El 1 de enero volvió a Netflix con su tercera temporada ‘Lovesick’. Una sitcom británica originariamente de Channel 4 con el título ‘Scrotal Recall’, creada por Tom Edge, guionista de algunos episodios de ‘The Crown’. Los británicos son muy buenos haciendo comedias con fondo trágico: ‘Catastrophe’, ‘The Office’, ‘Fleabag’, ‘The IT Crowd’ o la reciente ‘The End Of The F***ing World’ (de la cual tenéis, en esta casa, un artículo estupendo escrito por Laura Rodríguez Hernáiz), por poner sólo cinco ejemplos.
Tiene como punto de partida el descubrimiento por parte del protagonista de estar afectado por una infección de transmisión sexual, la clamidia. Dylan, así se llama, deberá ponerse en contacto con todas las chicas con las que ha tenido relaciones sexuales en el pasado para poner sobre aviso de su enfermedad y que se hagan chequeos. Cada capítulo se centra en una chica y poco a poco irá descartando posibles contagios. Puede parecer un argumento un tanto estúpido, pero no es así. Lo de la clamidia es una excusa, un Macguffin (término acuñado por Alfred Hitchcock) para tratar con profundidad las relaciones humanas: cómo las personas entran y salen de tu vida a veces sin previo aviso, un conocido se puede tornar un completo desconocido. Al fin y al cabo todos somos sustituibles, el amor viene y va, y nada en nuestras relaciones personales es inamovible, todo está sujeto a cambio y la vida, quizás, consista en amoldarse a las circunstancias, te gusten o no.
Los episodios parten del pasado para explicar el presente, dando a entender que cada decisión importa y puede influirnos siendo determinante en nuestro día a día. En mi opinión, su punto fuerte es la construcción de los personajes, que están atrapados en sus propias telas de araña.
La principal trama es la tensión sexual no resuelta entre Dylan y Evie (excelente actuación de Antonia Thomas, conocida principalmente por ‘Misfits’), que son los mejores amigos del grupo sobre el que gira la historia. Junto a estos dos, encontramos a Luke, el tercer amigo en discordia, un personaje fabuloso que nos ofrece, en su mayoría, las situaciones más divertidas, histriónicas y delirantes de la serie (es fascinante cómo en los momentos que debieran ser serios surge la comedia). Es un tipo que no busca relaciones, sólo le tienta el sexo vacío y hedonista. Precisamente, la tercera temporada es la maduración, o el intento de madurar, de los personajes. La trama que más interés me ha suscitado ha sido justamente la de Luke, que trata de enfrentarse al miedo de estar en una relación.
En definitiva, ‘Lovesick’ es entretenimiento de calidad cuyas temporadas se hacen de rogar (aproximadamente estrenan cada dos años). Cuenta a través de un humor dulce, encantador, desenfadado y al mismo tiempo desvergonzado la vida romántica de Dylan y sus amigos, que quieren, supongo que como todos, ser amados, aprender a vencer las inseguridades y a lidiar con los fantasmas del pasado, porque sentirse completamente solo no es para nada gracioso.