Una reflexión sobre la adolescencia a través de un grupo de estudiantes de instituto que tienen que hacer frente a temas recurrentes de su edad, como la droga, el sexo y la violencia.
HBO busca su propia ’13 Reasons Why’, ‘Skins’, ‘Élite’ o ‘Sex Education’ con ‘Euphoria’, estrenada el lunes pasado envuelta en polémica por sus contenidos explícitos. Pretende ser una reflexión sobre la adolescencia a través de un grupo de adolescentes y su relación con la droga, el sexo y la violencia. Una especie de ‘Kids’ actualizado, la película de Larry Clark.
El primer capítulo sirve como carta de presentación del mundo juvenil a partir de Rue Bennett (Zendaya), su hilo conductor, una joven adicta a las drogas, inmersa en la autodestrucción, que a pesar de haber tenido una infancia feliz, ahora de repente, con la llegada de la adolescencia, se encuentra sin brújula ni mapa. Va en busca de su propia identidad, pero palia su vacío existencial con alcohol y drogas. Aunque acabe de salir de rehabilitación, no tiene la intención de seguir limpia (su hermana menor la encuentra cubierta con su propio vómito debido a una desagradable sobredosis de drogas). Su vida es un caos y profunda confusión. Se nos cuenta que nació tres días después de los atentados del 11-S, de alguna manera su existencia está marcada por la fatalidad, es como si el destino le hubiera reservado un hueco en la tragedia, por eso vive en una espiral violenta de la que no puede salir. En realidad es una buena persona que sufre incapaz de asumir que en las drogas nunca está la solución. La tristeza que impregna la atmósfera de la serie deriva del deseo de la protagonista por sentir algo, pero lo único que siente es la nada y la fragilidad de su propia vida, en gran medida causada por la euforia, siempre efímera.
‘Euphoria’ nos ofrece un retrato de una generación sin rumbo, angustiada, perdida, descorazonada, ubicada en la incertidumbre, incomunicada con sus padres (apenas salen adultos en escena), cuya única preocupación es irse de fiesta, drogarse y follar. El comportamiento de todos ellos está guiado por el impulso, que les hace errar en sus pasos zigzagueantes. Se sienten originales cuando realmente son tópico y fáciles de engañar.
Las escenas explícitas de sexo (hay cierto equilibrio paritario en los desnudos frontales), violencia y drogas conforman una visión pesimista de la juventud estadounidense, ignorante y agresiva, que “pornifica” el sexo (aunque tampoco veo tanta controversia para el revuelo que se ha armado). Una óptica sin duda generalizada, parcial y extremada, llevada al límite, que torna el sueño americano en pesadilla, narrada a través de la voz en off de la protagonista. Quiero pensar que los adolescentes (porvenir inmediato) en su mayoría no se comportan así, porque si no el futuro seguirá manchado de un color negro que causa auténtico horror. Por el bien del mundo, espero que los valores representados en este drama juvenil no sean los mayoritarios en los jóvenes.
Basada en una serie israelí con el mismo título, la serie trata temas como la sexualidad de los adolescentes, el uso que hacen de las drogas, la presión social, la apariencia, las redes sociales, las familias disfuncionales, la angustia emocional, la adicción, el machismo, la pornografía, etc. El rompecabezas identitario de la llamada “Generación Z”, imbuida de pleno en la era digital. Sam Levinson, director de la divisiva película ‘Assassination Nation’, aborda estos asuntos de frente y de forma provocativa con un guion basado en sus propias experiencias (ni por asomo tiene el tono didáctico tan manifiesto de ‘Sex Education’).
Es pronto para saber si será una buena serie o si, por el contrario, se quedará tan sólo en la superficie y en la provocación o tendencia depresiva gratuita. Cabe la posibilidad de que la aspirante a nuevo fenómeno adolescente, que va más allá de cualquier convencionalismo propio de otros dramas juveniles (no olvidemos que es HBO), se deshinche y se convierta meramente en un buen envoltorio que aunque luzca sigue estando vacío por dentro.