Basada en la novela de Krystal Sutherland, ‘Chemical Hearts’ es un viaje de descubrimiento personal que captura las emociones, las decepciones y las confusiones de ser un adolescente, o al menos lo intenta.
‘Chemical Hearts’ no consigue llegar hasta el fondo de los asuntos que trata. Se queda danzando en el borde del precipicio, lo justo para atraerte a su mezcolanza y pena adolescente pero sin profundizar lo suficiente como para que quede en tu recuerdo una vez termina.
Henry Page (Austin Abrams) es un estudiante adolescente que se considera un romántico empedernido, pero nunca se ha enamorado. El joven aspira a ser editor del periódico del instituto y vive feliz centrado en sus estudios para entrar en una buena universidad… hasta que Grace Town (Lili Reinhart) entra en su clase. Su nueva compañera no es precisamente la chica de sus sueños, pero poco a poco se enamora de ella cuando los dos son elegidos para editar el periódico del instituto.
Como otras tantas veces en la historia del cine y de la literatura la historia se centra en el despertar de un nuevo amor y en el descubrir ese primer amor, y por desgracia no añade nada nuevo. Intenta, eso sí, darle un toque más científico o de escudo protector al explicarnos los procesos por los que nuestro cerebro nos hace viajar cuando caemos enamorados o cuando por el contrario se nos ‘rompe el corazón’.
Pero lo deja tan en la superficie y le da tan poca importancia que queda en algo meramente anecdótico. Quizá hubiésemos disfrutado mucho más del largometraje si verdaderamente nuestros protagonistas se vieran guiados o movidos por una sed de conocimiento al respecto. ¿Qué nos hace enamorarnos? ¿Qué sentimos y por qué?
No encontraremos ninguna de las respuestas a esas preguntas en el guion, al menos no con intensidad y propósito. Lo que por otro lado si trata es la necesidad imperiosa de avanzar y seguir viviendo de sus protagonistas.
Lili Reinhart aporta aplomo y una madurez extra a la cinta con su interpretación. El suyo es el único personaje relativamente tridimensional, todos los demás son más planos que un folio sin usar. Grace tiene un fondo dramático que aporta algo de vidilla a la historia.
Es caos, despeseración y sobre todo resilencia. Es consciente de sus limitaciones y sabe que necesita tiempo para curar, y es lo suficientemente valiente y madura para saber que no se encuentra bien, e incluso pedir ayuda.
Este es el rayo de luz y esperanza en esta película, que al menos podemos llevarnos eso y aprender de su sufrimiento y decisiones conforme las toma. En cambio Austin Abrams no ha tenido la misma suerte. Henry Page, su personaje, no está a la altura. Se las da de bohemio con dotes para la escritura, pero no muestra nada, ni siquiera empatía.
No hay nada destacable en su actuación, como tampoco la hay en el guion o montaje. Un guion que intenta dejar perlas de brillantez solo por nombrar a Neruda y un montaje y puesta en escena que juega con dos planos mal contados y tres localizaciones nada favorecedoras.
En definitiva, un intento, de otros tantos, de llegar a la fibra sensible del espectador, sin aportar nada nuevo. Un drama adolescente más que añadir a la colección. Mejor ponte ‘Las ventajas de ser un marginado’ o ‘El arte de pasar de todo’.
Tráiler
¿Pasa el corte?
Overall
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Originalidad
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Fotografía
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Interpretaciones
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Banda Sonora
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Edición y montaje
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Guion
Puntos fuertes
- Lili Reinhart consigue descasillarse de sus papeles previos
- Abstracción de una hora y treinta minutos.