Con ‘Greenland: El último refugio’ estamos ante una situación tantísimas veces vista dentro del cine: el planeta Tierra se va a… se destruye tal y como lo conocemos. En su momento, uno de mis directores fetiche como es Quentin Tarantino soltó una frase en la que afirmaba algo parecido a que el cine estaba hecho para la acción y la violencia. Un servidor añadiría sin ningún tipo de dudas cualquier término apocalíptico y de destrucción planetaria a dicha oración. No sin más las posibilidades de un cataclismo mundial y/o planetario son algo llamativo que ofrece en mucha gente sentimientos encontrados entre la curiosidad, el miedo a la posibilidad y el sentir este cine catastrófico como un aviso para lo que estamos haciendo con nuestro querido planeta.
La madurez de ‘Greenland: El último refugio’.
Sin embargo ‘Greenland: El último refugio’ deja de lado ciertos aspectos del cine de cataclismos para adentrarse en algo más maduro y perfeccionado. Cintas como ‘2012’ o ‘El día de mañana’ nos nutrieron en su momento de imágenes tan bellas como devastadoras de lo que la naturaleza era capaz de hacer por reclamar su sitio. Incluso ‘San Andrés’ nos dejó boquiabiertos en el cine con algún que otro fotograma y, aunque esta capacidad creativa de imágenes impactantes en pantalla se mantienen en ‘Greenland: El último refugio’; realmente nos centramos en otro aspecto algo diferente del fin de la humanidad tal y como es a día de hoy.
La película nos brinda una muestra de lo que la naturaleza humana podría hacer, del comportamiento familiar y de la lucha común por la salvación. Sí producciones como la plausible ‘El colapso’ ya se adentran de manera magnífica en como sería el comportamiento humano, en esta película volvemos a tocarlo, viendo diversas situaciones que nos aceleran el pulso y cargan de tensión.
¡Tenemos a Butler en nuestro equipo!
Ahora bien, ‘Greenland: El último refugio’ pues cuenta con una dificultad añadida a lo que en su día, como ya he comentado, nos mostraron otras cintas del fin del planeta. Tenemos que creernos esas relaciones personales y esa tensión ha de ser palpable. No quiero pasar por uno de esos necios que saben lo que harían en todo momento ante esta situación, puesto que como muchas veces comento, nunca se sabe si seríamos Rick Grimes o el zombie que le intenta morder en el primer episodio, pero sí que es verdad que el instinto de supervivencia existe. Un instinto que te lleva a querer cuidar de los tuyos y ponerlos a salvo ante la situación que se muestre.
Así pues, Gerald Butler tenía una papeleta muy seria justo delante. No nos valía con salvar al presidente como en todas las ‘(…) Has Fallen’; si no que tenía que volver a darnos una de las interpretaciones de categoría para las cuales está sobradamente preparado. Para bien de ‘Greenland: El último refugio’, su interpretación es de las segundas y estamos ante una credibilidad muy interesante en pantalla; eso sí, merced de la química con una Morena Baccarin, que ya nos sedujo a todos en ‘Deadpool’, cuya interpretación es espectacular. El gran peso interpretativo pasa por ellos dos, quedando su hijo, Roger Dale Floyd, en meras aportaciones donde realmente lo que hace es comportarse como cualquier niño se comportaría en una situación similar. El resto son secundarios que aportan, lo cual ya es mucho decir en muchas de las películas de hoy día.
El tema es que…
El tema es que todo eso está muy bien, cromáticamente es una película impecable, dicha tensión la tenemos, algún que otro leve momento de desconexión narrativa pero que está perfectamente rellenado con imágenes impactantes y todos esos pequeños detalles que alimentan a ‘Greenland: El último refugio’ y la engrandecen; pero tenemos unos cuantos peros que no se pueden obviar. Los clichés: sin contar mucho y balanceandome por la delgada cuerda del spoiler: la necesidad de futura mano de obra cualificada, cierta enfermedad, envidia, saqueo… algo perfectamente ahorrable pero a su vez correctamente adherido.
Por lo que tenemos en ‘Greenland: El último refugio’ una película sobre cataclismos madura y buena; rozando un notable en muchos de sus aspectos. No defrauda en cuanto a fotografía y se mantiene siempre tensa gracias a la capacidad de contar mucho con poco en pantalla. Una película sobre la humanidad cuando corre peligro que realmente muestra eso: el ser humano y su comportamiento ante la situación; y una película que cumple lo que prometía sorprendiendo a bastantes.
Tráiler.
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