‘Mi madre Jayne’ (Mariska Hargitay, 2025)

Hay muchas formas de retomar la relación con una madre en la edad adulta. Sobre todo si esa persona ya no está en tu vida. Si falleció de forma repentina siendo tú una niña y apenas tienes recuerdos de ella. Y más aún si fue una famosa estrella durante los años dorados del cine en Hollywood. Mariska Hargitay, célebre por protagonizar durante más de dos décadas la serie de televisión estadounidense ‘Law & Order’ (por la que ganó un Emmy y un Globo de Oro), ha decidido hacerlo dirigiendo su primer documental sobre la vida de su madre Jayne Mansfield.

A través de ‘Mi madre Jayne’, Hargitay se adentra en la investigación de la persona que se escondía tras el célebre personaje público que Jayne Mansfield construyó en las décadas de los 50 y 60. Jayne protagonizó películas como ‘La chica no puede remediarlo’, ‘Una mujer de cuidado’ o ‘Promesas, promesas’, en las que se muestra una evidente cosificación de la mujer. El documental busca desenmascarar el rol de rubia ingenua, caracterizada por una forma de hablar casi infantil, una voz excesivamente aguda y una figura deslumbrante que captaba todas las miradas, incluso la de Sophia Loren

Mansfield falleció en un accidente de coche cuando Hargitay tenía apenas tres años; tanto ella como sus hermanos, que viajaban en el asiento trasero, lograron sobrevivir. Aquella niña creció nutriéndose de las historias de su madre contadas por su padre, sus hermanos y su abuela, sin poder cultivar sus propios recuerdos. Con el tiempo, desarrolló una marcada aversión hacia el personaje público que Jayne Mansfield había forjado en el imaginario colectivo. Sentía pudor de ser asociada con aquel símbolo sexual en el que no se reconocía y buscó desvincularse por completo de esa imagen. Esto explica por qué, durante su carrera profesional, Mariska Hargitay ha encarnado el rol de una mujer fuerte, valiente, inteligente, y de carácter resuelto como Olivia Benson, muy distantes de la fémina dulce, vulnerable y tildada de ‘rubia tonta’ que en su momento fue su madre.

No obstante, a través del documental, Hargitay persigue una reconciliación con su madre, anhelando conocer a la verdadera Jayne: esa mujer que dominaba el piano y el violín y tenía una voz prodigiosa. Esa persona que hablaba al menos cuatro idiomas y tenía el sueño de ser actriz. Una madre cariñosa que disfrutaba de la compañía de sus hijos. Una estratega de gran inteligencia que supo dar al público lo que quería para ocupar el vacío que dejó Marilyn Monroe cuando falleció en 1962, convirtiéndose en una auténtica estrella. Como actriz, Hargitay reconoce la inmensa dificultad que supuso para su madre irrumpir en el mundo del cine tan joven, con escasos aliados y recursos. Por tanto, este documental se erige como un homenaje, una reconciliación y, quizás, esa película que ambas hubieran podido rodar si Jayne Mansfield siguiera viva.

Si bien ‘Mi madre Jayne’ marca el debut de Mariska Hargitay como directora, la actriz ya contaba con experiencia previa como productora de documentales. ‘Soy una prueba’, codirigido por Trish Adlesic y Geeta Gandbhir, es una investigación exhaustiva sobre la nefasta gestión de casos de agresión sexual por parte de los departamentos de policía estadounidenses, un trabajo que le valió un Emmy. En este segundo filme, Hargitay no solo dirige, sino que también asume un papel protagonista como entrevistadora; emulando a la detective Olivia Benson, inicia conversaciones incómodas con familiares y amigos, indaga en cajas polvorientas y escudriña archivos, recortes, fotografías y películas hasta desentrañar la verdad.

La violencia de género es un tema de particular interés para Hargitay, motivado por las innumerables cartas recibidas durante el rodaje de ‘Law & Order’, y quizás también, de forma subconsciente, por los episodios de violencia que su propia madre experimentó con sus dos últimas parejas. La actriz es fundadora y expresidenta de la Joyful Heart Foundation, una organización creada en 2004 para brindar apoyo a supervivientes de agresión sexual, violencia doméstica, abuso infantil, abuso de personas mayores y trata de personas.

El documental se estrenó el pasado 13 de junio en el Carnegie Hall de Nueva York como parte del Festival de Cine de Tribeca, evento en el que participó la propia Mariska Hargitay. Aunque el hilo conductor del filme se centra en su madre, Hargitay aprovechó la producción para revelar la identidad de su padre biológico, un secreto celosamente guardado durante décadas. Ella misma quiso desvelar esta verdad al público bajo sus propios términos, asumiendo el riesgo de que el evento pudiera percibirse como un sensacionalista programa de televisión. 

Durante gran parte de su vida, Hargitay creyó que su padre era el célebre actor y culturista Mickey Hargitay, a quien adoraba y quien la crió junto a sus dos hermanos tras el fallecimiento de su madre. Sin embargo, a los veinte años descubrió que su verdadero progenitor era Nelson Sardelli, un actor italiano con quien su madre mantuvo un breve affaire. A partir de ese momento, comenzó a forjar una relación de amistad con Sardelli, quien confesó haberle ocultado aquella información durante tanto tiempo para no perturbar aún más su vida tras la pérdida de su madre.  

A pesar del giro que podría calificarse de telenovelesco, el documental recupera su esencia en el desenlace. Mariska Hargitay se muestra en paz, aceptando a su madre y sus complejas decisiones vitales tal como fueron, con gratitud y sin emitir juicio. El filme estará disponible en HBO a partir del 27 de junio.

¿nos encanta?
Overall
3.5
  • Fotografía
  • Banda Sonora
  • Edición y montaje
  • Guion
  • Originalidad
Sending
User Review
0 (0 votes)

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *