‘My sweet mobster’, volver a empezar (2024)

Un día de felicidad para recordar o vivir mientras se puede son mantras por los que vivir, que fácilmente olvidamos en nuestro día a día. ‘My sweet mobster’ juega con una historia de redención que calientan el alma y nos hace unirnos al equipo protagonista sin dudarlo. Porque todos nos equivocamos y buscamos una segunda oportunidad de quienes nos rodean y, por supuesto, todos buscamos pertenecer y ser vistos. Lo difícil es encontrar quien realmente nos vea sin juzgar, dispuestos a vivir nuestra verdad, apoyándonos plenamente en nuestro viaje vital.

Seo Ji-Hwan (Um Tae-Goo) es un ex-gánster. Dejó atrás esa vida y ahora es el director ejecutivo de una empresa cárnica. Intenta desmantelar las pandillas y contrata a ex-miembros que han salido de prisión para ayudarlos a mejorar sus vidas. Go Eun-Ha (Han Sun-Hwa) tiene su propio canal de YouTube para niños. Es conocida como Mini Sister. Quiere transmitir amor y felicidad a su audiencia, basándose en un recuerdo de su infancia de un niño del barrio con quien jugaba.

Este es, probablemente, uno de los K-dramas que más momentos cómicos y surrealistas suma por episodio, además de ser fresca y muy divertida. Solo el contraste del guion con el vozarrón profundo del protagonista es ya punto de partida para empezar a sonreír, imagina el resto. Mafiosos buscando reformarse de reunión en una sala de juntas, como si llevasen toda la vida echando adelante una empresa formal; un fiscal desconfiado pero bonachón y una joven en busca de hacer sentir a los más pequeños acompañados y cuidados.

Esta serie tiene tantas cosas que incluso cuenta con la abuela de Dramaland, y como bien sabemos todas, esto siempre es puntos extra. También tiene malos muy ridículos y un caballero negro sin armadura pero capaz de desarmarte con la mirada. El guion lo sabe, y el director trabaja duro para dejarnos escenas que nos dejan embobadas y con la sonrisa puesta. Reforma y segundas oportunidades sinceras, gángsters de color rosa para embelesar a quien se ponga por delante. Hay veces que Dramaland te da justo lo que necesitabas para terminar tu día con una serie reconfortante, y ésta es una de ellas.

Y con todo esto es capaz de no dejar de lado temas que no suelen tocarse en K-dramas, pero que son relevantes como la reinserción y empleabilidad de ex-convictos o la lucha diaria por salir adelante cuando a duras penas se tienen puntos de apoyo. ¿Somos capaces de ver a la persona que tenemos delante y no a la que fue o será? El guion juega mucho con la verbalización de los sentimientos así como con el valor de pedir perdón de forma sincera, y encuentra en sus protagonistas los conductores perfectos para traducir estas ideas en acciones creíbles.

Um Tae-Goo hace de jefe comprensible, calmado y directo. Bastante privado y tímido, todo lo contrario al personaje de Han Sun-Hwa, una Blancanieves divertida que se emociona con facilidad, siempre buscando el lado bueno de las cosas. Las ocurrencias, vivencias y experiencias que vivir juntos generarán serán tu momento seguro del día. Hay entre ellos una química increíble, como ya quisiéramos en todos los dramas. Además, sus personajes se acompañan de un conjunto de secundarios de gran nivel que hacen delicias con sus interacciones. Si con el prota no tienes suficiente «trama», espérate al ayudante (Jae Chan), que parece sacado de un anuncio de modelos, aunque realmente viene del grupo de K-pop DKZ.

Técnicamente disfrutamos de mucha post-producción. Sonidos extra insertos, añadidos a la escena a modo de animación y un montaje, en líneas generales, bastante caricaturesco hace que la serie sume frescura generando en la espectadora una sensación de ligereza que hace que los episodios vuelen una vez le has dado al play. La banda sonora es bonita, congeniando a la perfección con el tono de la serie. Lo único que le achacamos es que quizá, para la trama que desarrolla, es demasiado larga. El conjunto global se habría beneficiado enormemente de doce episodios en vez de los dieciséis que nos da.

Las escenas de acción están bien realizadas, y hay muchas más de las que cabría esperar en un drama con este corte. La puesta en escena es cuidada, el color de la fotografía acompaña continuamente creando nuevas capas de sensaciones narrativas que apoyan la historia. ‘My sweet mobster’ puede no estar en muchas listas, pero es, sin duda, uno de esos K-dramas que no deberías dejar pasar si te apetece algo dulce y bonito para alejarte del mundanal ruido al terminar tu jornada.

Tráiler de ‘My sweet mobster’

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