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‘Llenar el vacío’ (Rama Burshtein, 2012)

Llenar el vacío (Rama Burshtein, 2012))

La pasada semana se presentó en España, dentro del ciclo de Cine Judío de Barcelona que también acoge la Filmoteca Española de Madrid, la opera prima de la directora israelí Rama Burshtein, Llenar el vacío (Lemale et ha'halal, 2012), cuyo estreno comercial será en el mes de julio.

Llenar el vacío es una pequeña película rodada dentro de la comunidad judía ultraortodoxa de Tel Aviv a la que pertenece Rama Burshtein. Su protagonista es Shira, una joven judía ultraortodoxa de dieciocho años que está preparando con ilusión una futura boda con un hombre de su misma edad y condición. Todo cambia con el fallecimiento de su hermana mayor Ruth al dar a luz a su primer hijo, lo que desencadena un dilema para la familia de la protagonista y para la propia Shira.

El retrato de los valores ultraordoxos hace que Llenar el vacío sea una película que no deja indiferente, tanto por la realidad que plantea como por el dilema personal en torno al que gira la trama de la película.

Dilemas, amor, sacrificio

En una lectura superficial de Llenar el vacío nos encontramos con un film de corte melodramático, que plantea una historia de dilemas y sacrificios. En ella nos enfrentamos a un entorno que, pese a ser muy cercano, resulta casi marciano para el mundo occidental: la comunidad judía ultraortodoxa, un espacio donde la religión y la tradición presiden todos los momentos de la vida de sus individuos y donde el orden social y familiar está establecido férreamente en una pirámide: Dios, Comunidad, Familia y Hombre.

Desde la mirada de un espectador que no pertenezca a esta comunidad, la sensación que se experimenta es de un cierto encierro y opresión, algo a lo que contribuye una realización basada en primeros planos de los protagonistas y escenas de interiores que se rompen en algunas ocasiones para mostrar que la comunidad judía ultraordoxa vive también de puertas hacia afuera.

Sin embargo, más allá de la primera lectura de la película y de la recreación del mundo judío ultraortodoxo, Llenar el Vacío es una película que orbita en torno al amor y las opciones que se presentan con él. Así, el amor es un sentimiento que impregna la vida de sus personajes, pero un amor entendido como compromiso y construcción. Es evidente, tras ver la película, que la visión ultraortodoxa de este tema difiere de la occidental: el amor es algo que se construye con el matrimonio y, a veces, como plantea la película, con el sacrificio llegan los sentimientos verdaderos. Así lo afirmó la propia directora en un coloquio tras la proyección en la Filmoteca Española.

Juega un papel importante también la música, que impregna la película de las emociones y sentimientos de los personajes y permite transmitir la importancia de este arte en la comunidad judía. Rama Burshtein sitúa la historia de Shira en varios momentos de celebración religiosa, donde los hombres entonan cantos tradicionales y religiosos para expresar alegría, religiosidad o tristeza. La prohibición de que las mujeres canten ante extraños (en este caso, los propios espectadores) es sorteada de manera delicada y lírica por la directora, dando a su protagonista la oportunidad de expresar esta comunicación de sentimientos a través del instrumento que toca, el acordeón, aportando una mayor sutileza al film.

Pese a lo que pudiera pensarse a priori, Llenar el vacío es una historia que está abierta a interpretaciones según el tipo de espectador y el punto de vista que le conceda. Hay quien podría ver en ella una defensa de la religión judía ultraortodoxa, pero también es posible comtemplarla como una aproximación al papel de la mujer en esta comunidad y su poder en la toma de decisiones. Para la directora del filme, Rama Burshtein, su película es una historia sobre el amor y las opciones que éste presenta. Sea lo que sea, una película interesante.

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