Mónica Pont es una actriz catalana que acaba de regresar a España hace menos de un mes tras residir en México durante seis años. Allí llegó en 2019 para participar en la película Guerra de likes. Después grabó Luis Miguel: La serie a la que siguieron colaboraciones como La Mexicana y el Güero, Que le pasa a mi familia o Esta historia me suena. En 2022 participó en Mi camino es amarte, donde interpretó a Claudia Altamirano, un personaje con mayor relevancia que en sus anteriores trabajos.
Los inicios de Mónica como actriz fueron en la televisión autonómica catalana TV3 donde apareció en La granja o en Barres i Estrelles. Tras participar en series como Hermanos de leche, Canguros o ¡Ay, Señor, Señor!, se dio a conocer ante el gran público en Hostal Royal Manzanares, junto a Lina Morgan. Después vendrían Tío Willy, Jacinto Durante, representante o Un chupete para ella. En teatro debutó con la obra Odio a Hamlet, dirigida por Denis Rafter y unos años más tarde trabajó en La llamada de Lauren dirigida por Aitana Galán.
Además de modelo y presentadora, otra de sus facetas es la de escritora. En 2016 publicó la novela No estás sola (Alienta Editorial), la desgarradora historia de una madre a quien la injusticia de la justicia separa de su hijo, basada en sus vivencias personales. También ha sido colaboradora en el periódico digital Neupic y en la revista Love.
Recientemente ha terminado de grabar la serie Amor de oficina para Netflixlat.
Tras seis años residiendo en México, has decidido regresar a España.
Regreso porque mi hijo me lo pide. Fíjate, el motivo por el que me fui hace seis años es el mismo motivo por el que ahora regreso. Quiero estar más cerca de él. Me marché por un tema personal, por temas de mi divorcio con los temas de mi hijo. Tuve un trauma un tanto doloroso y necesitaba apartarme de todo. Cambiar de país, de lugar, de rutinas, ver a nueva gente. Otro motivo también fue el profesional, puesto que, en España, en ese momento, estaba estancada y no me ofrecían papeles que me interesaran.
Inicialmente, tu destino no era México, ¿no?
En un principio iba a Miami porque me habían ofrecido una película, pero casualidades de la vida, me rompí la pierna esquiando y entonces me tuve que quedar en España para hacer rehabilitación y perdí esa película. Afortunadamente me llamaron para participar en una película para Amazon, Guerra de likes, de Sony Pictures en México y después para la serie de Luis Miguel para Netflix en la segunda temporada, donde interpreto a María Teresa Campos. Luego vinieron algunas telenovelas para la cadena mexicana de Televisa: La Mexicana y el Güero, Que le pasa a mi familia, Mi fortuna es amarte, Esta historia me suena o Mi camino es amarte.
En Mi camino es amarte, uno de tus últimos trabajos en México, ya obtienes un papel más principal, que en los de tus comienzos allí.
Sí. Con las anteriores series me fui dando a conocer, les gustó mi trabajo, y en esta nueva telenovela decidieron darme más episodios. Televisa es una de las grandes cadenas allá y has de ir entrando poco a poco. Al principio, cuando llegué tampoco hablaba con un acento mexicano perfecto, ahí cuando un extranjero llega necesita primero aprender a hablar con un español neutro y hay que ir haciendo pruebas para entrar.
También has trabajado en Los Ángeles.
Sí, en 2020 grabé el cortometraje Home Sweet Home de Jesús Iván Rodríguez. También contacté con Jeff Freilich, con quien ya había participado en mi primera producción americana, Dark Justice cuando tenía 18 años en Barcelona, e íbamos a trabajar ahora en una nueva serie, pero debido a los incendios en Los Ángeles, la producción se ha parado.
Tu trabajo más reciente, aunque todavía no se ha estrenado es Amor de oficina, ¿qué puedes contarnos sobre él?
Es una serie, una comedia, producida y dirigida por Fernando Sariñana, que podrá verse en Netflixlat en octubre. Mi personaje se llama Cuquita, una mujer a quien contratan como consultora en una empresa de lencería, y es la villana de la historia de amor entre varios que trabajan en esa oficina. Es la típica amargada, envidiosa, que no ha tenido suerte en el amor.
¿Es tu primer papel como villana?
Sí, nunca me lo habían ofrecido y me atrajo mucho la idea.
¿Y cómo ha sido la experiencia de hacer de malvada?
Muy divertido. Me encantan las villanas. Encima, con todos los actores y actrices que yo tenía que trabajar, en las diferentes escenas, me llevo genial. Y me decían, ¿cómo puede ser que me caigas tan bien fuera del set y en el set me caigas tan mal?
Con tu regreso a España, no sé si tu ciclo en México se cierra. ¿Qué te ha aportado trabajar allí durante estos últimos seis años?
Convertirme una actriz internacional. Me ha abierto puertas. Pude trabajar también en Los Ángeles. México es un país muy productor de, no solamente de telenovelas, sino también de muchas series de ficción y películas. Siempre iré a grabar allí películas y series cuando me llamen.
Tus inicios fueron en la TV3, pero no fue ahí tu primera aparición en televisión, ¿no?
No, mi primera aparición en televisión fue a los siete años, porque me eligieron para ser la imagen en exclusiva para la empresa Mattel, para que fuera la imagen en exclusiva de la muñeca Barbie. Interpreté a la muñeca Barbie desde los siete hasta los doce años. A partir de ahí empecé a hacer teatro amateur y es cuando me di cuenta de que lo mío era la interpretación. Comencé en el taller de teatro del cole, y en mi primera obra interpreté a un personaje que se llamaba Mr. Fiddle, un violinista que acaba en el mundo del alcohol y cuando vi que al terminar la función el público estaba de pie emocionado, llorando… en ese momento, entendí que lo mío sería dedicarme a la actuación. Luego, más tarde ya comencé a trabajar en TV3.
Siguiendo con el teatro, ¿cómo fue tu experiencia a nivel profesional?
En Odio a Hamlet, donde sustituí a Anne Igartiburu, tuve muy buenas críticas. Y recuerdo lo que te comenté antes, volví a sentir la magia que se crea, que no se da ni en el cine ni en la televisión. Tienes al público delante, escuchas su respiración, cuando se la cortas, escuchas cuando se ríen a carcajadas… y no hay nada comparado con eso.
En La llamada de Lauren, que es la otra obra en la he actuado, era una representación con el público alrededor y era una apuesta muy dura, porque me tenía que convertir en hombre, tenía un desnudo. El hombre se convertía en mujer e intercambiábamos los personajes. Era muy profunda.
En 2016 publicaste No estás sola, una historia basada en una experiencia personal. ¿Volveremos a ver una Mónica Pont escritora?
Escribí esa novela porque lo necesitaba. Fue como una terapia para mí, pero también fue al final un libro de autoayuda para mucha gente que pasaba por una situación parecida a la mía.
Tengo escrita otra novela, que la publicaré en un día señalado, que no te puedo decir qué día será. La publicaré cuando pase algo que sé que tiene que pasar. Hasta entonces la tendré guardada bajo llave, ja, ja, ja.
¿Cómo se define Mónica Pont?
Soy una persona que gustan los retos. Si me aburre lo que hago, pues cambio. Llegar a un país nuevo donde nadie te conozca lo era. Y no me da ningún tipo de miedo el cambio, salir de la zona de confort y volver a empezar.
¿Qué otros proyectos tienes?
Aparte de Amor de oficina, que se estrenará en octubre, y de la cual es posible que se grabe una segunda temporada, montar una productora y empezar a producir. Tengo tres proyectos en estos momentos, pero que aún no puedo hablar de ellos.
¿En qué lugar o escenario te gustaría rodar una escena?
En Australia. Me parece un país maravilloso. Me encanta rodar en exteriores y Australia sería un lugar precioso por su flora y su fauna, por su mar. Un país que me encantaría conocer.
Durante tu estancia en México, habrás disfrutado de su gastronomía. ¿Un plato que destacarías?
Los chapulines, que son “saltamontes” que se comen allí. También los escamoles, que son las huevas de las hormigas. Son como manjar en México, es como si fuera el caviar. Son platos muy exóticos. No te puedo decir un taco de lechón porque no es lo que más me gustaba, pero sí tacos de escamoles, son buenísimos.
Para terminar, ¿qué hace reír a Mónica Pont?
La primera que me hago reír soy yo, porque me río de mí misma. Me hace reír a veces lo “patosa” que soy, porque me caigo mucho al suelo, o se me caen las cosas o tiro las copas en una mesa sin querer porque gesticulo mucho. Te podría decir mil cosas, pero más que reír, sonreír. Me hace sonreír el olor a hierba recién cortada. Una puesta de sol bonita, la risa de un bebé. Una buena comedia. La serie Machos Alfa me encanta.
El otro día me reí con la inteligencia artificial, le pedí a una aplicación que hiciese distintas voces y acentos y salían acentos muy divertidos y raros… soy como una niña, ya la niña interior nunca hay que perderla.