No has visto una película tan agotadora, estridente y necesaria como esta en mucho tiempo. ‘Pandora’ no es ninguna maravilla del mundo moderno, pero si una crítica vital a un modo de vida que no podemos permitirnos si queremos vivir sanos y a salvo en este planeta.
‘Pandora’ es la primera película coreana comprada por Netflix, y desde que lo hiciese, está en su catálogo, dejándonos más de dos horas de metraje que nos adentran en una terrorífica posibilidad. La idea de vivir cerca de una central nuclear seguro no está entre tus preferencias para establecer tu hogar, pero ¿Serías tu capaz de trabajar en una central nuclear si construyesen una en el lugar que siempre ha sido tu hogar?
Jae-Hyeok (Kim Nam-Gil) vive con su madre (Kim Young-Ae), su cuñada (Moon Jeong-Hee) y su sobrino Min-Jae (Bae Gang-Yoo) en una pequeña ciudad coreana. Para ganarse la vida, trabaja en una planta de energía nuclear local. Por otra parte, uno de los supervisores de la central, Pyung-Sub (Jung Jin-Young), está preocupado por las condiciones allí, pero nadie en el gobierno le hace caso. De repente, un terremoto golpea el pequeño pueblo y causa explosiones en la planta de energía. La situación rápidamente desemboca en una incontrolable espiral de caos y destrucción, llevando a toda la nación a entrar en pánico. Para evitar otro desastre nuclear, Pyung-Sub, Jae-Hyeok y sus compañeros regresan a la central nuclear.
¿Somos conscientes de los peligros que entraña la energía nuclear? Lo cierto es que no. De ser así no las utilizaríamos, ya que por mucho que necesitemos la energía para mantener el ritmo y calidad de vida que a día de hoy se tiene en el llamado ‘primer mundo’, los riesgos sobrepasan con creces a los beneficios. Si eres de esos que no están convencidos de esto, sino de todo lo contrario, ‘Pandora’ probablemente te haga cambiar de opinión, porque si algo nos ofrece es un honesto retrato de las consecuencias que un desastre nuclear puede tener en las primeras horas desde que se desata la desgracia.
La cinta comienza con una presentación tranquila, cotidiana y casi costumbrista de lo que debe ser una zona rural de costa en Corea del Sur. Sus personajes se levantan, van a trabajar y discuten los unos con los otros por nimiedades mientras los días pasan. Poco va a durar la tranquilidad. Una vez nos han presentado a los personajes principales y nos hemos hecho una idea de como son, ocurre lo que todos sabemos va a pasar desde que le damos al play, que algo va a explotar dentro o muy cerca de la central y eso va a desatar el caos.
Por supuesto, estabas en lo correcto. No muchos minutos dentro de la película, todo salta por los aires cambiando radicalmente el tono de la película, que pasa ahora a ser uno de muerte, desolación e infinita desesperación. Es hora de ver como reaccionan nuestros protagonistas y como hace frente Corea a un desastre de esta magnitud. El guion aprovecha a la perfección la oportunidad de mostrar lo mejor y peor en nosotros. El gobierno, y un presidente no muy experimentado, serán los utilizados para poner de relieve que por mucho que se quiera o por muy necesario que sea, cuando jugamos con fuego, nos quemamos.
La crítica parte de este punto, pero no cesa ahí. Se aprovecha para hablar del control y manipulación de la información y como se gestiona en tiempos de crisis. Se profundiza en la moralidad y practicidad de dar a conocer qué está ocurriendo si eso va a suponer generar aún más caos entre la población civil, pero quizá lo que más nos choca de toda la puesta en escena es ver como los planes de contingencia ante un accidente de este tipo fallan uno tras otro.
Ciertamente, ‘Pandora’ es capaz de navegar en una escala de grises muy amplia, algo que no esperamos cuando decidimos verla, sobre todo si hemos llegado a ella buscando una película más de desastres naturales. Su fotografía y la recreación de las escenas durante el rescate tanto dentro como fuera de la central sobrecogen. Vemos la ceniza envolverlo todo, los servicios de emergencias correr de un lado para otro sin órdenes precisas mientras sobre ellos llueve muerte y nos angustiamos cuando los trabajadores de la central, tienen que sacrificar sus vidas para evitar un desastre aún mayor.
La carga dramática es enorme. Los personajes sufren continuamente, no solo por una situación que literalmente licua sus adentros, sino por los sentimientos no expresados, los sueños no cumplidos y las palabras dichas a despecho que ahora pesan en el alma. Las interpretaciones son sólidas, aunque no destacables en ninguno de los personajes. Donde si es excelsa es en su puesta en escena y montaje, ya que es capaz de presentar el caos como si estuviéramos en él. La sensación de inmersión es muy elevada y eso la hace perfecta para el género.
‘Pandora’ es dos películas en una. Es lidiar con la situación a nivel estratégico y político, siendo parte de ello los trabajadores de la central, y es sobrevivir al desastre sin apenas información, dejando atrás todo cuanto se tiene y se conoce, algo que recae en la población civil y concretamente en los personajes femeninos. Todo esto deja mucha información tras de si. Es un retrato de la sociedad coreana y de sus estratificación tanto por género como recursos, pero es por encima de esto, un mensaje de alerta al espectador.
Con veinticuatro reactores operativos muy cercanos a nueve ciudades, Corea cuenta con la mayor densidad de centrales nucleares del mundo. Desde el desastre de Fukushima, muchos países comenzaron a desmantelar sus centrales, pero Corea planea construir cuatro más que se añadirán a las seis que están en construcción actualmente. Solo queda esperar que lo más cercano que estemos a una catástrofe como esta sea desde el sofá de casa con unas palomitas en la mano.
Tráiler de ‘Pandora’
¿Nos encanta?
Overall
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Fotografía
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Guion
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Banda Sonora
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Edición y montaje
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Originalidad
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Interpretaciones