Tomb Raider entró en el mundo de los videojuegos por la puerta normal y corriente, pero acabo saliendo por la más grande de todas como un referente de aventuras y acción como pocos dentro del gremio. Tanto es así que era inevitable el hecho de que se hiciesen una y otra versión de ésta, y que llegásemos incluso a contar la historia en diferentes plataformas disfrutándola igual.
Alicia Vikander causó un gran revuelo y muchas ovaciones cuando firmó el papel de Lara Croft. Y su participación en la cinta e interpretación de Lara están más que confirmadas como un acierto; el verdadero problema reside en la compañía y el resto de activos que rodean al metraje. Sin entrar en detalles interpretativos, muy plano todo personaje que no sea la propia protagonista, salvándose Daniel Wu y poco más. A pesar de ello, y de la poca química reinante entre ambos, los momentos más divertidos de la película los mantienen juntos, lo cual se agradece cuando los efectos mareantes y el histrionísmo de la epicidad no dan tregua.
Aún así nos falta un algo, un extra que añada a la cinta esa sensación de querer pasar a la siguiente plataforma como nos ocurre con el videojuego; de querer descubrir la siguiente pieza del puzzle. Es algo que no se ha previsto, que quizás ni se haya pensado, pero que resta algo de calidad a un resultado final que podía haber dado mucho más de si.
Pero no hay problema; a pesar de necesitar dosis de nervio, acción más elaborada y elementos que le quiten esa sensación de ser demasiado espeso al relato, estamos ante una notable cinta de aventuras cuya ambientación es magnífica y que asienta las bases para poder tener un más que digno universo Lara Croft en el cine. Por lo que fans de la heroína… parece que Lara va por buen camino.