A dos metros de ti será la película más triste y a la par esperanzadora que verás este otoño. La lucha de sus jóvenes protagonistas pone en el punto de mira una enfermedad que requiere una enorme dosis de auto regulación y cuidados. El largometraje te hará pensar en todas esas cintas de tintes dramáticos pensados para adolescentes que has visto, y seguirás viendo. ‘A dos metros de ti’ tiene los mejores ingredientes para engancharte, incluso cuando sabes qué va a pasar y como se va a desenvolver la trama desde el minuto uno.

Lo cierto es que la cinta no aporta nada que no hayamos visto en otras películas como ‘Un paseo para recordar‘, ‘Bajo la misma estrella‘ o ‘Amor a medianoche’. La premisa con la que cuenta la película dirigida por Justin Baldoni es la de dos jóvenes que sufren la misma enfermedad, fibrosis quística, una peligrosa enfermedad genética que hace que pacientes de la misma enfermedad no puedan acercarse el uno al otro por miedo a empeorar su delicada condición.

Vas a llorar…

Es imposible no se salten las lágrimas en esta cinta. Conforme pasan los minutos de metraje vamos conociendo a sus personajes, centrándonos en los protagonistas, Stella y Will, quienes luchan por sobrellevar lo mejor que pueden su compleja enfermedad.

Lo malo de esta película es que no acierta a engancharnos con algo trascendental. La relación que se genera entre ambos protagonistas es brutalmente honesta y fugaz. El miedo a no sobrevivir lo cubre todo como una nube de tormenta y al estar siempre presente hace que la relación no salga de su sombra perdiéndose por ello conversaciones de futuro que habría sido muy interesante observar.

Al tratarse de un tema tan peliagudo casi todas las dudas que nos asaltan desde el primer momento están relacionadas íntimamente con la mera supervivencia, y si algo transmite la película son las ganas de luchar de sus personajes, todos ellos, cada uno a su manera, con algo tan incontrolable como es lo que está aún por llegar. No se pierde la esperanza nunca, hay nuevos tratamientos y una posibilidad de escapar aunque sea por un tiempo de las garras de la muerte, pero ello implica «no vivir» como nos gustaría hacerlo, siendo algo tan simple como darse la mano, imposible.

Espero que todos los que vean la película comprendan que, aunque es una enfermedad con la que es extremadamente difícil vivir, las personas con fibrosis quística son unos luchadores a quienes la enfermedad no los define.

Michael Boyle

Toda la película pone sobre la mesa cuestiones muy complejas que nadie debería verse abocado a afrontar, y menos siendo adolescente. Tener que elegir entre vivir o sobrevivir se presenta de forma directa al espectador y tanto Will como Stella son forzados a elegir y a vivir con las consecuencias. Una de esas películas que si es cierto técnicamente no es lo mejor que podrás ver en el cine, sí tiene una historia que merece la pena ser contada y cuyos protagonistas ponen toda la carne en el asador, siguiendo siempre un guion que podría haber sido más atrevido y que peca de buscar la lágrima fácil del espectador.

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