Corea, década de 1930, durante la colonización japonesa. Una joven, Sookee (Kim Tae-ri), es contratada como criada de una rica mujer japonesa, Hideko (Kim Min-hee), que vive recluida en una gran mansión bajo la influencia de un tirano. Sookee guarda un secreto, y con la ayuda de un estafador que se hace pasar por un conde japonés (Ha Jung-woo), planea algo para Hideko.
En el año 2002 Sarah Waters publicaba su novela ‘Falsa Identidad’, una historia que mezclaba la ficción histórica, la narrativa gótica y el género policíaco. Una obra sensual y cruda que más de una década después fue adaptada por Park Chan-wook, el aclamado director surcoreano al que seguro reconoces por el título ‘Oldboy‘, quien creó una fantasía repleta de erotismo, intriga y terror de ese que solo una mente retorcida puede crear, en su obra ‘The Handmaiden’.
‘The Handmaiden’ es una película que no te puedes sacudir de encima ni queriendo. Su imaginería es tan potente que se queda latente en el fondo de tu cabeza durante semanas, regresando de una forma pasmosa y vívida cuando rememoras la película, ya se de forma consciente o no. En una mezcla sin igual de arquitecturas victorianas y japonesas se desarrolla una historia de supervivencia, engaño, vanidad y amor cuyos límites trascienden pronto las paredes de la mansión en la que se recrea.
Un belleza incuestionable
Los juegos de cámara de esta cinta y sus encuadres están medidos al milímetro. En la intimidad de un dormitorio donde los espejos reflejan la miseria de almas atrapadas en ropas de seda y brillantes joyas dos mujeres se reconocen y encuentran más allá de su instinto de supervivencia. ‘The handmaiden’ es una película en la que nunca sabes que creer, o más bien en la que crees saberlo todo pero que te sorprende con acciones impensables y miradas imposibles de sostener.
Cuando acto tras acto, la película se divide en tres partes claramente diferenciadas que ofrecen las perspectivas de sus protagonistas sobre los mismos eventos, la historia avanza y Park Chan-wook nos hace cómplices de las tropelías que cada uno de los protagonistas está dispuesto a cometer, nos vemos entre la espada y la pared, sin saber bien que pensar, a quien apoyar o como reaccionar. La especialidad de este director, podrás pensar, y no harás más que acertar, porque Park Chan-wook juega, una vez más con nuestras pretensiones, prejuicios y expectativas dejándonos huérfanos de todas ellas fotograma tras fotograma.
Te perderás en ellas, en su piel, sus caricias y deseo. No hay nada burdo en ‘The Handmaiden’ y esa es la magia que rodea a todo el conjunto. La intimidad que comparten criada y señora es de puro descubrimiento, placer y amor y a un mismo tiempo velado engaño y subterfugio. Como espectadores quedamos atrapados en el despertar de su sexualidad. Escenas que no dejan nada abierto a la interpretación pero que tampoco se sienten forzadas en quienes miramos descaradamente sin poder apartar la mirada. La sensación de intrusismo por nuestra parte no desaparece nunca debido a un gran trabajo de interpretación y estudio de cámara que nos hace sentir presentes, casi rozando sus cuerpos y siempre cómplices de sus acciones.
‘The handmaiden’ es una historia de sensaciones, emociones y sentimientos ampliamente encontrados. El deseo brilla y se refleja en los ojos de todos los participantes de la historia, pero no lo hace con el mismo grado de intensidad o reciprocidad, y es ahí cuando el guion juega con el asco y repulsión que pronto se instala en nosotros cuando se presenta la otra cara de la moneda, el de ese deseo sexual forzado sobre otros. No se oculta la violencia jerárquica y patriarcal que nos despierta del ensueño que supone dejarse perder en la relación de las protagonistas.
En este apartado destaca el cambio de escenario, incluso de tono en la fotografía. Todo se envuelve de un falso halo de pulcritud, nobleza y elegancia, descubriéndose sucio, inmundo y obsceno hasta límites que te hacen estremecerte. Sin lugar a dudas las más de dos horas y media de metraje, las cuales vuelan, dejan tiempo suficiente para toda una miríada de sensaciones que se amplifican gracias a unas interpretaciones fuera de serie.
Todo el reparto arriesga al participar en esta producción. El nivel de exposición que requiere el guion es elevadísimo y comprometido si tenemos en cuenta como suele reaccionar el público a películas transgresoras. La jovencísima KimTae Ri apuesta y gana en su primer largometraje. El papel que aquí realiza la catapulta a lo más alto. Llamando la atención tanto dentro de Corea del Sur como fuera gracias a la presencia de la cinta en el Festival de Cannes. A día de hoy nadie duda de la gran profesional que es, y en parte eso se debe a lo valiente de su toma de decisiones a la hora de escoger proyectos. Su contraparte en la cinta, Kim Min-hee, ya asentada en la industria cinematográfica, también sublime en su puesta en escena, es aún hoy recordada por este icónico papel.
No se quedan atrás Ha Jung-woo dando vida al conde Fujiwara, un timador y vividor que junto a Cho Jin-woong, que da vida al tío de la protagonista, representan el lado mas mezquino del ser humano de forma impecable. La banda sonora acompaña al conjunto de interpretaciones para generar un ambiente del que difícilmente se puede escapar. El conjunto de la puesta en escena es arrollador y nos deja desde el primer momento inmersos en una historia cuyo final queremos descubrir pero no dar por terminado.
‘The Handmaiden’ es, sin lugar a dudas, una película que debe ser vista y disfrutada sin prisas y a sabiendas de que destrozará todos tus esquemas mentales. No importa lo que hayas leído sobre ella, todo te sorprenderá, porque el conjunto general es demasiado potente, rico y detallista como para plasmarlo solo en palabras.
Tráiler de ‘The Handmaiden’.
¿Nos encanta?
Overall
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Fotografía
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Interpretaciones
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Guion
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Edición y montaje
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Banda Sonora
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Originalidad
User Review
( vote)Puntos fuertes
- La imperiosa necesidad de no apartar la mirada.
- Un dúo protagónico imposible de olvidar por su candor, belleza y sensualidad.
- Unos escenarios de ensueño que te atrapan y asustan a un mismo tiempo.