‘Crash Course in Romance’, la vida no entiende de razones (2023)

¿Coincidencias extremas? Eso no existe en Dramaland. Lo que si tenemos es un destino de lo más particular, que, K-drama tras K-drama nos acerca a las parejas más curiosas y bien interrelacionadas por eventos pasados que una pueda imaginar. ‘Crash Course in Romance’ no iba a ser menos, y por lo tanto nos trae unas pocas de «coincidencias» y mucho hilo rojo del que tirar. Este es un romance maduro, una relación adulta que vemos surgir y desarrollarse en pantalla de una forma muy orgánica, divertida y cálida, todo un lujo en los días que corren. Entra en el ‘slice of life’ que más ha dado que hablar en esta primera mitad del 2023.

La serie sigue la relación agridulce entre Nam Haeng-seon (Jeon Do-yeon), la dueña de una tienda de banchan, cuya hija se encuentra en pleno proceso de preparación para los exámenes de ingreso a la universidad, una verdadera guerra coreana. También sigue a Choi Chi-yeo (Jung Kyung-ho), un instructor de élite, que prepara matemáticas en una prestigiosa academia de extraescolares.

Con solo sus primeros minutos de presentación ya habrá merecido la pena a nivel moral y discursivo haber empezado este drama. Solo en Corea compramos el anuncio de un profesor de matemáticas en una pantalla gigante en el centro de la ciudad como si de un idol se tratase. Cuando arranca ‘Crash Course in Romance’ volvemos a sumergirnos en ese mundo de infinito estrés y nervios a flor de piel en el que no hay horas suficientes en el día para poder estudiar lo necesario para estar a la altura de lo que se exige.

Jóvenes esclavizados por los exámenes acceso a la universidad y por una presión social que a nadie beneficia. Criaturas agotadas y extenuadas hasta caer rendidas en el bus de vuelta, necesitando medicarse o recurrir a drogas para mantener el ritmo. Aunque no solo ellos se ven afectados por esta situación imposible. Como pronto vemos en nuestros protagonistas, la sociedad adulta se ve arrastrada inexorablemente hacia esa locura de reserva de plazas en las más prestigiosas academias poniendo bajo una presión insostenible a sus hijos e hijas.

Y es dentro de esa vorágine que conocemos a nuestros protagonistas. Probablemente lo mejor del papel de Jeon Do-yeon es ver como da cuerpo a una mujer llena de contradicciones. Su personaje es uno de los más humanos que se nos han presentado en tiempos recientes. Es consciente de sus virtudes, siendo sabedora de todo lo positivo y bueno que en ella hay, pero aun así es una mujer que no puede sacudirse las inseguridades que viven en todas nosotras. ¿Estoy de verdad conforme con quien soy? ¿Podría mejorar? ¿Necesito hacerlo? ¿Estaré haciéndolo bien como proveedora de mi familia?

Esta protagonista no cree que nadie vaya a fijarse en ella, ni siquiera tiene tiempo para planteárselo debido al huracán de responsabilidades y cuidados en el que vive inmersa. Será su viaje de descubrimiento de nuevas necesidades, nuevas realidades y experiencias, que siempre había obviado o apartado hacia un lado, lo que te permitirá reconocer en ella trocitos de ti misma con más facilidad de la que ahora mismo crees.

Nam Haeng-seon es la cara de una moneda, esa parte trabajadora, lejos del privilegio y las comodidades sociales. Cuando sea consciente de que su hija necesita mucho más de lo que está ofreciéndole para llegar hasta donde ella sabe puede y merece llegar, verá que hay un mundo ahí fuera al que debe enfrentarse. Conocedor de ese mundo es Choi Chi-yeo, interpretado por un Jung Kyung-ho que ya nos tiene más que conquistadas, asentándose en la lista de actores que nunca defraudan gracias a la puesta en escena que aquí realiza. Mientras da vida a un profesor vanidoso, meticuloso y altamente preparado nos arranca una cantidad de sonrisas incontables, pero sobre todo nos conmueve gracias al fondo que su personaje arrastra. Eso sí, ojalá leer así a los alumnos y ser capaz de transmitir esa paz mental diciendo justo lo que necesitan oír tal y como consigue hacer el.

Pero, por desgracia, no todo lo que reluce es oro. Este encumbrado profesor es la viva imagen de muchos de nosotros. Uno de esos profesionales a los que el estrés no deja ni siquiera comer, que nos enferma y hace sentir como si el día no acabase y aún así nunca fuese lo suficientemente largo. Choi Chi-yeo es la radiografía del mal llamado «éxito». Puede ser la suya una vida modelo, incluso soñada, pero la soledad de su enorme apartamento nos golpea en el pecho cuando lo vemos vivir como un fantasma episodio tras episodio. Poder disfrutar de una comida, sentirse renovado por una sensación de plenitud y disfrute después de saborear cada segundo de una plato de calidad no se hizo tan necesario y evidente desde ‘Chocolate‘ o ‘If you wish upon me‘.

Divina juventud

Que radiografía social más pertinente y oportuna para los tiempos que corren presenta este guion, ¿verdad? Es inevitable ver los paralelismos con nuestras realidades, y es por eso que la representación caracterización de los jóvenes de este K-drama es vital para poder disfrutar plenamente del drama. En ellos conseguimos ver la importancia de las pequeñas cosas cuando dos adolescentes se conforman con la paz de un viaje de media hora en bus, con el sol en sus caras y algo de música en sus auriculares. Cada uno de los chicos y chicas a los que conocemos convive con una problemática y el abanico de necesidades y situaciones cotidianas se presenta ante nosotros abriéndonos los ojos.

En ellos recocemos al chico de familia acomodada, Lee Sun-Jae (Lee Chae-Min), que lo tiene todo menos cariño y atención en casa, a la joven, Bang Su-A (Kang Na-Eon) que cuenta con toda la estructura familiar y económica necesaria, pero a la que la presión y la responsabilidad mata; Seo Geon-Hu (Lee Min-Jae) el joven deportista que ve su carrera truncada por una lesión y ahora debe reinventarse y una última chica, Nam Hae-E (Roh Yoon-Seo), que ha exprimido todas sus capacidades y seguido todas las normas y ahora se ve arrastrada por una economía familiar humilde que no puede permitirse ofrecerle el empuje extra que necesita para seguir estando en la cúspide.

El guion, con ellos como referencia, no deja pasar la oportunidad de hablar sobre el suicidio en personas de su edad. Una triste realidad a la que nada consigue poner freno. ¿Cómo se lidia con ese tipo de pérdida? Es difícil darse cuenta de que el mundo sigue girando cuando algo así ocurre y más a esa edad. La responsabilidad de quien trata con adolescentes en un momento tan cambiante y trascendental de sus vidas se hace más que evidente y te pone, enseguida, en alerta, porque los comportamientos adultos que aquí vemos, distan mucho de ser ideales o siquiera aconsejables.

Madres helicóptero

Madres que más bien parecen generales de un ejército de alto nivel. Mujeres cuyas vidas giran en torno a la vida académica de sus hijos, que no su bienestar. Son dos cosas muy distintas, y aquí se ve claramente esa diferencia. ¿Por quien viven estas madres? ¿Dónde están los padres? ¿Es lógico o siquiera sano intervenir en cada respiración y acto de un hijo? Las consecuencias son desastrosas, y lo vemos en cada episodio. Relaciones que se resquebrajan, matrimonios que sufren del abandono sistemático de la relación en pareja a causa del trabajo, los niños y las excusas.

Y no hablemos de la radiografía social y jerárquica que se expone. Cómo el dinero influye hasta en lo que debería ser sagrado: el esfuerzo y mérito propio. Madres que respiran privilegio y otras que no participan de los estándares sociales y académicos porque debe sacar a la familia hacia delante con medios limitados. Escenas que hablan de estructuras sociales a nivel doméstico y que enseñan como no hay nada perfecto en este mundo y como cada uno de nosotros lucha contra demonios internos que se materializan externamente de mil maneras.

Crash Course in Romance’ se habría beneficiado muchísimo de que su guion le diese oportunidad a estas familias a ahondar en sus problemáticas, permitiendo al espectador ver como resuelven el tocar fondo. Esta es una de las cosas que echamos de menos, mientras que, por otro lado, aplaudimos la gran variedad de realidades que muestra a través de unas madres muy particulares con enormes mochilas a sus espaldas.

Se lo podían haber ahorrado

Esta serie no para de crecer. Hasta que lo hace de golpe y te llevas el batacazo de tu vida. ¡Qué coraje! ¡Con lo bien que íbamos! Hay más de una incongruencia en el guion hacia mitad de la serie que no te puedes creer esté ocurriendo. En un intento de hacer crecer el K-drama, expandiendo su universo a través de las historias de sus secundarios, nos encontramos con un popurrí de subtramas que aparecen y desaparecen sin concierto ninguno, dejándonos con mas respuestas que preguntas, lo cual es extraño, ¿verdad?

¿Cómo podemos tener la sensación de tener demasiadas respuestas en un drama? Pues solo tienes que ver ‘Crash Course in Romance’ para darte cuenta que se fuerzan demasiado historias paralelas, y de hecho, se les da cierre casi sin haberles dado vida antes, y ese es el gran pecado de este K-drama. En todo lo demás es excelso, porque tiene una banda sonora muy bonita, unos personajes cálidos e imperfectos, momentos tan tristes y emotivos como hilarantes y un reparto que te atrapa y al que aprendes a querer pese a las excentricidades del guion.

No queremos una trama de thriller en una serie eminentemente romántica y cotidiana. ¿Por qué forzar? ¿Realmente necesitamos como espectadoras tramas que sorprendan con giros inesperados e inexplicables? No, queremos sorprendernos por un buen hacer técnico, unas interpretaciones de dulce y momentos emotivos que nos conmuevan, porque sabemos que puede lograrse.

En definitiva, personalmente, creo que ‘Crash Course in Romance’ tiene muchas más cosas buenas que malas. Puede no ser el drama redondo que todas esperábamos debido a las ‘malditas expectativas’, pero es innegable que conmueve y deja con una sensación agradable nuestro cuerpo cuando acaba. Hay en ella ese «¿y por qué no puede salir bien?» que tanto nos hace seguir hacia delante en nuestro día a día, y solo por eso elegiría verla si aun no lo hubiese hecho.

Tráiler de ‘Crash Course in Romance’

¿Nos encanta?
Overall
3.2
  • Originalidad
  • Banda Sonora
  • Fotografía
  • Edición y montaje
  • Guion
  • Interpretaciones
Sending
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Lo mejor

  • La crítica directa y tajante que se hace del sistema educativo y social que presiona sin misericordia a sus adolescentes hasta acabar con ellos.
  • El joven reparto que sabe estar a la altura de sus papeles, dejándonos siempre con una sonrisa tras sus apariciones.

Otros K-dramas de este reparto maravilloso son:

Crash landing on you’, mucho más que un problema fronterizo (Lee Jeong-hyo, 2019) | Netflix

Our Blues’, el lugar de las cien lunas (2022) | Netflix

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