Mery y Oscar son una pareja que una mañana encuentra un vagabundo en el rellano de su céntrico piso de Madrid. No saben muy bien qué hacer. Se debaten entre ayudarle directamente o llamar a una ambulancia para que se lo lleven de ahí. Mientras este dilema tan burgués sobrevuela sobre sus cabezas, el vagabundo, revelado ya como una criatura informe y voraz, conseguirá entrar en su hogar y amenazar no solo la integridad de la pareja, si no el bienestar que con tanto recelo suele atesorar la clase media.
En ‘El umbral’ hay un ambiente que envuelve todo lo que va narrando que resulta de lo más interesante desde el segundo uno. Con un buen plano inicial que nos sumerge un poco en el enfoque que el cortometraje va a ir cogiendo, multitud de enérgicos pensamientos vienen a la mente cuando un cambio de escenario tan intenso se presenta frente a nosotros dentro del piso. Ahí un ejercicio de planos directos a los protagonistas van poco a poco encauzando la narración de ‘El umbral’ a lo que termina siendo, contando lo que desea de una manera intrigante y dejando regusto a un terror muy light basado en el agobio.
Así pues, Mery y Oscar son la pareja protagonista. Bastante diferentes ambos y con una relación que manejan de la manera que ellos mismos han ido acomodando en la misma. A Mery le da vida Carolina Lapausa, a quien vimos, entre otros muchos trabajos, en ‘Los europeos’ de Víctor García León. La actriz habrá podido pasárselo en grande rodando, pero como personaje consigue agobiar, asustar con sus expresiones y mantener la tensión del 90% de los quince minutos de metraje de ‘El umbral’. Gran parte del éxito del mismo está, sobre todo, en dos escenas inmensas de la actriz. A Oscar le da vida un Nico Romero que aparece, entre otras, en ‘Veneciafrenia’ de Alex de la Iglesia. A pesar de un menor tiempo termina disfrutando de unos buenos instantes finales que refuerzan su interpretación y hacen que el personaje sea disfrutable.
Pero la parte fuerte de ‘El umbral’, además de una intensa capacidad para replantear pensamientos y una buena cantidad de formas en las que lanza los mensajes que el público pueda coger, es el hecho de como consigue contar todo y no dejar caer en ningún momento el estado de tensión. Bien es cierto que es un cortometraje de quince minutos, pero condensar una historia en tan poco tiempo tiene que resultar de lo más complicado. Aun así ‘El umbral’ lo consigue hacer de una manera magnífica y dejando en todo momento esa sensación de agobio en cada fotograma.
Mensajes aparte, puesto que cada uno finalmente queda con la enseñanza que cree rescatar de cada producción, ‘El umbral’ es un cortometraje ágil, sencillo de visionar pero complicado de pensar, y con muchos detalles que lo hacen muy interesante y completo. Desde su montaje y su fotografía consigue alimentar las escenas más «neutras» del mismo otorgando ese ambiente enrarecido que sigue alimentando esa tensión y hace que, todo unido, termine dejándonos un sabor de boca como producción más que aceptable. Un trabajo estupendo.
Tráiler de ‘El umbral’.
¿Nos encanta?
Overall
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Originalidad
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Fotografía
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Montaje y edición
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Música
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Guion
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Interpretaciones