Lee Jong Suk es siempre un acierto cuando te animas a ver un K-drama. Lo fue en ‘Romance is a Bonus Book’ y lo es en ‘Pinocchio’, y eso que ésta última cuenta ya con seis años a sus espaldas. En ella también participa Park Shin-hye, otra de las grandes estrellas en boga (recordemos que acaba de estrenar ‘#Alive’ en Netflix).
Gi Ha Myung (Lee Jong Suk) es un joven que tras haber pasado un momento trágico en su infancia y perdido a su familia, es adoptado por un anciano que lo rescata del mar, y así se convierte Choi Dal Po, tío de Choi In Ha (Park Shin Hye), de quien se enamora incondicionalmente. Choi In Ha padece el «Síndrome de Pinocchio», enfermedad que le impide mentir, ya que cada vez que lo hace sufre un ataque de hipo.
Si bien es una serie en la que se intuye casi todo lo que va a ocurrir, está muy bien montada y la trama es lo suficientemente interesante para hacernos volver episodio tras episodio una vez que la hemos empezado.
Hay todo tipo de familias, todas perfectas a su manera
Uno de los puntos fuertes de ‘Pinocchio’ es la representación familiar que proyecta en pantalla. Sí, es cierto que estamos acostumbrados a familias desestructuradas y con problemas, dan mucho juego a la hora de escribir un guion. Pero, normalmente esas familias acaban estando formadas por un padre, una madre y algún que otro hijo.
Aquí nos encontramos con un abuelo, que acoge a un niño que rescata en el mar, al hijo de éste que está divorciado y que viene a la casa de campo a vivir con su padre trayendo consigo a su hija.
Nos encontramos así con una familia que no está unida en su totalidad por lazos familiares, pero que no deja de ser familia, de esa que se escoge y dura para toda la vida. En este aspecto hay una importante carga dramática y moral, ya que Choi Dal Po es ese hijo adoptivo que sobrevive aferrándose a la necesidad de un anciano de tener compañía en un intento, también de sobrevivir, pero en este caso a la soledad.
Tragedias que destruyen y a su vez crean.
Gi Ha Myung se convierte en Choi Dal Po desde el momento en que es acogido por su nueva familia. Pero la llegada no es fortuita, viene con una terrible historia de fondo. Desde que empieza la serie vemos cómo se van alternando espacios temporales.
Ambos protagonistas se unen, siendo chicos, bajo un mismo techo, tras de una forma u otra ser abandonados. Su vínculo no para de crecer, y la serie muestra la belleza de lo ordinario, del día a día. Todo queda en anécdotas y gestos a los que no damos importancia, pero sin los que no sabríamos vivir.
Vamos viendo en pantalla desde el momento que se desata la tragedia, cuando estando de servicio fallece el padre del protagonista, como sus vidas se sacuden y quedan ligadas, a pesar de no haber participado en los hechos. Pasamos así, primero, por esos momentos de infancia y adolescencia, que conjugan una muy buena primera mitad de la serie, hasta que llegamos a la vida adulta de Choi Dal Po y Choi In Ha.
El valor de la palabra
Culpable hasta que se demuestre lo contrario. Esa es la realidad que presenta ‘Pinocchio’. La presunción de inocencia es obviada, denostada y tirada por la ventana. Y ahí es donde verdaderamente encontramos el filón de este kdrama. Sus protagonistas, lejos de ser arrastrados por una tendencia cómoda y maliciosa se enfrentarán a ella, poniendo las cosas en su sitio.
La crítica a la ambición sin límites y a la avaricia es patente en un guion que está muy cuidado y es detallista en ese aspecto. Se crean personajes claramente ‘malos’, pero a los que se les da la oportunidad de contar su versión de los hechos, por mucho que no comulguemos con ellos cuando lo hagan.
El periodismo es el eje central de ‘Pinocchio’. En todo momento se tiene presente que es el hilo conductor, todo lo demás es secundario, lo cual no quita que nos enamoremos del enamoramiento de sus personajes.
‘Pinocchio’ nunca falla al mostrar cómo maduran los protagonistas. Nos permite verlos fallando, pidiendo disculpas y aprendiendo de sus errores. Aunque por encima de todo no nos permite a nosotros como espectadores, olvidarnos de que todo lo que vemos no tiene por qué ser verdad. Nos fuerza a recordar a cada momento que debemos ser críticos y que contrastar las noticias e información que nos llega es vital para no ser engañados.
Para permitirnos ver la diferencia entre unas buenas prácticas periodísticas y otras más bien deficientes nos presenta a dos grandes agencias de noticias. Una que hará todo lo posible por captar la atención de la audiencia y otra que antepondrá por encima de todo la veracidad de los hechos contrastados antes de presentarlos al público.
Choi Dal Po acabará convirtiéndose en reportero, intentando con ello desenmascarar la verdad oculta tras el caso que arruinó a su familia. Mientras lo hace descubriremos que los grandes conglomerados mueven muchos más hilos de los que pensamos. El ‘síndrome de Pinocchio’ tendrá así una enorme carga a lo largo de los episodios. No solo porque nos deja escenas divertidísimas a través de Choi In Ha sino porque nos permite ligar y traer a colación el tema de la verdad, la honestidad y el bien o daño que puede hacer.
Dicen que la verdad nos hará libres, pero no exentos de dolor. ¿Cómo piensas que sería tu vida si no pudieses mentir? ¿Es la honestidad siempre la mejor política? A todas estas cuestiones se enfrenta día a día el personaje de Park Shin Hye quien intenta por todos los medios convertirse en una reportera de renombre en un intento de captar la atención de la madre que un día la abandonó.
Veremos así, que no siempre la verdad es cierta. Este síndrome no le permite mentir, lo cual no significa que todo lo que dice sea verdad, más bien es que cree que es verdad. Recuerda esta parte porque será clave para comprender tanto la trama personal de Choi In Ha y la de Choi Dal Po.
Tráiler de ‘Pinocchio’
¿Pasa el corte?
Overall
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Originalidad
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Guion
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Interpretaciones
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Fotografía
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Banda Sonora
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Edición y montaje
User Review
( votes)Puntos fuertes
- Muestra otro tipo de familia
- Pone en evidencia el sistema informativo basado en la venta de exclusividad y morbo
- Hay muchos personajes entrañables