Hacía mucho tiempo que no tenía tantas ganas de ver un estreno de Netflix, y nunca antes me había llevado semejante decepción. ‘Rescate en el mar Rojo’ contaba con todas las de la ley para ser una de esas grandes joyas que a veces escapan a la gran pantalla y que sorprenden por su guion cuidado y una historia brutal que habla por sí sola.
Este no ha sido el caso en esta película basada en hechos reales en la que el guión está muy lejos de poder ser considerado como tal.
Hace solo unos años que se empezó a hablar de esta misión que llevó a agentes del Mossad a alquilar en los años 80 un resort en la costa de Sudán para utilizarlo como tapadera en su intento de llevar etíopes judíos a la tierra prometida, Jerusalén, dándoles con ello la oportunidad de encontrar una vida mejor, lejos de las atrocidades de la guerra. Y sí, sabemos que esto también tiene muchas lagunas.
Cada una de las frases dichas en el largometraje parecen enlatadas o sacadas de un cómic de superhéroes. No hay profundidad ninguna en él, se limita, minuto tras minuto de metraje, a decir obviedades y palabras vacías del tipo ‘No dejamos a nadie atrás’, junto a un largo etcétera.
‘Rescate en el mar rojo’ bien puede estar basada en hechos reales, pero estos quedan desvirtuados por un plantel de personajes poco cuidados, más planos que una chancla y cuyas interpretaciones no son las mejores de sus carreras. Hemos de decir, que de donde no hay no se puede sacar, y de ese guion que les dieron, quizá sacaron oro. Nunca lo sabremos.
Todos los personajes que se muestran con un calado mayor, a excepción de dos, llamémosles ‘el malo’ y ‘el buen samaritano’, Kabede Bimro, son caucásicos, bien israelíes o americanos con unos egos y unos complejos de superioridad como hacía tiempo no se veía en pantalla. Todos ellos quieren hacer ‘lo que está bien’ que en este caso es mover gente entre fronteras para hacerlas llegar a la tierra prometida, consiguiendo así huyan de una muerte segura. Esto no tiene que ser algo negativo, pero lo es cuando lo bañas todo con un halo de superioridad ‘blanca’ palpable en cada segundo de metraje. No se muestra a ningún personaje etíope con fortaleza, valentía o arrojo. Todos ellos aparecen plasmados como débiles y necesitados de la ayuda ajena. Solo el malo, malísimo, Abdel Ahmed, interpretado por Chris Chalk, que es, por supuesto, un señor de la guerra que fuma puros y dispara al aire es tipificado fuera de ese canon que acabamos de mencionar de sumisión y terror, pero no va más allá de los estereotipos más antiguos de Hollywood.
No consigue en ningún momento que le cojamos ni tirria, ya que, se limita a existir dentro de la cinta. Chris Evans da vida a Ari Levinson, un agente del Mossad del que solo sabemos que tiene una familia que se siente abandonada y cuyo complejo de héroe plaga de irresponsabilidad cada acción que además intentan ser dulcificadas y pasadas por actos heroicos sin los cuales nada saldría bien. Junto a él se encuentran Haley Bennett como Rachel Reiter, personaje que aún no se muy bien que hace en la película ni cual es su propósito, tal y como pasa con los que interpretan Alessandro Nivola, Alex Hassell y Michiel Huisman, cuyos nombres en la cinta son Sammy Navon, Max Rose y Jake. De todos ellos sabemos que ayudan en la misión, pero poco más están como de decorado con alguna frase de cuando en cuando.
Esta historia se cuenta sola, o eso podríamos pensar, ya que como siempre, la realidad supera la ficción. Una tragedia de este calibre se merecía que alguien la contase con pasión, seriedad y calidez humana. Esta mezcla que Gideon Raff presenta es un intento de rehacer ‘Ocean’s eleven’ utilizando un tema con el que no se debe trivializar.
La banda sonora no es acertada ni siquiera cuando se va presentando a los personajes, momento en el que además se intenta hacer pasar a Evans por Clooney o Pitt, algo que ni toca, ni es remotamente posible en este film.
En definitiva, se trata de una película demasiado edulcorada. Con vacíos en la trama y en el guion tan notorios que nos hacen no centrarnos en lo verdaderamente importante, la pérdida humana y la destrucción emocional que supone abandonar tu hogar. Esta película solo entretendrá a aquellos que busquen ver un par de horas de una peli de acción con la que no haya que pensar en nada. Si buscas algo más sigue buscando, hay mejores títulos en Netflix.