes un comienzo que te empieza a dominar, que te hace entrar en su vertiginoso ritmo desde la primera escena de su primer capítulo. Por supuesto, este ritmo narrativo de alta velocidad va a acompañarnos a lo largo de su metraje, y a hacernos ser fieles seguidores del mismo gracias a como nos cuenta las cosas y a cuanto nos narra en su espacio de tiempo tan acotado. Por tanto, lo mejor para disfrutar de estos cuatro episodios de 20 minutos que forman ‘Black Sunday’ es: déjate llevar por su ágil ritmo y narración vertiginosa. Así de seguro lo disfrutarás.
Rodada en Bilbao, la autofinanciación con la que contaba Ludmila Wagnest de seguro ha visto obligada a la misma a la sintetización más exagerada para llevar a buen puerto la historia de ‘Black Sunday’. Al final la historia, si la pensamos de la manera correcta, es el ascenso de un don nadie en el mundo del narcotráfico y el dinero fácil (al menos en escala); pero también pone de manifiesto la dificultad del migrante para salir hacia delante en una tierra diferente, que no le conoce y a la que apenas conoce; añadiendo además que las trabas burocráticas existen, y en ocasiones son exageradísimas. De ahí que el gran y principal protagonista, Sumo, se deje arrastrar por la corriente en la ficción y termine siendo el anzuelo que termina picando el público para disfrutar de la serie.
La música tiene una importancia capital en ‘Black Sunday’, debido en un gran porcentaje al hecho de que se trabaja durante la noche. Bien cuidada y acompañando perfectamente la tensión de las situaciones que estamos viviendo, es otro pilar para que la producción sea correcta; al igual que la fotografía. Al final nos metemos en un mundo de fiesta y desenfreno, pero unido a la ciudad de Bilbao y sus colores tan propios, lo que hace que el maridaje cromático que envuelve la serie sea un lujo que añade una personalidad muy propia a la misma.
Tenemos ritmo, tensión en las escenas, un guion no demasiado intenso, pero si lo suficientemente potente en sus vocabulario como para generar más sensaciones… todo esto hace que ‘Black Sunday’ sea una miniserie que pasa volando, que se puede disfrutar de una manera muy sencilla si sabemos como hacerlo y que nos cuenta una historia que, a pesar de no ser lo más original del mundo, tiene un enganche magnífico. Bien de alabar esa primera escena que coloca los cimientos de lo que nos va a contar. ‘Black Sunday’ es para tenerla muy en cuenta.
Tráiler de ‘Black Sunday’.
¿Nos encanta?
Overall
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Originalidad
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Fotografía
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Montaje y edicíon
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Música
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