Cuando una película se hace de manera altruista, y con altruismo se hace referencia a cine como proyecto personal alejado de la búsqueda de premios y certámenes, surgen interesantes propuestas. Es el caso de la nueva cinta de Philippe Le Guay, ‘Molière en bicicleta’, estrenada el pasado abril. Después de la celebrada ‘Las chicas de la sexta planta’, llega esta propuesta que empezó a gestarse cuando el realizador fue a visitar al actor Fabrice Luchini para proponerle su papel en la mencionada cinta.
En la cima de su carrera, Serge Tanneur (Fabrice Luchini) dejó definitivamente el cine para mudarse a la Isla de Ré y vivir como un ermitaño. Tres años más tarde, Gauthier Valence (Lambert Wilson), un reconocido actor de televisión, está planeando realizar su primera obra de teatro, nada menos que ‘El misántropo’ de Molière, y quiere a Serge en el elenco. Serge le propone a Gauthier cinco días de ensayo para saber si quiere participar. Los dos actores se miden y se desafían, compartiendo el placer de actuar juntos como también enormes ganas de pelearse.
La idea le surgió a Luchini cuando fue a rescatar a Le Guay en un accidente de bicicleta. Al volver a la casa del actor, éste le recitó unos fragmentos de ‘El misántropo’ al director. El diálogo entre el director y el actor sobre si es necesario actualizar o, por el contrario, mantener una pieza de teatro tuvo como consecuencia esta película.
‘Molière en bicicleta’ saca a la palestra la lucha de egos de los actores, sus filias y fobias. Serge y Gauthier son dos divos con dos formas de ver la actuación completamente diferente. Una de las obras más emblemáticas de Molière, ‘El misántropo’, es actualizado aunque a su forma. No es una forma moderna de enseñar la obra a nuevas generaciones sino un estudio sobre cómo tratar obras insignes del teatro para los espectadores de hoy, ¿elitismo o masificación? Una metáfora acerca del oficio del actor: ¿libertad creativa o falta de ella?
La obra ofrece una interesante visión sobre la profesión del actor, un lugar según palabras de Serge, donde no hay ni amistad, ni fidelidad, ni lealtad. Una sutil autocrítica al gremio. Los personajes de ‘El misántropo’, Alcestes y Filinto, son representados a imagen de Serge y Gauthier. Aunque los actores se intercambien roles, se denota cuál es cuál en esta obra. Serge es un solitario, un misántropo del siglo XXI, desencantado con la profesión y con la sociedad; Gauthier es un actor práctico, trabaja mucho para no pensar, acepta al sistema y lo usa a su favor.
Una comedia más dramática que cómica, sus momentos cómicos resultan acartonados y restan calidad a esta propuesta alejada de premios. Fabrice Luchini ofrece una vez más una actuación espléndida. Luchini, uno de los actores más versátiles de Francia, se desnuda ante la cámara ofreciendo una parte de su propia vida en ese misántropo que es Serge. Lambert Wilson es la elegancia personificada y solvente en la actuación. Wilson acepta ser la imagen del divo que no acepta su fin, que busca reinventarse para no caer en el abismo. La combinación de ambos provoca que, una vez vista la película, el espectador tenga una sensación agridulce acerca de lo visto.
‘Molière en bicicleta’ se adentra sutilmente en la vida del actor, del teatro. Una mirada ácida y pragmática no a la profesión de intérprete sino a la sociedad en sí donde todo el mundo forma de parte de una comedia. Quizás peque de no ser una obra ambiciosa y épica y sea más académica pero ‘Molière en bicicleta’ es una propuesta interesante y con clase. Una buena alternativa en la que el tiempo no se sentirá desperdiciado.