Los Goya 2022 se presentan fuerte también en la categoría de cortometrajes. Las obras presentadas son de una gran calidad y tratan temas de un amplio espectro social. Hoy hablamos con Carlo D’Ursi, quien remueve conciencias con un corto que habla de la dura realidad de miles de jóvenes cuya infancia es avasallada por la guerra, el conflicto armado y la inseguridad diarias.
Mufid, falla y hace desaparecer la pelota tras una colina. No quiere ir a buscarla, pero sabe que debe hacerlo. Un corto que denuncia los ataques de drones militares a la población civil. Mufid, un chico de 14 años, juega al fútbol con sus amigos. Falla un tiro y hace desaparecer la pelota tras una colina. No quiere ir a buscarla, pero sabe que lo hará. Cuando se adentra en la zona vigilada por un dron militar, descubre que Amina ha cogido su pelota. Mufid intenta recuperarla. Hassan quita la pelota a los adolescentes y la tira dentro de unas ruinas; en su interior, un gran secreto. El dron se pone en alerta. Mufid sale de las ruinas con la pelota, pero el dron no lo tiene claro. Mufid se convierte en un nuevo objetivo. Una gran explosión acabará con todo.
Jaime: ¿Cómo se gestó la idea de ‘Yalla’?
Carlo D’Ursi: Mi interés por los derechos humanos vertebra mi carrera como cineasta. Películas como ‘El último vuelo del flamenco’, ‘Diamantes Negros’, o ‘Tabib’ son la prueba de ello. Los derechos de la infancia en especial son para mi una prioridad. El conflicto Árabe-Palestino es algo que sigo y estudio desde que estaba en el colegio, en clase de política (sí, en Italia damos política en el colegio y nadie pone el grito en el cielo).
Jaime: Enhorabuena por el Forqué que recibió ‘Yalla’ en su día, ¿Qué ha supuesto esto de cara a otros festivales o a la propia visibilidad del proyecto?
Carlo D’Ursi: Los Premios como el Forqué o los Goya conllevan una explosión de visibilidad y que el mensaje del cortometraje a favor de los derechos de la infancia sigan calando. Este último es mi primer objetivo, y espero que así siga siendo.
Jaime: Se ve en películas como ‘Espías desde el cielo’ lo que tú mismo has comentado con tu frase: “el uso descontrolado de los drones militares causa víctimas civiles inocentes”. ¿Qué te ha llevado a interesarte por dar visibilidad a esta barbaridad? ¿Posees un interés especial por retratar temas sociales?
Carlo D’Ursi: Como comentaba antes, mi interés es por los derechos humanos, que por supuesto engloba lo social, pues la sociedad somos todos en su conjunto. El mío no es un cine político, al menos no como se entiende por la mayoría, que lo confunden con la propaganda. El interés por los robots asesinos es algo que surgió tras un viaje a Palestina, durante el que conocí la historia de dos hermanos que fueron asesinados por un error de identificación, en este caso humano, pero provocado por un ordenador. A partir de allí empecé a investigar, y descubrí el caso de los niños de Gaza que retrato en Yalla.
Jaime: ¿Fue muy difícil la grabación? ¿Qué nos puedes contar acerca de la localización donde transcurre el cortometraje?
Carlo D’Ursi: Se rodó en una cantera abandonada donde pudimos ejecutar las explosiones con el máximo realismo. Un paisaje rural a caballo entre la comunidad de Madrid y castilla-La mancha donde hemos podido recrear a la perfección lo que tenía en mi cabeza.
Jaime: ¿Cómo fue la selección de los seis interpretes que aparecen en el cortometraje?
Carlo D’Ursi: Se realizó gracias a Paula Cámara y Sofia Siveroni, directoras de casting, que buscaron en centros de acogida, en asociaciones culturales, y en la calle también. Finalmente el reparto fue una mezcla entre actores jóvenes con algo de experiencia, y el debutante protagonista.
Jaime: ‘Yalla’ es una obra sin apenas voz y sin color salvo en la parte donde el dron y el fuego aparecen, ¿a qué se debe esta elección cromática y esta dualidad entre utilizarlo para el dron y no para el resto de escenas?
Carlo D’Ursi: Es evidente que en Gaza la vida no tiene matices, y se debate entre mantenerse vivo o morir en muchas ocasiones. El blanco y negro me otorga la posibilidad de escenificar esta dicotomía. Sin embargo, quien cómodamente pilota un dron armado con misiles a miles de kilómetros de distancia, se puede permitir ver la vida en policromía, y volver a su casa como si nada tras haber ejecutado una masacre sin precedentes.
Jaime: ¿Con qué esperas que se quede el público de tu cortometraje?
Carlo D’Ursi: Espero provocar concienciación sobre el uso descontrolado de los robots asesinos, como los drones militares, y que se siga debatiendo sobre la necesidad de una moratoria internacional para controlar el mercado de las armas.
Jaime: Tu cortometraje es uno de los 35 cortometrajes que han sido preseleccionados para competir en la 36 edición de los Premios Goya ¿Cómo recibiste dicha nominación y que esperas de estos premios?
Carlo D’Ursi: Todavía no es una nominación, es una candidatura. Es importante aclararlo. El día 29 sabremos si es una nominación. Dependiendo de cuando se publique esta entrevista, lo sabremos ya o no. Me llegó la noticia de un querido amigo italiano, productor también aquí en España, que es mi talismán. Estaba en Abycine, el festival de Albacete que premió ‘Yalla’ sobre proyecto en el concurso nacional convocado por Amnistía Internacional
Jaime: ¿Qué será lo próximo que podremos disfrutar de Carlo D’Ursi?
Carlo D’Ursi: En febrero terminaré de rodar un documental autobiográfico dirigido por Amaya Villar, que ha sido residente de la Academia de Cine. Un “Boyhood” muy español rodado en los últimos 20 años de la autora, que recorre con mucho humor lo que significa intentar crear una familia, o lo que creemos que es una familia, en estos locos tiempos modernos.
Sobre ‘Yalla’
Un cortometraje directo y conciso
‘Yalla’ se abre ante nosotros de una manera sencilla e inocua. Una localización desértica no deja entrever lo que se avecina en su metraje, cuya narración pasa a la velocidad de la luz jugando con el poco tiempo de duración que posee y los acontecimientos que viene a contar. Con poco más que dicha localización, el cromatismo gris de la cinta y que en todo momento «yalla» sea, además del título lo único que escuchamos del cortometraje, Carlo D’Ursi consigue que el terror emane y se apodere del público. Un terror que es muy conocido por mucha gente que lo sufre diariamente y que el director ha querido reflejar en breves diez minutos. Un trabajo estupendo.