Hace poco se pudo observar dos casos de debut tras las cámaras de actores. Por un lado se vio cómo una ópera prima de un actor, después de muchos años de dedicación y saber hacer, triunfaba en el Festival de Málaga. Se trata de ‘A cambio de nada’ de Daniel Guzmán. Por otro lado está la decepcionante ‘Lost River’, de Ryan Gosling. Un sinsentido lleno de buenas intenciones pero nada más. Ahora llega ‘El maestro del agua’, su supone la primera incursión como realizador del actor australiano Russell Crowe.
Galípoli 1915. Turquía, un país inmerso en plena Primera Guerra Mundial. El granjero australiano Connor viaja a Estambul para descubrir qué ha pasado con sus tres hijos, todos declarados desaparecidos en combate. Durante su búsqueda forja una relación con una hermosa mujer turca, propietaria del hotel en el que se hospeda. Aferrado a la esperanza y con ayuda de un oficial turco, Connor se embarca en un viaje a través del país para descubrir la verdad acerca del destino de sus hijos.
Basada en la novela homónima de Andrew Anastasios y Meaghan Wilson-Anastasios, Crowe apunta alto en su debut como director. El australiano elige una historia épica, con tintes reales, de época y bélica. Una elección arriesgada, propia de Mel Gibson o Clint Eastwood, dos claros ejemplos de buenos directores y actores. Cierto es que Crowe sabe juntarse con un buen equipo técnico (el director de fotografía, el recientemente fallecido Andrew Lesnie, es una buena prueba de ello). Al igual, en el apartado de guion, optó sabiamente por quedar en un segundo plano y delegar en uno de sus autores de la novela, Anastasios, y en Andrew Knight, experto guionista para la televisión australiana.
El hecho es que ‘El maestro del agua’ como producción antibelicista y en recuperar la memoria histórica de la participación australiana en la guerra de Turquía en la Primera Guerra Mundial funciona. Acierta en su apuesta al perdón y la reconciliación entre naciones no creando un manido maniqueísmo con turcos y griegos malos y británicos y australianos buenos; eso lo evita (aunque no deje una imagen correcta del ejército británico, precisamente). Otro punto es la excelente ambientación de la Anatolia de la época, la belleza de los paisajes recuerda (sólo en materia estética) a la elegante e intimista ‘Sueño de invierno (Winter Sleep)’ de Nuri Bilge Ceylan.
El punto en el que falla es en que la trama se centra excesivamente en la imagen de Russell Crowe como héroe y absoluto protagonista, como también algunos momentos de flashback sobrantes. Errores de principiante que desluce esa belleza visual y una historia interesante y que, en caso de no haber centrado tanto la trama en su protagonista, hubiera sido una obra exquisita y un inicio prometedor como realizador. Pese a no brillar todo lo necesario, eso no quiere decir que no valga la pena, tiene momentos dramáticos intensos, una relato interesante que in crescendo y un plantel de actores internacionales y que cumplen estupendamente su labor.
‘El maestro del agua’ es una producción correcta, interesante y que consigue mantener el misterio hasta sus últimos momentos. Contiene además una notable historia de amor y momentos de acción necesarios para que esta historia bélica con tintes pacifistas sea un inicio notable de Russell Crowe como director. Le falta pulir muchas cosas, pero si continúa juntándose con un buen equipo, su carrera como director se puede volver interesante.