'Flack' T2 o el arte de darle la vuelta a la tortilla

‘Flack’ empieza la segunda temporada como cerró la primera, en la cresta de la ola. La serie sigue siendo irreverente, fresca y tan oscura como divertida. La serie regresa con una segunda temporada de seis episodios que mantienen la línea y el nivel de la primera, en la que por fin conseguimos quitar algunas capitas más al misterio que es Robyn.

Nada más comenzar el primer episodio vuelves a estar completamente enganchada, y eso que solo llevas dos minutos de metraje. Pero claro, nadie puede resistirse a unos diálogos que solo eres capaz de seguir si te has inyectado café en vena antes de darle al play o a las personalidades arrolladoras de las protagonistas.

Si bien es cierto que la serie no innova en absolutamente nada, rápidamente nos olvidamos de este defecto. Las interpretaciones siguen siendo estratosféricas. Anna Paquin, en el papel de Robyn, parece estar en su propia piel. Su personaje sigue siendo una maraña inestable de emociones que no sabe reconocer o controlar.

Y es capaz de transmitirlo, permitiéndonos ver la lucha constante de una persona a punto de explotar arrasando con todo lo que esté en contacto con ella. El hecho de que nos sigan incomodando muchas de las decisiones que toma o de las cosas que pasan nos dice, a nosotras mismas, que estamos muy lejos de haber barrido de un plumazo todos los prejuicios que creíamos tener superados.

En cuanto a Eva, interpretada por Lydia Wilson, decir, que en esta segunda temporada ocupa su lugar, su personaje encuentra mucho más metraje, es audaz e implacable. Un personaje implacable que desborda por su tridimensionalidad.

Y por supuesto no podríamos pasar sin Melody (Rebecca Benson), sin ella la banda no estaría al completo y la serie sería demasiado de lo mismo. Ella es la encargada de meter el contrapunto y de traer la serie a un plano más mundanal, que no corriente.

Pero, ¿A quien no le gusta una nueva incorporación?

Son la sangre fresca que nos permite disfrutar de nuevas e interesantes tramas y más si entre esas incorporaciones están Daniel Dae Kim, Sam Neill o Martha Plimpton.

Daniel Dae Kim inmenso como en todo lo que hace de secundario perfecto que añade algo de emoción a la trama alrededor de Eva. Claro, que sería dificil no añadirle intriga a la trama con este actor interpretando a multimillonario tecnológico del que todo el mundo tiene una opinión.

Y por fin entra en escena Clara (Martha Plimpton), culpable del 99% de las tragedias personales de sus hijas. Fue sin lugar a dudas la sombra que oscurecía a la protagonista en la primera temporada. Ahora coge cuerpo y pasa a ser el fantasma que la acosa cada vez que el silencio le obliga a bajar la guardia.

En aspectos ya más técnicos de ‘Flack’ seguimos siendo deslumbradas por una puesta en escena tan londinense que es difícil sacudírsela de encima. El vestuario es despampanante, elegante y atrevido, casi tanto como el elenco al que viste. En más de una ocasión te encuentras preguntándote en qué ocasión podrías tu vestir algo semejante, para justo al mismo tiempo darte cuenta de que no importa, solo lo querrías, sin más.

Las escenas corren rápido, el ritmo es frenético, porque así lo son sus vidas. Por algo son las reinas del escándalo, o mejor dicho, las reinas del engaño. Ahí es donde está lo mejor de la serie, en la manipulación directa y simple que vemos suceder ante nuestros ojos, y que nos hace plantearnos en todo momento si lo que leemos es tan real y honesto como nos gustaría creer.

Aprovecha y disfruta de la que quizá sea la última temporada de ‘Flack‘, aunque puede que con un poco de suerte Amazon coja las riendas y tengamos un año más, en nuestras pantallas, mujeres fuertes, independientes e imperfectas que sigan aportando a la merecida nueva normalidad de la televisión.

Una curiosidad antes de irnos. ¿Sabes lo que significa ‘Flack’? Es una expresión despectiva para los publicistas que en inglés se refiere a una persona responsable de represntar a una organización y de brindar información positiva sobre ella.