En el verano de 1954, los agentes judiciales Teddy Daniels (DiCaprio) y Chuck Aule (Ruffalo) son destinados a una remota isla del puerto de Boston para investigar la desaparición de una peligrosa asesina (Mortimer) que estaba recluida en el hospital psiquiátrico Ashecliffe, un centro penitenciario para criminales perturbados dirigido por el siniestro doctor John Cawley (Kingsley). Pronto descubrirán que el centro guarda muchos secretos y que la isla esconde algo más peligroso que los pacientes.
‘Shutter Island’ es una de esas cintas que no envejecen. Su historia es apasionante, cruel y aunque se presenta fría, nada tiene que ver con ese tipo de emociones. Es la puesta en escena de la calmada desesperación, del abandono de toda esperanza y de la crueldad humana en su máximo exponente.
No hay quien se siente delante de las dos horas y cuarto de película y no sienta intranquilidad en la totalidad del metraje. En ese aspecto ‘Shutter Island’ no te deja descansar. Nunca te sientes cómodo o a salvo, quizá porque así es como se siente el protagonista y DiCaprio, en uno de sus mejores papeles, transmite todo eso y mucho más.
No sabrás a quien creer
La paranoia es la reina de la trama, acompañada muy de cerca por la desconfianza. Sin esos dos ingredientes no tendríamos ni de lejos el peliculón que tenemos entre manos. La puesta en escena ayuda en todo momento a alimentarlas. Desde que pisamos la isla y nos adentramos en un mundo que no comprendemos ya estamos tan enganchados como asustados.
El miedo es un mecanismo de supervivencia, lo que no entendemos o comprendemos nos aterra, y por eso el respeto a las enfermedades mentales es tal. ‘Shutter Island’ juega con ese factor, lo explota y nos da una cinta en la que nunca estamos cómodos.
Su guion nos hace dudar de todos y todo, pero a su vez nos acerca mucho a sus protagonistas y nos hace partícipes de su historia, como si de un viejo amigo se tratase, y ahí es donde reside la clave de su éxito.
Unos secundarios de lujo
Para conseguir esa inmersión profunda y tremenda necesitas buenas interpretaciones, que sean creíbles y te sumerjan en la trama. Con Ruffalo, Kinglsey y Michelle Williams tienes asegurado que todo esto va a ocurrir.
Cada uno de ellos juega un papel fundamental. Michelle es el pasado trágico de DiCaprio. Mientras da vida a Dolores, la esposa fallecida de Teddy Daniels (DiCaprio) nos ayuda a comprender que mueve al protagonista a trabajar en la isla. Ruffalo por su parte, dando vida a Chuck Aule (Ruffalo), marshal compañero de Daniels, pone la cordura y la amabilidad a la trama. Un personaje que acompaña en la locura y caos que se desatan no al mucho de empezar la cinta.
Y finalmente queda hablar de Ben Kingsley, que ni necesita o requiere introducción. Este actor, todo lo que toca lo convierte en magia y engaño. La intranquilidad que genera su pausada presencia es más que suficiente para no dejarnos dormir en toda la noche, y es gracias a él y a un medido guion que no sabemos que pensar ni en quien confiar.
Ni siquiera el color acompaña
Nadie ni nada te deja descansar o respirar tranquilo en toda la película. La banda sonora te acosa en cada escena y el cromatismo no se queda atrás. La paleta es deprimente, triste, fría y de todo menos amable. Mencionábamos que las localizaciones eran muy acertadas, y así lo es también como se presentan ante la cámara.
Las luces casi no brillan, son opacas, la sensación de frío e incomodidad no se sacuden en ningún momento. Comienzas ya inmerso en un bruma y este no se levanta, pero sí se hace más pesada, asfixiándonos casi sin darnos cuenta.
En definitiva, un largometraje de esos que no puedes dejar pasar porque te estarías perdiendo una obra maestra. Si tienes que verla con las luces de toda la casa encendidas hazlo, pero atrévete con ella.
Tráiler
¿Pasa el corte?
Overall
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Fotografía
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Guion
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Interpretación
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Banda Sonora
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Edición y montaje
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Originalidad
User Review
( vote)Puntos fuertes
- Una impecable localización
- Una banda sonora que acompaña en todo momento
- Un guion de esos que te tienen todo el rato pensando
- DiCaprio, que está enorme