Cuarta temporada.
Este post está lleno de SPOILERS, así que si quieres que la temporada sea una sorpresa, no sigas leyendo.
Cuando en 2011 se estrenó la primera temporada de Homeland, todos los espectadores nos quitamos el sombrero ante la entretenidísima trama de espías, terrorismo y yihadistas de la cadena Showtime. Sus protagonistas, Claire Danes y Damian Lewis, recibieron premios de reconocido prestigio como los Globos de Oro, y la crítica y público se rindieron ante sus interpretaciones. Por fin había llegado una serie de acción y entretenimiento bien hecha.
Pero entonces se emitió una segunda temporada, que perdió algo de gas con respecto a la brillante primera parte y, poco después, una tercera temporada desganada, de guiones flojos y tramas sin interés que, tras el gran golpe de efecto final, hizo preguntarse a muchos qué sentido tenía apostar por una cuarta temporada. Porque la tercera temporada fue malísima, con actuaciones más que cuestionables y un guión que tomaba partido a favor de los “buenos” y apuntaba al Medio Oriente como nido de los “malos”, con historias secundarias innecesarias y un agónico final para el que había sido el principal protagonista de la saga, Nicholas Brody.
Al final la cuarta temporada se estrenó en el mes de octubre de 2014, confirmando, para sorpresa de muchos, que la apuesta de Showtime les había salido redonda. Los guionistas optaron por “resetear” la trama y enviar a sus protagonistas a Pakistán y Afganistán, agilizando los guiones con dosis de acción y emocionantes escenas que hicieron olvidar los malos momentos que nos hizo pasar la tercera temporada.
Uno de los aspectos con los que más ha ganado la última entrega de Homeland es el regreso del papel protagonista de la intriga y los momentos de acción que brillaron en la primera temporada. Carrie Mathinson, ahora responsable de un centro de operaciones en Afganistán, se dedica a interceptar y bombardear objetivos enemigos parapetada en la comodidad de los drones. El bombardeo de un edificio donde se cree que está un importante yihadista es el detonante de una cadena de errores y asesinatos que traslada a sus protagonistas hasta Islamabad, en Pakistán, donde entran en escena de nuevo Saul (Mandy Patikin), ya fuera de la CIA, y Peter Quinn (Rupert Friend), que por fin adquiere un papel destacado acorde con la talla de su personaje.
Ya sin la insoportable familia Brody, y sin la trama romántica entre Carrie y Brody que empantanó la segunda y tercera temporadas (aunque se ha introducido una nueva y sutil tensión sexual entre la protagonista y Quinn), Homeland vuelve a ser lo que nunca debió de haber dejado de ser: una buena serie de espías y terroristas, donde no queda claro quién ejerce el papel de verdugo y quién el de víctima.
La cuarta temporada de Homeland está llena de enormes momentos y capítulos amenísimos (el asesinato por parte de una masa enfurecida del agente de la CIA Sandy Bachman (Corey Stoll), el secuestro de Saul, el intercambio de prisioneros, el asalto a la embajada o el casi asesinato de Haqqani, por citar sólo algunos). Además, han llegado nuevos personajes que han aportado misterio y carisma a las tramas, como el nuevo “malo” Haissam Haqqani (Numan Acar), la sibilina agente del servicio de inteligencia pakistaní Tasneem Qureshi (Nimrat Kaur) o el oficial Asaar Khan (Raza Jaffrey). ¿Quién se acuerda de Brody con estos nuevos mimbres?
El cierre de temporada dejó muchos frentes abiertos y la sensación de que Homeland puede volver a darnos muchos buenos momentos de emoción y tensión. Esperamos con ganas la quinta temporada.