Muchos de nosotros nos sentimos huérfanos cuando ‘Downton Abbey‘ dejó de pasar sus semanas con nosotros. Aunque la pena es menos pena gracias a las películas que tienen a bien darnos de cuando en cuando, no es lo mismo. Cuando te vuelves adicto a unos diálogos inteligentes y unos vestuarios de esos que cortan la respiración, ya solo quieres eso.
‘La edad dorada’ aún no llega a los niveles de la familia de los Crawley, pero si algo tengo claro tras ver los primeros episodios es que ha venido para quedarse. La puesta en escena es tan sólida que podríamos estar con ellos durante temporadas y los personajes ofrecen tantas posibilidades que sería un desperdicio que no fuese así. La ciudad de los sueños no se ha visto nunca tan desnuda y llena de posibilidades como en ‘La edad dorada’.
La historia arranca en 1882 con la mudanza de la joven Marian Brook de la zona rural de Pensilvania a la ciudad de Nueva York después de la muerte de su padre para vivir con sus tías adineradas. Acompañada por una aspirante a escritora que busca un nuevo comienzo, Marian se ve envuelta de forma inesperada en una guerra social entre una de sus tías, hija de la vieja riqueza, y sus vecinos tremendamente ricos, un magnate ferroviario despiadado y su ambiciosa esposa. Expuesta a un mundo al borde de la Edad moderna, ¿Seguirá Marian las reglas ya establecidas por la sociedad o forjará su propio camino?
Un periodo de cambio continuo, avances incesantes que revolucionarán la forma en la que se vivía hasta la fecha. La revolución industrial está en pleno apogeo y quien no esté preparado para amoldarse quedará irremediablemente obsoleto. ‘La edad dorada’ acogerá dos mundos que están destinados a convivir y casi obligados a entenderse. Es el momento de enfrentar tradición, sangre y el peso del tiempo al cambio, la ambición y dinero en enormes cantidades que solo está ahí para quienes son lo suficientemente atrevidos e inteligentes para tomarlo. No queda muy atrás la Guerra de Secesión (1861-1865), ese evento que marcó el devenir de los Estados Unidos y consiguió, tras la más cruenta de las guerras del siglo XIX, sentar las bases de una nación que buscará por encima de todo avanzar y dejar atrás las viejas formas.
Con la expansión de los ferrocarriles llegará la posibilidad de unir territorios y crear las grandes urbes que a día de hoy conforman la que fue la mayor potencia mundial durante el siglo XX. La explotación minera, las fábricas repletas de máquinas cada día mas avanzadas y una agricultura y ganadería en auge nos transportarán a una vida de ensueño, para una minoría, por supuesto, con la que conviviremos durante nueve episodios.
Por supuesto, hablar de ‘La edad dorada’ es hablar de lucha de clases, pero no de esa que cambiará el mundo y hará de él uno mejor, sino de esa lucha esnob en la que viejos ricos se enfrentan a nuevos por el único lugar en la pirámide social que verdaderamente importa, la cúspide. La avaricia, la necesidad de atención y la errónea idea de que el dinero da la felicidad serán los ejes sobre los que pivote esta serie que nos permite, a través de sus personajes adentrarnos en mentes de personas de privilegio que no conocen más que el orgullo, el prejuicio y la banalidad de quien ha tenido una vida acomodada.
Ni que decir tiene, esto da mucho juego, y permite, si el guion se atreve con ello, poner sobre la mesa verdaderos problemas raíz que son extrapolables a nuestra sociedad actual. El capitalismo no hacía más que instaurarse en aquellos momentos, pero bien podemos ver que, ahora que sus garras están profundamente clavadas en la sociedad que nos rodea, nada ha cambiado. La avaricia y la necesidad de aparentar y mostrar a quienes nos rodean un rostro que dista mucho de ser el que se refleja cada noche en el espejo, siguen siendo lo único que mueve a muchos a despertar un día más.
Con un reparto de esos que te suena, pero que quizá no ubicas en su totalidad, ‘La edad dorada’ busca atraernos con una puesta en escena perfecta y llena de talento, saber estar y mucho carisma. Esas son las principales características de las actrices que nos encontramos. Una serie de época se presenta con muchas restricciones de guion y comportamiento. Este tipo de personajes suele ser encorsetado, incluso seco y carente de vitalidad en ocasiones, pero aquí cada una de ellas es capaz de plantar delante de la cámara una mujer con presencia, fuerza y mucho fondo que promete darnos una buena dosis de entretenimiento.
La ironía en los personajes más maduros, la rebeldía en los más jóvenes y la ambición conjunta de vivir según normas propias hará que los personajes choquen y se enfrenten en una batalla dialéctica y de compostura de la que siempre queremos más. Con Christine Baranski como Agnes van Rhijn dando vida a una aristócrata orgullosa y obstinada que nunca aceptará que el mundo ha cambiado y que los valores antiguos están siendo reemplazados por otros nuevos.
Con Cynthia Nixon como Ada Brook, la hermana de Agnes, que nunca se casó y siempre dependió de su hermana y una increíble Carrie Coon en la piel de Bertha Russell, una nueva rica que está decidida a usar su dinero y su posición para entrar en una sociedad que se resiste al cambio en todo momento. Entre el reparto más joven destacan Denée Benton como Peggy Scott una escritora ambiciosa que se crió en Nueva York y se educó en el prestigioso Instituto para Jóvenes de Color en Filadelfia y con Marian Brook, nuestra heroína principal, llevada a la vida por Louisa Jacobson.
Es imposible ver ‘La edad dorada’ sin imaginar la textura de sus telas, el peso de vestidos tan elegantes como pomposos y el frescor del aire mientras se pasea en carro por una ciudad hecha a medida. La presentación es exquisita y rápidamente te encuentras como en casa, a pesar de no tener en ella cegadoras lámparas de araña y escaleras imperiales por las que acceder a tus aposentos. La fotografía está cuidada al máximo y siempre refleja la riqueza de la sociedad que plasma.
Si te gustan las series de época, vas a quedarte con ella hasta el final. Si, por el contrario, acabas de llegar a este mundo quizá no quedes tan fascinado como podría caber. ‘La edad dorada’ no es rival, aún para otros contendientes en el género, pero si mejora las pautas que ya en los primeros episodios ha dejado marcadas, vamos a tenerla con nosotros durante tiempo, y nunca se hará vieja.
Tráiler
¿Nos encanta?
Overall
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Maquillaje y vestuario
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Edición y montaje
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Interpretaciones
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Guion
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Fotografía
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Originalidad