'No hay amor desinteresado', ¿puede ser la vida una novela romántica? (2024)

‘No hay amor desinteresado’ es el K-drama que nos tenía ilusionadas debido al regreso a un protagónico, hecho a medida, para Shin Min-A, esa actriz que se ganó un hueco en los corazones de los espectadores en ‘Bittersweet life’ y que hace unos años nos dejaba con ganas de mucho más tras su paso por ‘Our Blues‘. Por desgracia, no será este el drama en el que volvamos a suspirar por ella debido a un guion que no ha sabido encontrar el equilibrio entre la comedia y el drama, ofreciéndonos doce episodios en los que se dice mucho, pero no se cuenta nada.

Son Hae-Young (Shin Min-A) es el tipo de persona que no quiere perder dinero bajo ninguna circunstancia. Cuando era niña, tuvo que compartir el amor de su madre con los demás. Ahora, Son Hae-Young enfrenta la posibilidad de perderse un ascenso laboral en su lugar de trabajo. Para evitar tal pérdida, elabora un plan para casarse y así conseguirlo. Kim Ji-Wook (Kim Young-Dae) trabaja a tiempo parcial como cajero en una tienda de conveniencia. Cuando de repente ella le pide que se convierta en el novio falso de su boda, él por algún motivo acepta su oferta.

Edulcorada a más no poder y sin química ninguna, los episodios pasan relativamente raudos porque no son excesivamente largos y tampoco son muchos. Ayuda a superar la falta de solidez narrativa y un guion poco creíble a nivel emocional un montaje bastante dinámico junto a una banda sonora que acierta siendo bonita, esperanzadora y alegre.

La trama general en la que una joven calculadora busca casarse para obtener los beneficios fiscales y de promoción interna en su empresa podría haber sido épico. Podría habernos dado un romance de esos que nos dejan engachada desde que vemos aparecer al actor iluminado bajo un sol cálido y brillante. Pero la falta de ideas claras y la mezcla de temas complejos como la discriminación en el puesto de trabajo, los problemas emocionales y traumas adolescentes, sumados a que la dinámica de trabajo de la empresa es aburrida y predecible hacen que todo se diluya o, mejor dicho, se amontone sin sentido haciendo que perdamos la atención sobre lo que se narra.

No podemos negar que el desfile de modelos que tenemos en la protagonista no es variado, pero no solo de un buen apartado técnico y estilístico puede vivir un drama, y aquí nos damos rápidamente cuenta de ello. Hay escenas que no entiendes por qué están presentes, ya que se ve a leguas que son de relleno absoluto. Lo mismo que con las escenas ocurre con muchos personajes secundarios, que aparecen como si de maniquíes se tratase, sin fundamento alguno, quedando ridículos cuando podrían haber sido notables con pocos minutos.

Dame dos tazas de estos secundarios

¡Han Ji-hyun y Lee Sang-yi al rescate! Menos mal que no importa lo que le lances a Lee Sang-yi, siempre cae de pie y excede nuestras expectativas sin importar el género. Lo amas en ‘Bloodhounds‘ y odias en ‘Han River Police‘. Aquí junto a Han Ji-hyun consiguen sacar a flote una serie que sin ellos probablemente muchos habríamos dejado a medias. Él da vida a un CEO arrogante que se deja llevar por los deseos de su madre, viéndose su vida sentimental arrastrada por sus comentarios. Ella es una joven escritora de romántica que sueña sus libros pero que nunca ha experimentado las emociones y situaciones sobre las que escribe. Sus caminos se cruzan de la forma más inesperada, y por suerte para nosotras, siguen cruzándose una y otra vez. Su historia es el clavo ardiendo al que nos agarramos para seguir hasta el final.

¿Sabes lo mejor? Qué nos dan las dos tazas del romance secundario en forma de minidrama bajo el nombre ‘Spice up our love’, y sí, te suena porque es así como se llama la novela romántica que la escritora de la serie está creando durante la historia de ‘No hay amor desinteresado’. Una historia que por fin pone un poquito en el foco de atención la escritura de novela romántica. Un género siempre denostado, pero que atrapa a miles de lectoras a lo largo del globo.

Y aun así… Aunque a todas nos gusta caer prendadas de la pareja secundaria, pero esta nunca debería de atropellar a la principal, de hecho debería servir de apoyo para su historia. Al no ocurrir se demuestran dos cosas, que no has sabido construir los arcos narrativos principales y que tampoco tenías claro donde querías que fuese tu historia. Se desaprovecha en ‘No hay amor desinteresado’ la oportunidad de hablar en profundidad del mercado laboral femenino, de la fuerte crisis de natalidad que atraviesa el país, así como del sistema de acogida en el que miles de niños y niñas se crian, siendo socialmente excluidos por una condición no escogida.

Por desgracia, ‘No hay amor desinteresado’ no consigue salvarse ni siquiera con una muy buena historia de sus secundarios. Y no lo hace porque se achanta en los momentos que de verdad importa. Introduce comedia justo cuando no debe, restándole a la narrativa una credibilidad y madurez que en líneas generales echamos de menos en toda la serie. Hay saber dejar estar a los momentos dramáticos y no intentar quitarles relevancia o importancia cuando son tan trágicos y duros como los que esta serie presenta, pero para saber cuales son deberás ver la serie. Ya sabes que aquí escribimos sin spoilers ^^.

El definitiva, ‘No hay amor desinteresado’ sirve para pasar un rato agradable en el que no pensar mucho, pero no creemos termine en los anales de Dramaland como una serie icónica que marcó un antes y un después en ninguna dramalover. Habrá que esperar con ilusión al próximo trabajo de Shin Min-A para quitarnos la espinita.