Se dice muy poco lo refrescante y divertida que fue ‘Jumanji: Bienvenidos a la jungla’. No solo supo actualizar su premisa a los tiempos modernos, sino que nos entregó unos personajes que redescubrieron el valor de la amistad y aprendieron a creer en ellos mismos. Sí, la película de 1995 siempre evocará un aroma añejo perteneciente a nuestra infancia, aunque sus sucesoras pueden llegar a alcanzar la misma cima que conquistó Robin Williams con su juego de Jumanji. El éxito incuestionable en taquilla obtenido por el producto de 2017 avala y explica que tengamos una secuela dos años más tarde, la cuestión es: ¿hay corazón detrás de ella o su existencia obedece al símbolo del dólar? Un poco de ambas.
Para titularse “El siguiente nivel” no se producen cambios novedosos, apuesta por un corte más conservador y se ramifica en una exploración de su universo más limitada. Si me permiten el símil, les diré que esta segunda parte es como esos videojuegos que se alargan innecesariamentepara durar más horas. No nos hacen pasar por un suplicio, el juego nos gusta y seguimos disfrutando de esas partes de relleno, pero tampoco las echaríamos en falta. Es una transición -necesaria o no- que desemboca en el verdadero producto que quieren ofrecer. El guionista desea acabar en un punto concreto y escribe un camino recto que ignora cualquier desvío en aras de reservar todas las sorpresas para el futuro. Para que se hagan una idea es el mismo caso que ‘Jurassic World: El reino caído’.
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No me malinterpreten, esto no amarga toda la experiencia; es sabido que el capítulo del medio siempre es el más sufridor por tener que prepararlo todo, es una ley no escrita. Con ligeros cambios traen las mismas reglas que en la anterior, otra misión que resolver y nuevas situaciones que dan pie a una retahíla de escenas de acción con persecuciones y peleas. Su mayor acierto son las incorporaciones de Danny DeVito y Danny Glover, de ellos proviene el soplo de aire fresco. Se aprovecha al máximo tener a sus personajes ancianos dentro del cuerpo de sus avatares. La comedia sobresale y mejora a la anterior película fruto de la dinámica y cambio de roles entre sus personajes. En ningún momento resulta cargante por reiterativa que pueda parecer. Con suma facilidad me arrebataban una carcajada o una sonrisa en numerosas ocasiones.
Tampoco se olvidan de introducir algunos mensajes que se van desarrollando durante el metraje. En esta ocasión, toda órbita alrededor de envejecer, las relaciones pasadas y las inseguridades. Por los vaivenes de la vida se pierde el contacto con la gente que importa y se olvidaaparcar el orgullo aun sabiendo que podemos estar equivocados. Sentir vulnerabilidad y fragilidad no es un signo de flaqueza humana, sino un hecho que nos imponemos al no confiar en nosotros mismos. No podemos exigirle a una película familiar que sea contundente en su discurso, pero sí da espacio para la reflexión individual.
Todos los personajes consiguen ser entrañables y tienen su momento para lucirse. Mérito del reparto principal. Han debido disfrutar como enanos durante el rodaje y esa sensación se traslada a cada escena. Dwayne Johnson, Karen Gillan, Kevin Hart y Jack Black se esfuerzan por replicar los gestos, acentos, expresiones y forma de hablar de los actores juveniles. Se transforman durante la película y lo hacen con una desenvoltura pasmosa y jocosa. Awkwafina suma como aliada, aunque es doloroso encontrarse un villano tan poco trabajado, sobre todo cuando está Rory McCann detrás.
Puede que la sensación de regresar a la jungla sea familiar, pero los tambores de Jumanji siguen siendo sinónimo de diversión garantida. Eso sí, para la próxima tocará dar un paso más ambicioso.
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