En la anterior entrada de esta sección, el cine que nos vio crecer, sugerí a los lectores que me indicaran cual fue la película que marcó su infancia. Hubo diversas respuestas, pero, sin duda, la respuesta mas recurrente fue la de una peli que es uno de los mayores cantos a la amistad hechos en la historia del cine, E.T., el extraterrestre.
E.T., dirigida en 1982 por el gran Steven Spielberg sobre un guión de Melissa Mathison, también guionista de Kundun, marcó el hito de ser la película mas taquillera de la historia en su momento, superando a Star Wars, record que mantuvo durante diez años, hasta el estreno de la también cinta de Spielberg, Jurassic Park.
El argumento versa sobre un pequeño ser de otro planeta que se queda abandonado en la Tierra cuando su nave, al emprender el regreso, se olvida de él. Está completamente solo y tiene miedo, pero se hará amigo de un niño (Elliot), que lo esconde en su casa. El pequeño y sus hermanos intentan encontrar la forma de que el pequeño extraterrestre regrese a su planeta antes de que lo encuentren los científicos y la policía.
Dentro del elenco artístico son sumamente destacables las actuaciones de los jóvenes protagonistas de la cinta, Henry Thomas (Elliot), Robert MacNaughton (Michael) y una jovencísima y adorable Drew Barrymore (Gertie).
Pero mas allá de su elenco artístico, de sus cifras en taquilla o de que sea para muchos críticos la mas grande película de ciencia ficción jamás hecha, E.T. es una historia que en sus 115 minutos es capaz de hacernos reír a carcajadas con las peripecias del simpático y adorable ser, y de acongojarnos hasta el punto de hacernos caer alguna lagrima en sus minutos finales. Estamos ante una preciosa historia que nos enseña como desde la óptica inocente de un niño es posible una amistad sincera y sin perjuicios entre dos seres totalmente diferentes, amistad que no es posible, como se ve en la película, desde la corrompida óptica de los adultos.
Una gran parte de nosotros transmutamos de pequeños a Elliot en un héroe infantil capaz de ser amigo de un extraterrestre que provocará que sus siguientes días sean de aventura, magia, maravilla, descubrimiento, diversión, tensión, drama… Como olvidarnos de Elliot y E.T. en bicicleta surcando los cielos por delante de una impresionante luna llena, escena que sirvió de catapulta para los sueños de los muchos que vimos E.T. de niños, escena que es una de las mas bellas e inolvidables de toda la historia del cine. Como olvidarnos de ese dedo extraterrestre señalando al infinito y diciendo “mi caaasa”. En definitiva, como olvidarnos de esta gran película.
No puedo acabar el artículo sin mencionar la banda sonora compuesta por John Williams para esta película, una de las mas conocidas de la historia del cine y que hace que nos impliquemos con la película de principio a fin. A continuación les dejo un enlace para que disfruten de esta maravillosa banda sonora.