El cine de animación en España carece de apoyos fuertes en general. El 2011 fue clave para mostrar el talento de la animación española. ‘Chico y Rita’ se convertía en la primera película española nominada al Oscar a Mejor Película de Animación y ‘Arrugas’ se convertía en la primera película de animación en alzarse con el Goya a Mejor Guion Adaptado. Entre estos exponentes más fuertes hubo una propuesta más cercana al público mayoritario que fue ‘Papá, soy una zombi’ producida por Barton Films y dirigida por Ricardo Ramón y Joan Espinach, estrenada en febrero de 2012, consiguió el apoyo de la crítica con su particular estética y puesta en escena y con un guion coherente.
Dos años más tarde llega la secuela, ‘Dixie y la rebelión zombi’ que continúa con la vida de la protagonista después de los sucesos acaecidos en la anterior película. A Dixie las cosas le están yendo muy bien, ahora es popular en el instituto, sus notas han subido y está más integrada en clase. Entonces, sus amigos del más allá, los zombis Isis y Gonner, vuelven a aparecerse ante ella para pedirle ayuda: La malvada bruja Nigreda ha provocado una revuelta en el mundo subterráneo provocando que los zombis se rebelen contra el mundo de los mortales y, con ello, poder hacerse con el poder y conquistar el mundo. Por ello, Dixie tendrá que volver a enfrentarse a su archienemiga, puesto que es la portadora del Azoth mágico.
Ha sorprendido que se haya hecho una segunda parte de una película que era, de por sí, una fábula gótica sobre los valores personales y la autoestima con final cerrado. ‘Dixie y la rebelión zombi’ continúa con una estética muy actual que recuerda a películas que mezclan la moda con lo gótico y lúgubre como las de las muñecas ‘Monster High’, con claras referencias a la estética de cineastas como los Hermanos Quay, Henry Selick o el conocidísimo Tim Burton. La esencia de la primera parte, con ese toque propio que le han dado sus directores, se mantiene pese al cambio de uno de ellos. Dixie ahora debe enfrentarse a sí misma. Ahora que es popular, deberá poner en cuestión sus prioridades en la vida ya que ahora sí tiene cosas que perder, no es un ser marginal aislado. La decisión de sus actos será lo que más interese en esta propuesta.
Restando esa virtud, esta segunda aventura en el mundo putrefacto de Dixie no resulta tan satisfactoria como lo fue la primera vez. Los personajes se repiten, no aportan una visión diferente a lo expuesto anteriormente. La trama repite esquemas de su predecesora convirtiéndola en un déjà vu, no hay un nuevo enfoque, la mala malísima sigue deseando el poder, los secundarios siguen siendo meras aportaciones cómicas, hasta el final sigue siendo prácticamente el mismo.
Esta situación, una secuela que parte de una historia cerrada y con un éxito muy moderado, recuerda a las que creó en los 90 la directora Maite Ruiz de Austri con películas como ‘La leyenda del viento del Norte’ y ‘¡Qué vecinos tan animales!’ con una continuación la primera y dos la segunda. Filmes que ofrecieron una primera propuesta interesante y digna de mención, pese a su limitada presencia en salas, con segundas partes que no aportan nada nuevo a sus antecesoras.
‘Papá, soy una zombi’ fue una película que podía medirse con filmes como ‘La novia cadáver’ o ‘El alucinante mundo de Norman’ pero ‘Dixie y la rebelión zombi’ resulta una aportación comercial que puede interesar para todo aquél que desconozca la primera parte. Al menos, consigue cumplir con su objetivo: Entretener a los pequeños de la casa pero no faltar al respeto a sus mentes.