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‘John Wick (Otro día para matar)’ (Chad Stahelski, David Leitch , 2014) | A buenas horas

En Nueva York, John Wick, un asesino a sueldo retirado, vuelve otra vez a la acción para vengarse de los gángsters que le quitaron todo.

Llegar a ser alguien es un camino que muchas veces se torna complejo. Aquellas y aquellos que se hacen a sí mismos saben perfectamente que tras un tropiezo hay que levantarse y que muchas de las acciones que realizamos en el día a día forman parte de ese juego donde el llamado «karma» parece recoger lo que se siembra. John Wick se ha hecho a sí mismo, y ya no hablo tanto del personajes como si lo hago de una saga que ha embelesado a creyentes y ateos de las posibilidades de un personaje de acción al que da vida Keanu Reeves.

La venerada venganza cinematográfica

John Wick es venganza, y eso en el mundo del cine conlleva que tengamos ya de por sí una historia que va a gustar. Si bien Liam Neeson y su saga ‘Venganza’ son las películas que se nos vienen a la cabeza al hablar de esto, otras como ‘Old Boy’, ‘Un plan brillante’ o incluso la inolvidable sed de la misma de Iñigo Montoya en ‘La princesa prometida’ también son una muestra de que el hecho de querer hacer pagar a alguien algo, atrae cinematográficamente.

Sin embargo John Wick, a pesar de estar movido por dicho instinto vengativo y querer poner las cosas en su sitio, nos muestra algo más. La creación de un personaje letal hasta la saciedad; hasta el hecho de que propios enemigos absolutamente terribles para cualquier mortal que les haya tosido más alto de la cuenta le tengan miedo. Y una de las mayores fortalezas que encuentras en la película es que te explican tan poco de John Wick, que la leyenda crece aún más.

La leyenda

Obviamente Keanu Reeves es el grandísimo culpable de que John Wick sea lo que es a día de hoy. Su interpretación es tan brutal como sus aptitudes para asesinar a cuantos se pongan por delante suya, y llena al personaje de un sentimiento de dolor interno y de elegante semblante. A día de hoy no te imagina a John Wick sin la barba de Keanu Reeves detrás, y eso es algo tan adherido ya a nuestra conciencia que el personaje se une al actor como Venom a Eddie Brock. En esta primera entrega, bien acompañado tanto en cartel como interpretativamente por un Michael Nyqvist que me ha impresionado gratamente, y un largo etcétera de gente que quizás quitándose la carga de los hombros de la poca relevancia que parecía iba a tener la película, hicieron una interpretación estupenda, Alfie AllenWillem DafoeDean WintersAdrianne Palicki

A todo ello hay que unir otro de los grandes puntos fuertes que encuentras en ‘John Wick’: la fotografía. Esa imagen en interiores y exteriores unidos a la paleta cromática que mantiene la película durante todo el metraje hacen que la atmósfera en la que nos sumerge sea diferente a la natural, pero que sume al thriller un aspecto diferente a lo normal. La vuelve aún más dinámica si cabe, y otorga un gusto extra a las acrobacias donde la acción es quien manda que, por cierto, son de aplaudir.

Olé

John Wick es la primera piedra. Alrededor del personaje se ha creado la magia que ha envuelto a la saga en lo que es a día de hoy, y ha dejado a Keanu Reeves en un peldaño mucho más cercano del olimpo cinematográfico que en el que ya se encontraba. Sin duda, que eligiese ser el protagonista fue todo un acierto para él, pero para el resto de humanos que disfrutamos de la cinta, también fue una suerte que el actor libanense se decidiese por ponerse un traje y salir a buscar su venganza.

Tráiler

¿Pasa el corte?
Overall
3.6
  • Originalidad
  • Montaje y edición
  • Música
  • Guion
  • Fotografía
  • Interpretaciones

Lo mejor

  • Las escenas de acción
  • El humor casi desapercibido pero perenne
  • Los perros son una preciosad
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