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Reflexiones de un friki tras el 25 de mayo

El 25 de mayo, como todos habrán podido ver en las redes, tras el bombardeo de imágenes y carteles de ayer, es el día aclamado mundialmente como el día del orgullo friki.

Como no podía ser de otra forma, en MagaZinema teníamos que barrer para casa y por ello nos hemos preguntado, ¿Cómo hemos influido los frikis, entre los que orgullosamente me incluyo, en el cine? Cada vez somos más y más los aficionados y amantes de los cómics que nos sentimos congraciados con el séptimo arte.

Ya han pasado años desde que se creyese en el dogma de que el cine de ciencia ficción era cine de serie B, ya hemos dejado atrás los oscuros años donde no se considerasen obras de máximo nivel guiones o largometrajes basados en cómics o novelas de ciencia ficción.

Cada vez más frikis nos vemos representados en los Oscars o en otros certámenes con galardones prestigiosos ganando estatuillas importantes, y no sólo recogiendo migajas como efectos especiales o maquillaje.

Y es que el cine de superhéroes ha ido ganando adeptos, y no sólo entre los ávidos lectores de cómics, ya que cualquiera que alguna vez haya leído o visto por encima en su niñez una viñeta de Batman se ve fuertemente asombrado con el nivel cinematográfico del brutal Batman de Nolan, o espera ver la siguiente secuela de la factoría Marvel, ya sea por las campañas de publicidad pasmosas que siempre nos deja o porque ya le ha picado el gusanillo, y aunque no lo sabe, ya es un friki como los demás.

Y no sólo de DC y Marvel vive este tipo de cine.

Star Wars, Star Trek, La Tierra Media, Pacific Rim, Marvel y DC son Sagas que recogen el testigo de ‘Back To The Future’ o ‘Matrix’ o ‘The Hitchhiker’s Guide to the Galaxy’ llevando el listón a un nivel superior.

Y es que cada día somos todos un poco más cinéfilos. Y es que cada día somos todos un poco más frikis. Porque os voy a enumerar los temas que, durante estos últimos ocho años ha planteado Marvel, y luego me decís que son simplemente películas de hombres en calzoncillos y mayas sin más propósito que entretenernos.

En mi opinión, hay dos formas de ver una película de ficción, sobre todo si eres un adulto marcado por el paso de las vivencias y los años. En la primera eres una persona consciente que todo es mentira, que Superman no está entre nosotros, que Thor no va a venir a salvarnos, que Matrix no existe, que Alicia jamás ha viajado al País de las Maravillas. Sabes que no es real, y estás dispuesto a odiar este cine porque es obvio que no es real. Has matado tu imaginación. Has dejado al lado a ese niño interior que creía que el medio de contarte la historia importaba tanto como el mensaje. Peor para ti.

Yo prefiero la segunda forma. La forma en que, aún sabiendo, como todos los escépticos, que ni va a venir Mark Ruffalo en su alter ego verde enfurecido a salvarme, ni que Alex Guinness se me va a aparecer en su forma incorpórea desde el otro lado de la fuerza para revelarme quien soy y afrontar mi destino; voy a disfrutar dejándome llevar por la fantasía. Voy a obviar “la realidad” para disfrutar de esta nueva “realidad” que me muestran este tipo de películas. En que estas películas son el medio de transporte perfecto para hacerme recapacitar sobre problemas reales de nuestro día a día; y para disfrutar de una trama entretenida y colorida de mis personajes de ficción favoritos. Seguir creyendo en la magia y disfrutando del cine de ciencia ficción como lo que es.

Y es que ser friki no se elige, se nace siéndolo. 

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