Fría, ausente y totalmente perdida en sus formas, ‘El sacrificio de un ciervo sagrado’ quiere aparentar algo que no es, dejando de lado la solidez de un más que interesante argumento para dilapidarlo y ofrecer una expresión vacía de un guion outsider, lleno de preguntas demasiado básicas como para dejarlas ya no sin respuesta sino totalmente de lado, todo ello sin reparo alguno frente a los ojos del espectador.
Yorgos Lanthimos quiere salirse de la narrativa más común en todos los ámbitos, con un atípico uso de la cámara, un terror psicológico de tono kafkiano y unos personajes difíciles de creer que pretenden vender el teatrillo de la tragedia. Cierto es que gracias a eso el ritmo no decae, tiene la suficiente fuerza como para llevarte del principio al fin sin agotarte, pero a medida que la cinta avanza el interés pierde fuelle debido a un guion en demasiadas ocasiones se acerca al absurdo mientras presta más atención a la estética que al contenido, convirtiéndose su final en una decepción.
‘El sacrificio de un ciervo sagrado’ no es más que lo que si título promete, una propuesta con aires divinos convertida en un corderito a punto de ser destripado por sus vacías intenciones de grandeza. Han centrado su atención en montar un escenario de lo más cool y han lanzado por el retrete el mínimo de coherencia que requiere lo psicológicamente complejo.