‘Luca’ y el fin de la inocencia (Enrico Casarosa, 2021)

La historia de ‘Luca’ se desarrolla en un hermoso pueblo al lado del mar en la Riviera Italiana. Es la del crecimiento de un niño que experimenta un verano inolvidable con helado, pasta e interminables viajes en scooter. Luca comparte estas aventuras con su nuevo mejor amigo, pero toda la diversión se ve amenazada por un gran secreto: es un monstruo marino de otro mundo ubicado justo debajo de la superficie del agua.

Ya podemos ver en Disney + sin costes adicionales ‘Luca’, la nueva película de Disney Pixar que, aunque no esté a la altura de ‘Soul’ (una obra maestra sobre el existencialismo), es una cinta con encanto, en cuya sinopsis está su universal esencia: el paso de la niñez a la adolescencia, el cambio que se experimenta, las amistades, las ganas de obtener la aceptación ajena y el asombro constante por todo lo que te rodea (el fin de la inocencia de alguna forma siempre duele).

Su director, Enrico Casarosa (en cuyo cortometraje ‘La Luna’ apreciamos el estilo y la personal cosmovisión que en ‘Luca’ desarrolla, y donde el mar y las estrellas son capitales), ha querido rendir homenaje al cine de Hayao Miyazaki, al Studio Ghibli o al mismo Disney (‘Ponyo en el acantilado’, ‘La Sirenita’, ‘Buscando a Nemo’) y ha mirado al cine italiano, en particular, el de su amado Federico Fellini; asimismo nombres como Luchino Visconti y su obra ‘La tierra tiembla’ son muy importantes en cuanto a las referencias. Por medio de la metáfora marina, la película aboga por exterminar el miedo a ser distinto y atreverse a mostrar tu verdadero yo, sin tener en cuenta lo que los demás piensen de ti. Tener el valor suficiente para andar tu propio camino sin dejarte condicionar por el resto, para así poder disfrutar de plena libertad. ‘Monstruos, S.A.’ o ‘Ratatouille’, por poner un par de ejemplos, también tienen este bonito mensaje.

El miedo a lo desconocido y la peligrosidad de los humanos ya están en las antes mentadas (‘La Sirenita’ y ‘Buscando a Nemo’), películas en las que la construcción del lugar marino es mucho más interesante y rico que en ‘Luca’, que prefiere enfocarse en lo terrestre, en el pueblo pesquero italiano (llamada Portorosso, guiño a la película de Miyazaki) y sus costumbres (quizá la descompensación espacial es intencionada). Música, paisajes, clima, gastronomía, el símbolo de libertad de la Vespa, tan ansiada por los dos amigos.

En este sentido, la ambientación de este pintoresco pueblo de pescadores de la Riviera italiana de los años 50 está muy lograda, está al servicio de una trama lineal, sencilla (que no simple) y perfecta para el público infantil. La aventura es el ingrediente fundamental y el motor por el que la narración avanza con un ritmo que no decae nunca, con momentos maravillosos tanto de comedia como de drama, y secuencias surrealistas fruto de la vívida imaginación del protagonista, un fabulador nato, corazón de esta encantadora fábula. El territorio de los sueños, hechos realidad, se emparenta con ‘Fellini, ocho y medio’, una de las grandes películas de su querido director italiano.

Algunos personajes dejan huella. Quitando los tres protagonistas (Giulia, mi favorita), destaca el padre de esta niña (el cazador de monstruos) y el tío demente de Luca, un rape con la voz de Sacha Baron Cohen que casi no sale en pantalla. Como todo lo ideado por Pixar, el trabajo de diseño, iluminación y fotografía son excepcionales. Colorida, divertida, llena de detalles a descubrir (aparecen pósteres de ‘Vacaciones en Roma’ o ‘La Strada’ de Fellini), alejada de la solemnidad de otros filmes de la compañía, con un tono ligero y familiar y un mensaje hermoso y necesario. Una cinta perfecta para una larga tarde de verano.