Estamos acostumbrados al bombardeo de información por parte de los medios de comunicación. Cada día nos traen noticias atroces procedentes de numerosos lugares conflictivos del planeta, y podría decirse que estamos prácticamente insensibilizados a este tipo de sucesos. O casi. Entonces llega Erik Poppe y nos presenta una película que lleva por título 'Mil veces buenas noches', basada en su propia historia, cuya protagonista es Rebecca, a la que pone cuerpo y alma la fascinante Juliette Binoche. Fabulosa carta de presentación para una cinta que, al igual que su propio director, tiene mucho que contarnos.
Rebecca tiene dos hijas a las que cuida junto a su marido Marcus (Nicolaj Coster-Waldau, actor de gran actualidad por su papel de Jaime Lannister en la exitosa serie de TV Juego de Tronos). Ambos forman una sólida pareja cuyos cimientos se tambalean debido únicamente a la gran pasión de Rebecca: la fotografía. Lo que podría ser una inofensiva profesión se convierte en un riesgo para la vida de nuestra protagonista, que no puede renunciar a ella. Rebbeca es enviada a Kabul para fotografiar las últimas horas de las mujeres kamikazes en Afganistán. Allí resulta gravemente herida como consecuencia de un atentado, lo que marcará un antes y un después en su vida.
Erik Poppe conoce bien la historia y gracias a ello ha podido plasmarla con profesionalidad en la gran pantalla. Este es su cuarto largometraje, y en él se luce con una dirección sobria y elegante de un tema que lo requiere. Aunque a día de hoy es director de cine, empezó su carrera profesional como fotógrafo cubriendo tanto noticias nacionales como conflictos internacionales. Y fue así como llegó a la situación que tan soberbiamente nos transmite Juliette Binoche, ese punto de inflexión en el que debe tomar una importante decisión que determinará si antepone su familia a su gran pasión.
Nunca sabremos qué habría pasado si Erik Poppe hubiera continuado con su profesión. Pero probablemente no nos habría dejado tan magnífica y necesaria película, un cocktail de numerosos elementos correctamente filmados: el amor, la impotencia, la pasión, la guerra, la familia… Y todo ello con una espléndida fotografía de la mano de John Christian Rosenlund, que ya ha trabajado en otras producciones noruegas como 'Factotum' (2005), adaptación de la novela homónima y autobiográfica de Charles Bukowski. En esta película da rienda suelta a su talento y nos deja disfrutar de imágenes que se quedarán grabadas en la retina del espectador durante mucho tiempo. Con ayuda del director de fotografía, Erik Poppe utiliza los colores a modo de metáfora, y a través de ellos nos deja ver el gran contraste que existe entre Irlanda, Kabul, Estambul y Kenia, escenarios de rodaje del film. Gracias a este meritorio trabajo nos regala estampas tan bonitas como ésta.
El director no sólo hace uso de la fotografía para transmitir al espectador lo que siente Rebecca cuando se pone detrás de la cámara. Mediante secuencias oníricas plasma la soledad y la incertidumbre de la protagonista cuando se enfrenta a su mayor miedo: abandonar su profesión. Ella siente que de alguna manera está contribuyendo a que el mundo sepa lo que ocurre en estos lugares, muchos de ellos abandonados de toda atención mediática. Y el hecho de terminar con ello significa mirar hacia otro lado. ¿Y quién mejor que Juliette Binoche para contarnos todo esto? Sobran las presentaciones de esta actriz francesa poseedora de varios premios por interpretaciones tan inolvidables como la de la enfermera Hana en 'El paciente inglés' (1996), que le valió el Óscar a la Mejor Actriz de Reparto, entre otros galardones.
Puede que Erik Poppe no vuelva a dejarnos más fotografías de guerra, pero sí nos dejará películas como esta. Si el cine es una ventana a otros mundos, este film nos conduce a lugares tan incómodos para el espectador, que lo agradecerá, ya que es probable que de otro modo nunca hubiera llegado hasta ellos. Aquí os dejamos el tráiler. No os la perdáis.