Crítica de ‘Bellas Artes’ (2024) | Movistar+

Antonio Dumas (Oscar Martínez), un prestigioso historiador de arte y gestor cultural, culto y sofisticado, aunque bastante cínico y engreído, es nombrado director de un importante museo de arte contemporáneo en Madrid, al salir victorioso en un concurso para ese cargo. Una vez asumido su nuevo cargo deberá afrontar, en medio de la fauna insólita del mundo del arte, un abanico de circunstancias y conflictos dispares: desde problemas gremiales y presiones políticas, hasta situaciones disparatadas en relación a las exposiciones y a los artistas.

Lo interesantísimo de ‘Bellas Artes’ reside sobre todo en el hecho de que, creo, se toma a ella muy en serio; se toma muy en serio pero jugando con ese humor tan ácido que poseen sus líneas de guion y que salen a relucir en cada posibilidad que el mismo les deja dentro de la trama. Bien es sabido que el mundo del arte ha originado títulos en el cine que han utilizado sus, digamos, extrañas relaciones y situaciones en ocasiones para generar multitud de momentos hilarantes; véase ‘Velvet Buzzsaw‘ o ‘Upgrade: primera clase‘. De ahí que en ‘Bellas Artes’ veamos esto, que sigue funcionando, pero con un grado de madurez y seriedad de lo más interesante que alimenta mucho más aun ese humor que posee, potenciándolo hasta hacerte estar riendo continuamente sin una carcajada forzada de vez en cuando.

Y es que realmente es casi sibilino, y sobre todo focalizado en Antonio Dumas, a quien da vida Oscar Martínez. Su peso en la trama es capital, puesto que da vida a ese nuevo director del prestigioso museo, siendo un conocido historiador de arte y un magnífico gestor cultural. Ya en el primer episodio y con muy poco transcurrido tiene un pequeño monólogo con el que se muestra claramente como será su personaje y como será el guion que lleve en su mochila. Y, por ende, entre peleas con sindicatos, burocracia, obras de arte, activistas y unas cuantas historias secundarias más, nos va dejando disfrutar de su día a día y de los vaivenes museísticos en cuanto a problemas de gestión puedan aparecer dentro del mismo. Normalmente no es nada del otro mundo las situaciones de cada episodio , y eso es así, pero no impide que en su continente sea una constante diversión todos y cada uno de ellos.

Si bien es cierto los secundarios de ‘Bellas Artes’ son personajes que tampoco tienen excesiva importancia en lo que ocurre, el hecho de que las historias iniciales y secundarias de la serie pasen por este personaje principal hacen que su interpretación sea mirada con lupa. No obstante, y para tranquilidad de creadores y demás, es más que divertido su trabajo.

Lo más interesante que encontramos al final en ‘Bellas Artes’ es que en su corta duración por episodios tenemos una gran cantidad de comentarios inteligentísimos que se abrazan al humor para hacer más de una crítica de lo más fina; de lo más elegante también, puesto que lo disfraza con chistes, humor negro, mucha sátira y comentarios muy bordes y finalmente una trama con situaciones peculiares y soluciones a las mismas de lo más disparatadas que hacen que sea de una riqueza muy amplia ese guion.

En definitiva, ‘Bellas Artes’ no es una barbaridad inmensa, pero si que es una serie que se consume a una velocidad enorme y que ofrece, cuanto menos, un buen rato de risas en el espectador, algo que no está nada mal y que de seguro no es sencillo de hacer.

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3
  • Originalidad
  • Fotografía
  • Edición y montaje
  • Banda Sonora
  • Guion
  • Interpretaciones
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