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Crítica de ‘Un hipster en la España vacía’ (Emilio Martínez-Lázaro, 2024)

A Quique le encargan liderar la política de la ‘España Vacía’ en un pueblo de Teruel, pero no sabe ni por dónde empezar. Se enfrenta solo a un pueblo dispuesto a tomarle el pelo ante sus propuestas modernas y, por si fuera poco, pronto descubre que enviarle allí es un plan de su novia y del líder de su partido para poder estar juntos. Solo contará con su buena voluntad y con Lourdes, la camarera del bar, que quiere evitar que el pobre siga haciendo el ridículo y que entienda que la clave de su éxito reside en aprender a escuchar a sus nuevos vecinos.

Pues al final con ‘Un hipster en la España vacía’ te tiras sonriendo todo el metraje. En el mundo de la comedia, vivir continuamente sacando éxitos abrumadores como ‘Ocho apellidos vascos’ es altamente complejo; de hecho siempre digo que, para mí, lo más difícil que puede conseguir un artista es hacer reír a alguien. Conseguir la risa en el otro me parece algo muy complicado que, cinematográficamente hablando, se consigue en contadas ocasiones. Lo que sí tiene ‘Un hipster en la España vacía’ es una simpatía latente y muy poquitos complejos a la hora de contarnos una tierna historia de apego, alabanzas a la bondad de las personas y pequeños gags que, si bien no saldrán en los libros de historia de la comedia, si que funcionan en los instantes en los que se utilizan. Por así decirlo, la película te tiene sonriendo y en ocasiones te ríes; ni tan mal.

Quique es el típico personaje de ciudad que va con muchos sueños y muy poquita idea de su destino a un pueblo de la España vacía. Trabajar en una oficina siempre es más sencillo que sobre el campo, y nuestro protagonista se da cuenta de ello rápidamente. Le da vida un novato en esto de los largometrajes: Lalo Tenorio, que, si bien es cierto a veces se le ve un poco sobrepasado, cumple con su labor y nos deja a este hipster rural con el que disfrutamos. Macarena García y Paco León no tienen un extenso peso sobre la película, pero son dos artistas inmensos que bordan su papel. Pero las alabanzas aquí, con permiso de otros cuantos conocidos de nuestro cine, son para Berta Vázquez, quien da vida a Lourdes, la camarera del pueblo, y que está brillante, demostrando una vez más la inmensa actriz que es.

Al final cumple la película con uno de los requisitos principales: nos entretiene y divierte, gracias en parte a las escenas absurdas, como el bar y la partida de cartas, los comentarios en la misma más absurdos que los 10 euros gratis casino, la lucha de mentalidades… La fotografía está ambientada en ese aspecto rural que la envuelve y nos lleva a disfrutar de los leves paseos por el pueblo, donde cada detalle para ver esa España vacía está perfectamente colocado. No pone de manifiesto de una manera bárbara este aspecto y problemática que es la España vaciada, más allá de cuatro leves apuntes que de vez en cuando se sueltan como perlas en su guion, pero si que sibilinamente está por decreto durante todo el metraje. Guion que, por cierto, está realizado por Daniel Castro y que nos lleva en volandas por la narrativa de la película perfectamente.

En definitiva, ‘Un hipster en la España vacía’ es una entretenida película que divierte, pone de manifiesto una seria problemática y que aunque no vaya a pasar a los anales de la historia cinematográfica española, sí que es lo suficientemente graciosa como para hacer pasar un rato de lo más agradable a todo aquel que le de una oportunidad.

¿Nos encanta?
Overall
3
  • Originalidad
  • Fotografía
  • Edición y montaje
  • Banda Sonora
  • Guion
  • Interpretaciones
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