‘Hellbound’, ¿Realmente existe un Dios ahí fuera? ( Yeon Sang-ho, 2021) | Netflix

‘Hellbound’ o ‘Rumbo al infierno’ como se ha titulado en nuestro país era la siguiente gran serie que Netflix tenía guardada en la recámara tras ‘El juego del Calamar‘, aunque claro, eso eran las expectativas que siempre crecen rápido, se instalan en tu subconsciente y luego te dejan más bien ploff cuando nada de lo que una rauda imaginación había preparado de antemano, pero claro, de eso no tiene culpa nadie mas que uno mismo y los pájaros en su cabeza, en este caso, la mía.

Con una historia de esas que podría llevarte a cualquier sitio pero sin sacarte de un verismo y realismo que asusta, ‘Hellbound’ es una de las ideas más fantásticas, en ambos sentidos, y con potencial que he visto hasta la fecha en Dramaland. La única pega es que esa fascinante idea no se traduce en pantalla de forma cohesionada o si quiera coherente.

Puedes seguir leyendo sin miedo, no hay spoilers que vayan a estropear tu visionado, y si la has visto espero que dejes tus impresiones justo abajo, porque sin lugar a dudas ‘Hellbound’ es una de esas series que o gustan mucho o dejan algo frío, y me muero por saber cómo ha sido la experiencia para ti.

La idea

Cualquiera que se atreva a contar o crear una historia sobre la corruptibilidad del alma, el destino y la voluntad de Dios es o bien un genio o un temerario que no es capaz de ver el berenjenal en el que se está metiendo. Romperemos una lanza en favor de Yeon Sang-ho y pensaremos lo primero, ya que nos dio ‘Tren a Busán‘ y hay creaciones como esta que te dan crédito y rédito durante bastante tiempo, pero hasta estas se agotan. La historia gira en torno a un repentino evento sobrenatural que enfrenta la humanidad y por supuesto lo hace sacando lo peor de nosotros mismos, no podía ser de otra manera, el ser humano es, en su mayoría, destructivo siempre que se le da la oportunidad.

Así nos encontramos con que un evento paranormal empieza a ocurrir en distintos puntos del planeta. Al principio, la incredulidad lo gobierna todo. «¿Cómo es posible que eso que nos están mostrando en pantalla sea real? Es imposible, deben ser efectos especiales o un CGI buenísimo, pero seguro es inventado.» Esto es lo que piensa la mayoría de la población cuando estos fenómenos son aislados y poco ‘visibles’. En esta parte del guion ya hay un punto fascinante sobre el que poner el foco de atención y es como el ser humano es tan antropocentrista y que leche, egocentrista, que es incapaz de sopesar y valorar en su día a día que el universo es inconmensurable y que quizá no somos tan listos como nos han dicho que somos.

Esto ya nos deja con bastante en lo que pensar, pero no acaba ahí. En pocos minutos de metraje llega ‘el despertar’ y en esa sociedad indiferente empieza a calar que puede que eso que pensaban era inventado no lo fuera tanto. No hay nada como ver a seres inmensos perseguir y arrebatarle la vida de forma brutal a alguien para creer. El empirismo es lo que tiene, que despeja muchas dudas, pero por supuesto siempre lanza muchas más cuestiones a su paso. Después de vivir semejante choque, la racionalidad sale por la ventana y entra el juego un sistema de creencias que en los tiempos que corren parece tener los días más o menos contados, pero que, vive muy arraigado en nuestros adentros.

Así, ideas de castigo divino, infierno y juicio final se plantan con los pies firmes frente a nosotros y entonces el miedo ancestral a lo desconocido surge y volvemos a estar en el año 1000, pero la gran diferencia es que entonces no había televisión o Internet y ahora sí. Rápidamente pasamos de un mundo temeroso de Dios a un circo mediático. El caos se desata, aunque debo decir que tampoco se aleja mucho de nuestra cotidianeidad.

La ejecución

Pero no todo lo que brilla es oro, y en ‘Hellbound‘, pese a una gran idea, un elenco de esos que sabes no va a decepcionar y tener a Netflix detrás dándote el visto bueno para una superproducción no se ofrece un resultado brutal, perfecto o de esos inolvidables como cabría esperar. La triste realidad es que la fotografía y el mundo que se presentan son demasiado oscuros, pero no es una oscuridad que atrape sino una que te arrastra. Parece estar llena de polvo y grano, no es acuciante ni traspasa la pantalla, está ahí, presente pero sin fuerza. No participa como un elemento más al conjunto sino que más bien lastra la historia que cuenta.

Las transiciones y los planos agobian en exceso en más de una ocasión, mientras que en otras te deja como pensando, ¿No había otro plano posible para darle a la escena algo de proximidad o cercanía? El metraje transcurre, la historia se va contando pero no hay respuestas, crecimiento de los personajes o algo a lo que aferrarnos para dar sentido a lo que vemos. Ciertamente una historia como esta debe lanzar más preguntas que respuestas para dejar abierto el arco narrativo, pero no se puede pretender que el espectador se limite a pulular por las divagaciones mentales del director porque entonces nos extraviamos en desvaríos que ocultan el propósito primario, uno que por cierto, aún ando buscando.

La trama se nos plantea en seis episodios de unos 50min, y estos a su vez, se dividen claramente en dos temporalizaciones bien definidas. Los tres primeros episodios presentan el fenómeno y ponen de relieve a través de tres personajes muy bien definidos cómo los eventos van a cambiar sus vidas para siempre, mientras que los tres últimos nos muestran ese ‘nuevo mundo’ cinco años después. Momento en el que cambiamos radicalmente de protagonistas en un intento por avanzar la historia, que como hemos dicho es de una complejidad vastísima.

La primera mitad cuenta con Yoo Ah-in, Kim Hyun-joo y Yang Ik-june. El protagonista de ‘Chicago Typewriter‘ hace las veces de carismático y misterioso líder de una nueva fe, «New Truth Society». Esta secta sigue la doctrina de Saejinrihwe, que cree que la aparición de los ángeles de la muerte es en realidad una revelación divina. A través de Jung Jin-soo, Yoo Ah-in introduce elementos vitales como son el fanatismo religioso, la doble moral, la desesperación, el castigo y la penitencia, y lo hace con una puesta en escena firme, pero donde falta intensidad y fondo. Kim Hyun-joo da vida a una abogada que intenta proteger a las víctimas del culto mientras que Yang Ik-june interpreta al detective encargado de investigar los asesinatos que están ocurriendo a manos de esas misteriosas criaturas. Gracias a él se pondrá sobre la mesa la idea de libre albedrío y como la intimidación y el miedo llevan a un elevado nivel de manipulación y coacción que lo hacen imposible.

La segunda parte nos mete de lleno en un mundo temeroso de Dios donde la secta New Truth Society y un grupo fanático y radical llamado ‘Arrowhead’ aprovechan el miedo y la caótica situación para coger fuerza y subyugar a la población. Será el momento en que aparezcan nuevos personajes que desbloqueen la situación con unas premisas muy características. Entran a formar parte del tablero Park Jung-min que hace las veces de un productor de televisión y su esposa, interpretada por Won Jin Ah. Todos ellos magistrales pero velados por una puesta en escena que no permite un haz de luz sobre sus interpretaciones.

‘Hellbound’ es una serie de extremada violencia social, moral y también física. Las escenas que se presentan son grotescas y explícitas hasta decir basta. Un thriller religioso con unos toques de terror que harán las delicias de aquellos enamorados de estos géneros, pero que será difícil de digerir si se esperan mucho de él de forma prejuiciosa.

Todo el mundo muere, no es algo en lo que pensemos a diario pero es una realidad con la que convivimos. Eso si, bien distinto es saber que estás destinado al Infierno y no hay nada que puedas hacer para evitarlo. ¿Estás preparado para una realidad con esa premisa? Pásate por ‘Hellbound’ y descúbrelo por ti mismo.

Tráiler de ‘Hellbound’

¿Nos encanta?
Overall
3.3
  • Fotografía
  • Banda Sonora
  • Edición y montaje
  • Interpretaciones
  • Guion
  • Originalidad
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Resumen

  • Un elenco que a pesar de darlo todo no brilla.
  • Una fotografía demasiado apagada, incluso para un mundo apocalíptico.
  • Una idea brutal que ojalá cogiese el cuerpo y desarrollo que merece.

Si por supuesto te apetece seguir viendo K-dramas con premisas distintas, tienes que ver:

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