‘Vigilante’, en un mundo sin justicia (2023)

Cuando Kim Ji Yong (Nam Joo-Hyuk) era un niño, su madre fue asesinada a golpes por un matón sin motivo alguno en la calle. El matón sólo recibió 3 años y medio de prisión. Entre semana es un estudiante modelo en la universidad de policía, pero durante los fines de semana castiga a delincuentes que recibieron sentencias ridículamente leves y continúan cometiendo actos delictivos.

Si ‘Vigilante’ avanzase tan bien como arranca sería uno de los k-dramas cortos más espectaculares del 2023, pero tal y como le pasó a ‘Connect‘, el drama se desinfla mientras se atraganta de si mismo. Se pierde demasiado pronto la esencia que nos venden nada mas empezar y eso nos hace desconectar e incluso negar los aciertos que más adelante consigue hacer de forma puntual conforme la historia se desarrolla.

Nam Joo-Hyuk da vida a Kim Ji-Yong, un muchacho que se encuentra estudiando en la academia de policía. Es un joven ejemplar. Bondadoso con sus vecinos, tranquilo y amable con quienes le rodean. En la academia destaca por su elevada empatía con todas las partes implicadas en un caso criminal. Es por eso que nos quedamos perplejas y encantadas a partes iguales cuando no llevando muchos minutos de la serie nos damos cuenta de la doble vida que Kim Ji-Yong lleva sin que nadie a su alrededor pueda ni siquiera imaginar.

La justicia tomada en nuestras manos genera el caos en el mundo, pero la ira a veces ciega y nos mueve a hacer lo impensable. Esta es una de las premisas sobre la que gira la trama, aunque si debiésemos elegir una idea primaria con mucha más fuerza sería la sensación de desamparo legal y social que sienten las victimas de actos violentos que ven como los criminales quedan sin castigo y continúan sus vidas como si nada hubiese ocurrido, habiéndolos dejado a ellos lidiando con las secuelas de un evento que jamás podrán olvidar.

¿Qué haríamos nosotros si nuestros seres queridos fuesen atacados o asesinados y el criminal a duras penas fuese castigado o volviese a delinquir porque su paso por prisión no ha conseguido rehabilitarlo? Pondríamos el grito en en cielo, eso seguro, pero… ¿Tomaríamos la justicia en nuestras manos? Es de una complejidad enorme responder a esta pregunta porque el ser humano no es consciente de lo lejos que puede llegar hasta que no se ve empujado a una situación límite.

Es por eso, que el debate que se genera con el protagonista y sus compañeros en la academia de policía cuando la figura del vigilante toma los medios de comunicación es una genialidad del guion que nos permite adentrarnos en las profundidades morales del este espeluznante tema a nivel sociológico. ¿Qué harían estos jóvenes si no fuesen policías? ¿Deberían los cuerpos de seguridad actuar de otra forma? ¿Nos protegen las leyes?

Como el asesino en serie que cada vez necesita matar con más urgencia, el vigilante acelera su necesidad de justicia de forma trepidante. No es Robin Hood, ni tampoco lo pretende. Las acciones de Kim Ji-Yong caen más del lado del Código de Hammurabi y su ‘ojo por ojo, diente por diente’ que del de una persona intentando reestablecer algo de equilibrio o equidad en un mundo mal repartido. La venganza es lo que lo mueve cada día y es en la falta de dilema moral donde encontramos el primer escollo insalvable del guion de ‘Vigilante’.

El protagonista no puede evitar verse reflejado en las víctimas y siente su dolor como propio. Su experiencia personal le pone en una posición única para sentir esa empatía y actuar sobre esa necesidad de darle respuesta y descanso a quienes nunca han tenido respaldo de la justicia. Para mostrar en pantalla esa venganza adquirida se ofrece al espectador una cantidad inagotable de golpes y persecuciones. Los golpes caen duramente sobre los cuerpos sin importar el bando. Hay una brutalidad inusitada en las agresiones, tanto física como verbal, aunque esta última en un número menor de ocasiones.

Escenas demasiado desagradables sin necesidad de ellas. La violencia es explícita y no encuentra mesura en unas escenas cargadas de violencia visual y auditiva. Tendrás que elegir entre taparte los ojos o los oídos, la puesta en escena no deja nada para la imaginación ¿Dónde ha quedado la sutileza y la imaginación fluyendo de los espectadores? Todo al detalle no siempre es necesario, y mucho menos positivo, porque nuestra mente crea escenarios, normalmente más brutales que los que nos puedan mostrar.

Encabezando de forma visible a los medios de comunicación nos encontramos con la actriz Kim So-Jin, que da vida a la periodista Choi Mi-ryeo, una profesional del sensacionalismo que no tiene intención de dar información correcta o de narrar hechos, ya que sólo busca el click bait. Con ella se da cabida a esa parte tan trascendental en nuestras vidas cotidianas, la de la información, y de pronto nos vemos cuestionándonos, una vez más, si podemos creer lo que vemos en la televisión.

Su personaje, uno de los pocos femeninos que se presentan se desfigura y genera rechazo por unas características de personalidad volátiles que recurren al grito y el improperio para hacerse notar. Echamos de menos un personaje bien asentado y delineado, con un carácter que pudiera definir el curso de la serie, pero tendremos que buscarlo en otro K-drama.

Lo mismo ocurre con los personajes de Yoo Ji Tae y Lee Joon-Hyuk, que se pierden en su propio ruido y sombra. Yoo Ji Tae da vida a un policía de élite hiper musculado que intenta navegar entre un personaje de brutal fuerza y mordaz audacia, quedando, lamentablemente en una amalgama de músculo que no consigue cuadrar dos líneas de diálogo de forma coherente y cohesionada. Una pena total, porque la transformación física que el actor de ‘Cuando florece mi amor‘ se merecía un personaje a la altura de los cambios físicos que ha impuesto sobre su cuerpo para esta puesta en escena.

Para completar el plantel de secundarios aparece un CEO con enormes complejos de salvador y mucho tiempo entre sus manos. Lee Joon-Hyuk (Jo Gang-Ok) nos vuelve a demostrar que no importa el papel que le des, siempre ofrece su mejor versión. El único problema en ‘Vigilante’ es que se le da un personaje que por desgracia cae en lo ridículo y las estridencias debido a una falta de cuidado durante la fase de creación de su personalidad y trasfondo. Jo Gang-Ok es adicto a la adrenalina de la violencia y su obsesión con el vigilante aun dejando escenas bastante dinámicas y complejas en cuanto a lucha, nos acabará cansando.

Para cuando la serie ha llegado al final todos los protagonistas se han convertido en brutos y es tal la falta de sutileza en sus acciones que no nos convence, alejándonos de un posible empatizar con ellos comprendiendo que les mueve a actuar como lo hacen. Por desgracia para nosotras, estos son probablemente, los personajes más planos que se han creado para Dramaland en mucho tiempo, y es una verdadera pena, pues »Vigilante’ apuntaba maneras, se presentaba como una serie compleja y audaz capaz de crear una conversación social más que necesaria en torno a la justicia real, la empatía y la rehabilitación social.

El conjunto es por ende normalito. No podemos decir que sea una mala serie, pero si una serie de la que esperábamos más. ¿La verás? Y si ya la has visto, ¿Qué te pareció? Déjanos un comentario más abajo o en nuestras redes sociales.

Tráiler de ‘Vigilante’

¿Nos encanta?
Overall
2.8
  • Fotografía
  • Interpretaciones
  • Originalidad
  • Guion
  • Edición y montaje
  • Banda Sonora
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Otras series donde la justicia intenta prevalecer, a pesar de todo, es:

Stranger 2’, dime que habrá tercera temporada (2020)

Law School’, la ley no es justa (2021) | Netflix

Dónde ver Vigilante

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