Una cosa está más que clara con ‘Sharknado’ y toda la parafernalia que la envuelve: se vende prácticamente sola. Con esta quinta entrega y su «aletamiento global» nos encontramos con más de lo mismo, hecho de la misma manera y con el mismo fin, pero eso si, con unos cuantos más de dólares para hacerlo realidad.
No, no es una película buena: es un sinsentido continuo y un extravagante ejercicio enfocado para que te diviertas con sus hilarantes situaciones; ¿qué es lo que sucede? que lo consigue de manera más que notable. Sus disparatadas situaciones esta vez cruzan medio planeta y terminan llevando estos Sharknados a puntos muy diferentes del globo para terminar denominándolos Sharkzillas y cosas así, pero una vez sobrepasado el límite de lo absurdo que es, consigues divertirte y darte cuenta que los propios protagonistas son los que desean que esta película con cero grados de seriedad sea de todo menos un ejercicio cinéfilo con mayores vistas que la diversión.
No tienes ni que concentrarte: simplemente déjate llevar y disfruta de los tornados más irreverentes con la lógica que jamás hayas encontrado; más o menos al mismo nivel que la propia película. Y lo que es mejor… ¡amenazan con volver en una sexta entrega!