'The King of Pigs', cuando la desesperación arrasa con todo (Yeon Sang-ho, 2011)

Con una recaudación en taquilla de 124.068 US$, el verdadero éxito de esta película de animación ha ido llegando y asentándose con el paso de los años en los distintos países a los que ha llegado. Casi 12 años después aún puede verse, en España, dentro del catálogo de Amazon Prime Video, ‘King of Pigs’, lo cual habla, y muy alto, de lo mucho que gusta entre público de todo tipo.

Kyung-min y Jong-suk no pueden tener vidas más dispares: el primero es un hombre de negocios y el segundo es un escritor en paro que descarga su frustración con su mujer. Ambos se encuentran una noche para recordar los tiempos en que eran adolescentes e iban al instituto, donde eran acosados por sus compañeros y donde conocieron a Kim Chul, el único capaz de defenderles.

Para aquellos que no suelen acercarse a las cintas de animación creada para adultos, como es mi caso, puede hacerse difícil de ver, ya que la animación es tosca y los rasgos que en ella se presentan son rudos y apagados, pero todo eso es parte de su atractivo cuando te metes de lleno en la historia. Una vez superas esos prejuicios que te dicen que este tipo de producciones no están hechas para ti, te das cuenta de que, de no haberla visto, te habrías perdido una cinta que esconde mucho tras su trama y diseño de producción.

En tal solo 1h y 37 minutos, el director nos hace viajar del presente al pasado de forma sublime. A través de una violencia inusitada que nos pilla desprevenidas en las escenas presentes, pronto viajamos a un pasado de recuerdos amargos, violentos y espantosos que nos hacen comprender los derroteros alcanzados por los dos hombres a los que seguimos.

Impresiona cada momento y secuencia de imágenes. Es imposible apartar la vista, a pesar de ser eso lo único que nos pide nuestro cerebro. Querrás escapar de cualquier forma a la brutalidad a la que nos vemos expuestos, pero es tal la fluidez y agilidad de las escenas que es muy difícil predecir que va a pasar a continuación, aunque pronto somos conscientes de que nada bueno será la respuesta más acertada.

La violencia física es continuada en las escenas, pero mucho peor es ser conscientes de que los adultos del presente están tan traumatizados psicológicamente por su pasado que han terminado convirtiéndose en los monstruos que una vez abusaron de ellos en el instituto. Esta película, probablemente no es para ti si has sufrido acoso escolar ya que es verdaderamente explícita y no esconde absolutamente nada. Los personajes rotos, debido a las agresiones y humillaciones diarias, sobreviven a duras penas mientras se transforman entre golpes, insultos y vejaciones.

La banda sonora y la elección de una paleta de color que absorbe toda la felicidad o alegría que podría uno esperarse encontrar en las ubicaciones en las que se lleva acabo la acción nos hunden en una espiral aun mayor de desesperación y desazón. Así, se conjuga magistralmente el apartado cromático y sonoro haciéndonos sentir casi tan atrapados y agobiados como nuestros protagonistas.

En cuanto al guion decir que fluye de forma excepcional, no solo por lo fácil y naturales que presenta las dinámicas de amistad y compañerismo enlazándolas con las de supervivencia y maltrato que continuamente vemos, sino, también, porque no ofrece nunca descanso. Como espectadora, o bien te encuentras enfrentada a un profundo sentimiento de asco por quienes son los protagonistas en la actualidad o de tristeza absoluta por los niños que fueron y que, a base de golpes, se transformaron en seres repletos de angustia, resentimiento, miedo y sed de venganza.

Con el paso de los años Yeon Sang-ho nos ha dejado grandes éxitos y películas de culto como ‘Tren a Busán‘ y la reciente serie de televisión ‘Rumbo al infierno‘ que puede verse en Netflix. Si alguna de ellas te fascinó, no puedes dejar pasar la oportunidad de ver su opera prima para así conocer en profundidad la carrera de este director que se ha atrevido a desarrollar la animación surcoreana, combinándolo con cintas ‘reales’ que han levantado pasiones desde el primer minuto.