'Moscow Noir' (2018), una historia rusa

Un acuerdo comercial arriesgado sumerge al banquero de inversiones sueco Tom Blixen (Adam Pålsson) en una guerra abierta con multimillonarios, políticos, oligarcas y sus ejércitos privados. Enemigos y asesinos se revelan uno dentro del otro como matrioskas, mientras los cadáveres se amontonan.

Y decir que los cadáveres se amontonan en ‘Moscow Noir’ es decirlo suave. La serie que nos trae Filmin, un thriller centrado en las mafias rusas nos mete de lleno en los entresijos políticos y económicos de la oligarquía rusa.

Engancha de principio a fin

Lo que en un principio parece una serie de corte clásico, bien ejecutada, pero sin mucho nuevo que ofrecer, de pronto se transforma y nos deja todo lo que queremos. La tensión no hace más que ir in crescendo con el paso de los episodios, que con solo ocho, es capaz de contarnos una historia de principio a fin, sin dejarnos con sensación de perdida.

Quedamos satisfechos con su desarrollo y desenlace, pero no me importaría ver una segunda entrega, de hecho estaría la primera pegada a la pantalla esperando. ‘Moscow Noir’ tiene un halo exótico que te atrapa desde que empieza el metraje. Será que no estamos acostumbrados, aún, pero le hace ganar muchos puntos.

Su estética colosal, encontrada no solo en su urbanismo y edificios, sino más bien en la creación de sus personajes, dice mucho de la historia y de su trama, casi sin haber presentado a los personajes. Todo es elegante, suntuoso y a un mismo tiempo inifitamente decadente y pobre.

Ese contraste de clases es quizá, lo que más choca de ‘Moscow Noir’, la corrupción se acentúa y nos parece más blasfema si cabe cuando vemos la miseria que rodea a toda una nación. En ningún momento se esconde que el dinero, o mejor dicho, la cantidad exacta de dinero, te abre todas las puertas necesarias y borra cualquier evento pasado que no te beneficie.

Gracias al personaje principal, Tom Blixen, estamos siempre en movimiento, lo que implica disfrutar de unas vistas que rara vez llegan a nuestras pantallas. Ese movimiento es incesante, la intensidad y el estrés al que se ve sometido el joven agente de inversiones no es apto para aquellos que quieran vivir una vida tranquila.

La consecución de escenas con peso vital para la trama es constante, y pasa de interesante a brutal en cuestión de dos cambios de cámara. Cuando menos te lo esperas te encuentras perpleja ante lo que acaba de llegar, porque, por mucho que te cueste admitirlo, no lo habías visto venir.

Es poder, no dinero lo que todos buscan

Y ahí está la magia, en que empiezas con una trama que te llama la atención y pasas a tener una bomba entre manos. Todos los personajes son complejos y completos. Cada uno de ellos se ve movido por su propia supervivencia, y la serie no falla en mostrar como son los lazos afectivos y de confianza en otros los que nos mantienen vivos.

La traición, la extorsión, el acoso y los límites de la resilencia humana se ponen a prueba de muy distintas formas con el paso de los epiosodios, pero siempre están relacionados y se muestran en su justa medida.

Ya hemos hablado de unas localizaciones y puesta en escena que configuran un escenario perfecto para contar una trama de estas características. La banda sonora, a su vez, acompaña fielmente a los niveles de intensidad que se intentan transmitir, y siempre, siempre, encaja a la perfección.

Lo mejor de la historia, y lo más terrorífico, es que no sabemos con cuantos detalles reales se juega y con cuantos ficticios, pero nos creemos cada uno de ellos a pies juntillas, por algo será. Ni te lo pienses, esta noche toca Filmin y toca ‘Moscow Noir’.